Por Gonzalo Maier Agosto 5, 2009

El secreto es éste: Kendra Wilkinson también es encantadora cuando está vestida. Kendra, el reality de una de las más famosas conejitas de Playboy, tiene todos los ingredientes para triunfar: kilos de vida real, una excéntrica protagonista, una cámara fustigadora que no suelta a su presa y, eventualmente, chicas bailando desnudas. También litros y litros de tintura para el pelo.

En capítulos de media hora, Kendra se dedica a ser sencillamente Kendra: eructa tranquilamente frente a la cámara, a los conservadores padres de su novio les regala una revista con su foto desnuda en la portada, instala una de esas barras para hacer striptease en su casa y exige casarse de blanco. De paso, se muestra extremadamente torpe, amachotada y hace lo que mejor sabe hacer: derribar estereotipos. También se ríe fuerte. Desagradablemente fuerte.

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