Por Andrea Lagos A. // Foto: Lorena Palavecino. Julio 21, 2017

El autor: Miguel Lafferte (1981)  

Antropólogo de la Universidad de Chile. Monte Maravilla (Literatura Random House) es su segunda novela. La primera fue Máquinas de escribir de editorial LOM (2012).

—¿Quién es Pablo Alfaro, el protagonista de la novela?

—Es un abogado de medio pelo que trabaja en un bufete del centro. No es experto en derechos humanos, ni hijo, ni familiar, ni amigo de ningún sobreviviente de la dictadura. No tiene un interés particular, nada que ganar o perder. Tanto la novela Monte Maravilla como Alfaro están hundidos en el presente, ajenos a tragedias y a épicas de épocas pasadas.

— Existe humor al describir a Alfaro, a su jefe y a sus colegas como unos burócratas del tipo “Hermosilla y Quintanilla”. ¿No domina el drama en este libro?

—Me cuesta imaginar el espacio de trabajo del estudio Mate & Lancaster sin las pequeñas intrigas y mezquindades que conocemos. Los gajes oficinescos tienen algo de familiar, de tranquilizador. Si llegáramos a una oficina donde todo el mundo es totalmente sensato y  amable, nos daría miedo.

El humor cumple un rol en la novela respecto al tema de la dictadura. Nunca la concebí sin esa oficina y, por lo tanto, sin ese elemento un poco patético y cómico. Es una forma de hacer tragable el presente, para ahí aproximarse al pasado.

—El protagonista se cuelga del pasado con su investigación en un estudio de abogados que defienden a victimarios...

—Alfaro está en el lugar menos indicado para emprender una búsqueda, en una oficina que tiene a su cargo la defensa de dos ex uniformados acusados de violaciones a los derechos humanos.

La obsesión por saber qué ocurrió se inició de manera involuntaria, cuando un sujeto irrumpió en las casas de los dos ex uniformados defendidos por este bufete, dejando como rastros, amenazas y acusaciones como : “Tú me detuviste” o “tú me trasladaste”.

—¿Cómo fue el trabajo de documentación para escribir Monte Maravilla?

—La novela se sirve de la información histórica, pero en muchos casos alteré los hechos. Me valgo de todos los recursos que puedo para darle credibilidad a la narración y alcanzar el tono periodístico de crónica o de investigación. Lo mismo con el registro jurídico.

Básicamente, leí media docena de libros sobre Colonia Dignidad, encontrados en bibliotecas y tiendas de libros usados

Para alguien interesado en la historia o en hechos verídicos puede resultar descuidado, pero creo que no lo es (totalmente) para un novelista.

—¿Por qué escribir sobre Colonia Dignidad?

— Colonia Dignidad tiene su propio magnetismo y un morbo muy poderoso a su alrededor. No es necesario agregar tanto: como quiera que se escriban, las teorías conspirativas se sugieren solas. Traté de darle una vuelta, explorarlo desde otros puntos de vista.

—¿Es Monte Maravilla una novela detectivesca?

—Sí. Existe un caso, en primer plano. Tiene antecedentes y no está resuelto. Tiene todas las características de un crimen cometido durante una dictadura (con vacíos, agujeros, etc.). El lector puede jugar con él, revolver los fragmentos, ver en qué lugares calzan las piezas.

—El retrato que haces de Paul Schäfer es diferente al que se conoce...

-Lo que busqué fueron espacios vacíos para crear. De Schäfer leí lo principal publicado. Me valí también de libros no conocidos, esos de editoriales chicas. Aquí lo muestro como un charlatán de feria, como un pilluelo, un vendehúmos. Al parecer en Alemania, antes de llegar a Chile, él era así. Buscaba cómo sobrevivir de una manera para nada glamorosa. No era el jerarca o el “tío  permanente” carismático. Esa es sólo una cara de Paul Schäfer.

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