Por Pablo Illanes Octubre 17, 2009

Ignoro totalmente la razón, pero en sólo tres capítulos esta serie me ha conquistado de una manera a ratos cómplice y otras culpable. Es ácida en la medida justa, sin copiar los clichés de Gossip girl y el subgénero de niños-bien-portándose-mal que también huelen a añejo en el remake de Beverly Hills, 90210. Glee es, ante todo, una serie impredecible sobre una situación antes vista hasta el hartazgo: un profesor buena onda debe sacar adelante a un grupo de rechazados sociales en un colegio gringo clasista y patético. Es cierto que la premisa suena aterradora, pero a veces hay que confiar, en especial si detrás de todo esto se encuentra Ryan Murphy, uno de los creadores de Nip/Tuck y real maestro de la inmoralidad, sabio en dejar a la gente con la boca abierta (si no me creen, recuerden el capítulo del accidente aéreo precisamente en Nip/Tuck).

Además de los méritos de su autor, Glee tiene canciones, ya que el montón de losers en cuestión tiene como pasatiempo un grupo de música. Suerte de versión corrosiva de High School Musical, sin Zac Efron y con un grupo de desconocidos, con el transcurso de los capítulos Glee podría convertirse en una nueva adicción. Espero que no.

*Escritor y guionista de Dónde está Elisa?

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