Por Yenny Cáceres Noviembre 14, 2009

Ronald Kay (1941):

Como asesor de la muestra El espacio insumiso. Letra e imagen en el Chile de los 70, el nombre de este poeta y teórico vuelve a aparecer desde las sombras. En medio de una Trienal de Chile que no fue pensada con fines pedagógicos ni con vocación masiva, he aquí un montaje pensado para seducir al público. Acá uno puede ver en vitrinas los primeros catálogos de Dittborn y Leppe o de la mítica revista Manuscritos, que tuvo un único número en 1975, en el que colaboraron nombres como Nicanor Parra, Raúl Zurita, Catalina Parra y el mismo Kay. Pero también se pueden ojear fotocopias de estos catálogos, sentarse en unas mesas con un atractivo diseño y escuchar una conversación entre Justo Pastor Mellado y Kay.

Hasta el 15 de noviembre en el Centro Cultural Palacio La Moneda.

Bernardo Oyarzún (1963):

Territorio Mapuche

En la irregular muestra El terremoto de Chile, Oyarzún presenta Mecánica de suelos, una serie de objetos artesanales dispuestos sobre una mesa de luz. La propuesta funciona pese a que las obras parecen estar arrojadas en el MAC sin ninguna guía para el espectador no iniciado. En cambio su Territorio Mapuche. (Lección de geografía), un gran pizarrón que instaló en el Mavi, donde escribió los nombres de localidades de origen mapuche, está mejor contextualizado, ya que se presenta junto a Aiwin. La imagen de la sombra. Resultado de unos talleres de fotografía en comunidades indígenas, este proyecto se realizó con seriedad: por algo es la única muestra de esta trienal con un catálogo a la venta.

Hasta el 29 de noviembre en el Mavi y hasta el 6 de diciembre en el MAC Quinta Normal.

Alicia Villarreal (1957):

Mapas

En medio de mapas, paisajistas ya casi olvidados como Antonio Smith y dibujos de viajeros europeos, la obra Grabar el territorio, de Alicia Villarreal, funciona como un poderoso correlato de la exposición Territorios de Estado, paisaje y cartografía. Chile en el siglo XIX. La artista dispuso varias hileras de bancos de colegio de madera antiguos, en que cada cubierta es un pedazo del mapa de Chile. Encontramos desde Porvenir hasta un pueblito como Yungay, en una obra que busca demostrar que "el mapa de Estado no es el señalamiento de los accidentes geográficos sino la figura condensadora de una territorialidad social". Una buena síntesis de cómo el paisaje ha construido, desde siempre, la imagen de Chile.

Hasta el 6 de diciembre en el Museo de Bellas Artes.

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