Por Yenny Cáceres Mayo 28, 2015

© Marcelo Segura

Sobre la segunda etapa del GAM: "Estoy convencido de que tenemos que ponernos a trabajar desde ya para crear esa audiencia.  Lo que no podemos hacer es crear una infraestructura, pero que no tengamos el público necesario para llenar la sala".

Ernesto Ottone siempre fue un férreo defensor del proyecto original de VM20. Desde su cargo de director del Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile, el gestor cultural impulsó esta iniciativa, que permitirá que la Orquesta Sinfónica y el Ballet Nacional tengan una sede propia. Pero, en el camino, se topó con un obstáculo. El proyecto VM20 implicaba la demolición de la antigua sede de la Facultad de Química de la Universidad de Chile, y en los últimos meses varias voces, incluido el presidente del Colegio de Arquitectos, se alzaron contra la idea.

Pero este martes, Ottone, ya desde su cargo de ministro de Cultura, en conjunto con el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, anunció que VM20 mantendrá la fachada original de la antigua Facultad de Química.

-¿Le doblaron la mano o cambió de idea?
-No. Eso no ha cambiado. Ese edificio sigue sin estar resguardado. Lo que sí ha sucedido en los últimos tres meses, antes que yo asumiera este cargo, es que en muchas reuniones con el rector y con el equipo de arquitectos, se estaba viendo la posibilidad de incorporar la fachada.

Ottone responde a pocas horas de este anuncio salomónico, desde su oficina en el Consejo de la Cultura, en Ahumada con Alameda. Tiene muy claro que ahora su rol cambió: “Cuando uno está desde este lado, uno puede servir de bisagra entre el proyecto de desarrollo de la Universidad de Chile y el reclamo de agrupaciones que están por la conservación del patrimonio. Ése es el rol de los ministros de Estado también, generar los diálogos necesarios para destrabar temas que son de interés público”.

Ottone, el gestor cultural que se hizo conocido por su labor en Matucana 100, donde incluso convenció a la familia Luksic para que apoyara a este centro cultural, ahora habla como un político. Desde el 11 de mayo, y después del último cambio de gabinete de la presidenta Bachelet, está a la cabeza del Consejo de la Cultura. Su nombre generó una aprobación transversal, tras las críticas a la gestión de la anterior ministra, Claudia Barattini.

-¿Cómo va a ordenar la casa dentro del consejo? La Contraloría ha estado investigando diversas irregularidades, como la asignación de recursos directos.
-Esta semana debería evacuarse el informe de la Contraloría con respecto al programa de verano que se efectuó desde esta cartera, por lo tanto, no puedo hablar de algo que no conozco, porque no me ha llegado el informe de la Contraloría. Lo segundo, es que dentro del consejo hay una sección de auditoría interna, en la cual ya reenfocamos un poco las auditorías que se van a hacer este año y, además, yo solicité a los dos días de haber llegado una auditoría externa en algunos programas que quiero tener la seguridad de que se están ejecutando de manera idónea, correcta y oportuna.

-De la administración anterior de Claudia Barattini, también se criticó la presencia de muchos asesores con sueldos millonarios. ¿Va a cambiar eso?
-Efectivamente, les acepté la renuncia a los asesores más cercanos a la ministra, pero eso tiene que ver con una lógica normal, y lo segundo es que puse techos de sueldo a todos los honorarios que hacen asesorías desde el gabinete, como en otras reparticiones del consejo.

Ottone ya tiene listos los nombres de su equipo de trabajo más cercano. Sin duda el nombre más llamativo es el de Nivia Palma, ex jefa del Fondart, como asesora legislativa.

-¿Por qué se ha demorado tanto el proyecto del Ministerio de Cultura?
-Eso habría que preguntárselo a la autoridad saliente. No es un proyecto de ley, es una indicación sustitutiva a un proyecto que está hoy en día en el Congreso, que se ingresó en la época de Luciano Cruz-Coke. Lo que yo tengo claro es que efectivamente se llevó a cabo una consulta a los pueblos originarios, que fue más largo el proceso y que hoy día lo que se está haciendo, porque se licitó, es una sistematización de los resultados. El eje que ahora nosotros decidimos darle es un proyecto que sea integrador de las instituciones. O sea, acá no es armar un puzzle donde hay que hacer encajar las partes. Este proyecto tiene que nacer a partir de todo el know how acumulado de instituciones tan antiguas como la Dibam, tan nuevas como el Consejo, y tan complejas como el Consejo de Monumentos.

-¿Va a revisar lo que ya se había presentado?
-Estamos metidos de lleno en eso, por eso me traigo a alguien que ha seguido la discusión, Nivia Palma. Estamos haciendo estudios comparativos entre la ley que ingresó al Congreso, y las propuestas de las anteriores administraciones.

-¿Es cierto que había un retraso total del proyecto?
-Hay un retraso con respecto a que cualquier proyecto que ingresa al Congreso tiene que tener el visto bueno de Segpres y de Dipres. Esos dos vistos buenos no estaban dados, eso es una realidad. Para poder entregar al Congreso un trabajo pre- legislativo, tiene que estar consensuado desde el gobierno, de lo contrario no tienen ningún sentido hacerlo.

DEL GAM AL CANAL CULTURAL
-La presidenta, en el discurso del 21 de mayo, ratificó la construcción de la segunda etapa del GAM.

-Hoy día tengo mi primera reunión de directorio en el GAM, más que eso no te puedo informar. Sé que está dentro de las prioridades.

-Antes, como gestor, había manifestado sus dudas de que Santiago necesitara una sala con capacidad para dos mil espectadores, como lo contempla esta segunda etapa.
-Yo revisé esa entrevista, y claramente lo que yo planteaba ahí, y lo planteé en una columna también, es que para poder llegar a una sala de esa capacidad en Santiago, o en cualquier ciudad de Chile, nosotros tenemos que hacer un trabajo previo de creación de hábitos culturales.

-Ahora, como ministro, ¿le sigue pareciendo excesiva una sala para dos mil espectadores?
-Hoy día estoy convencido de que tenemos que ponernos a trabajar desde ya para crear esa audiencia. Y ese trabajo es el que estoy pidiendo a los distintos departamentos, de fomentar la participación de la ciudadanía. Lo que no podemos hacer es crear una infraestructura, pero que no tengamos el público necesario para llenar la sala.

-Otro de los anuncios más comentados fue el canal cultural. ¿En qué modelo se está pensando?
-Hay muchos modelos. Yo he comentado que actualmente tenemos una funcionaria del consejo que actualmente está haciendo una pasantía en la BBC, específicamente en el Canal 4, que es el canal cultural, por lo tanto, ella va a llegar en dos semanas, y nos trae todos los insumos necesarios para conocer ese modelo. He tenido reuniones con la ministra de Cultura de Argentina, hemos hablado con Brasil, con Colombia y con México, con el propósito de conocer los modelos que ellos han creado en sus países con una mirada más local hacia la región, que puede servir de modelo.

-Pero, ¿está consciente que genera mucha desconfianza lo que pueda resultar de este canal?
-El resultado tiene que ser el mejor posible. El concepto que la presidenta nos ha pedido es que sea un canal público, gratuito y sin publicidad. Lo segundo tiene que ver con que, al anunciarlo desde Cultura, le pone un hincapié muy fuerte, al empoderar a este futuro ministerio, de poder establecer cuáles serían los contenidos que debería tener. Esto no se hace solo. Hay una mesa de trabajo que empieza a juntarse la semana próxima, con TVN, con el Consejo Nacional de Televisión, con la Segegob, con Educación y con el Consejo Nacional de la Cultura. Hacienda nos está pidiendo en el plazo más breve ponerle cifra a cuánto saldría este proyecto.

-Se suele criticar la fondarización o burocratización de la cultura. A veces, más que la calidad del proyecto, para ganarse un fondo importa más la habilidad para llenar formularios. ¿Piensa cambiar eso?
-Ayer tuvimos una reunión para el futuro lanzamiento del Fondart, se han introducido bastantes cambios. Los fondos, cada día más, deberían ser enfocados al arte emergente: dar posibilidades a gente que no ha ingresado en los circuitos, para desarrollar los primeros proyectos.

-Tampoco hay un seguimiento de los fondos respecto a la calidad de los proyectos  que se entregan y su difusión.
-Es un tema que me interesa mucho y ayer yo preguntaba por qué el departamento de estudios no ha puesto hincapié en eso. Una cosa es el impacto en el papel y lo otro es cómo toda esa creación que ha sido financiada con fondos del Estado logra permear el objetivo que tiene, que es que sea accesible, oportuna, todo lo cual redunda en la calidad. Son proyectos financiados por los impuestos de todos, por lo que es importante que puedan llegar a una audiencia. Por lo tanto, a partir del presupuesto del  2016 se refuerza todo lo que tenga que ver con el tema de estudio en base a resultados.

EJECUTAR PENSANDO
-Se han invertido muchos recursos en distintas políticas de fomento de la lectura: desde el Maletín Literario hasta el Lee Chile Lee. Ahora se anunció una nueva política del libro, con una inversión de 16 mil millones de pesos. Existe la sensación de un despilfarro de recursos, y que el impacto de estas estrategias ha sido mínimo. ¿Cuál es su diagnóstico?
-No, yo creo que el Estado ha hecho un esfuerzo. Podemos hablar de si los instrumentos son los que a uno le gustan más o menos, eso es discutible.

-Pero, ¿considera que han tenido un impacto? ¿Hay estudios que lo respalden?
-Hay estudios que se han hecho, sin embargo, nuevamente, uno de los ejes que pone  este nuevo plan lector es en torno a los estudios. Hoy en día no podemos seguir dando palos de ciego, sino más bien tenemos que sistematizar toda la información previa. La gran diferencia es que hoy en día tenemos una política del libro. Existe una visión global donde participan desde el mundo editorial hasta los bibliotecarios, donde cada uno de los intervinientes en esta cadena puede participar. Y eso tiene objetivos superclaros. El 2020 tenemos que aumentar un 10,6% las tasas de lectoría. Nos pusimos metas. Cosas que antiguamente no había.

-¿Va a impulsar la eliminación al IVA de los libros?
-Todo el mundo sabe que en el programa no está como tema de debate. A mí me gustaría de todas maneras crear una mesa para abordar este tema intersectorialmente, para tener un documento que nos diga cuáles son los pros y los contras,  que es lo que le quiero proponer a Hacienda.

-El consejo en los últimos años se ha vuelto un espacio de administración del aparataje cultural, pero ha faltado la definición de una política cultural. ¿Se ha propuesto tener una política cultural a largo plazo?
-Crear un ministerio implica eso. Crear un ministerio implica que uno también tenga una forma de entender la cultura, y cómo nosotros ingresamos como tema primordial en el desarrollo del país. Y, efectivamente, tiene que existir una visión política, pero mi visión política personal no es la que va a prevalecer. Va a prevalecer la idea que tenga la presidenta. Nosotros lo que hacemos es dar los insumos necesarios, pero es importante entender que acá, en mi rol de ministro, yo no llego como un experto técnico, sino como un político. Y eso lo tengo superclaro, aunque nunca había incursionado en política activa, hoy mi cargo es un rol político.

-Por lo mismo, ¿cuál quiere que sea el sello de su gestión?
-El sello tiene que ver con un compromiso que adquirimos con la presidenta de tratar de sacar todo el programa que ella comprometió al país.

-O sea, ¿viene a ejecutar más que a pensar políticas culturales?
-No, lo que yo vengo a hacer es a ejecutar pensando. Son ambas cosas. Lo importante es cómo hacemos cosas de calidad. Cómo los espacios  que se entregan a la ciudadanía se conviertan en espacios de reflexión, de conocimiento,  de diálogo. Y en eso, una política es fundamental, de lo contrario son espacios vacíos, sin alma.

-¿Dónde va a estar el foco, en la creación o en el acceso?
-Los dos son fundamentales. Cuando estamos hablando de un Ministerio de las Culturas, de las Artes y los Patrimonios, estamos hablando desde la creación; desde la cultura, que es investigación, conocimiento, y desde el patrimonio, que es rescate de nuestra historia. Ahí está incluido todo.

-¿Por qué habla de “Patrimonios”? ¿Se va a cambiar el nombre del futuro ministerio?
-Yo lo voy a meter al debate. Yo me pregunto, ¿hay un solo patrimonio en Chile o hay distintos patrimonios? Es una reflexión que yo abro hoy. Si estamos hablando del multiculturalismo y la multidisciplinariedad, yo necesito abrir ese debate también.

-¿Y cómo entiende el acceso a la cultura?
-Tiene que ver con cómo nuestros hijos pueden empezar a entender y disfrutar todo el espectro de la cultura. Yo tuve la oportunidad de vivir en Europa, mi hijo que ahora tiene 15 y vive en Alemania, tiene acceso diariamente a todos los bienes y servicios culturales. Tiene biblioteca en la esquina, tiene centros culturales allí, tiene museos allá, y él utiliza toda esa infraestructura, que es pública o privada, al servicio de lo público, de manera que no hay que mandarlo al museo, le nace ir al museo. Eso es lo que nosotros soñamos.

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