Por Rodrigo Miranda, desde Nueva York Febrero 19, 2015

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Luego de ser nominado al Oscar por “An Education”, Hornby escribió el guión de “Alma Salvaje”, protagonizada por Reese Witherspoon. “No me molesta adaptar al cine novelas ajenas. Al contrario. Me gustaría más ganar un Oscar que un Booker”, bromea el autor.

No parece escritor. No es sofisticado ni pretencioso, al contrario, es fanático del Arsenal, le gusta reírse con estruendo, la televisión y emborracharse, y no hace ningún esfuerzo en ocultar una creciente ponchera bajo unos jeans y una informal polera color salmón de día domingo. El escritor inglés Nick Hornby se presentó así a principios de este mes frente a sus fanáticos neoyorquinos en una librería de Manhattan. Ahí habló de su nueva novela Funny Girl, de la nostalgia por los años 60 y del desprecio que tiene la alta cultura por el humor.

Hornby arrancó bien. El autor de Alta fidelidad reconoció que todos los personajes de sus novelas “son obsesos”. Por la música, los vinilos, la eterna adolescencia, las drogas, las listas de cultura popular, el sexo o el amor. La protagonista de su última y séptima novela, Barbara (otro guiño a Barbra Streisand, además del título del libro), se suma a la lista. Está obsesionada y ambiciona ser como Lucille Ball, la actriz cómica estadounidense célebre por su serie televisiva I Love Lucy. Ella puede recitar los gags y chistes de Lucy de la misma manera que Rob Fleming, de Alta fidelidad, sabía de memoria las canciones de los lados B de sus vinilos.

Cual cantante pop cautivando a las masas, Hornby leyó y comentó frente a los asistentes un capítulo de Funny Girl. Estamos en la Inglaterra de mediados de los años 60 y Barbara asiste a una audición para un piloto de una comedia de televisión que  será transmitida por la BBC. Se supone que narra las vivencias de un típico matrimonio contemporáneo, pero el guión no saca risas. El ánimo del productor y de los guionistas está por los suelos, hasta que llega Barbara y salpica con su gracia los diálogos. Obviamente tiene “ángel” y a los guionistas se les ocurre a última hora centrar la historia alrededor de su personaje,  y el programa cambia de nombre a Barbara (y Jim). Ella se convierte en “una especie de Seinfeld” británica, dice Hornby, que titubea al no saber cómo pronunciar el nombre de “la” sitcom estadounidense de los 90. La novela -que abarca cinco décadas, hasta 2014- es la historia de esa serie que se convierte en el mayor éxito de la BBC, el auge y caída del programa, sus actores, productores y guionistas.

En las antípodas de Barbara (y Jim), está Pipe Smoke, un aburrido programa de debate cultural, tan tedioso que Hornby ironiza que es “un intento de persuadir a los trabajadores de Gran Bretaña de que necesitan más horas de sueño”. Uno de los invitados al programa es Dennis, el productor de Barbara (y Jim). Lo convocan al narcótico espacio a defender su trabajo frente al estirado crítico de televisión Vernon Whitfield, cuyo principal reparo al espacio de humor es que es “demasiado exitoso”. En medio del debate, Dennis le pregunta: “¿Es que no te gusta la gente común?”. “Me encanta la gente común, pero individualmente”, replica Whitfield. Los fanáticos de Hornby, reunidos en el último piso de la librería Barnes & Noble de Union Square, ríen a carcajadas. “Es la gente común en masa la que me aflige. ¿A dónde vamos a parar? La BBC está llena de espectáculos de variedades y grupos de música pop que se ven y suenan como cavernícolas. ¿Cómo será dentro de 10 años? ¿Cincuenta? Se televisarán los chistes de baño”. Whitfield es un esnob, es verdad, pero Hornby lo defiende. “Algunas cosas que dice terminaron siendo ciertas. Hemos terminado viendo gente sentada en el baño en televisión”, sentencia.

Funny Girl es su primera novela en cinco años -principalmente porque ha estado ocupado escribiendo guiones para el cine- y una defensa de la televisión para las masas y, por extensión, del tipo de literatura de entretención que el propio Hornby escribe. “Creo que mi estilo se volvió menos literario después de convertirme en un best-seller. Hoy, paso muchas horas al día asegurándome de que mi prosa sea lo más simple posible”, confiesa, sin pudor, el escritor que nació en 1957 y se crió con la “caja idiota” encendida. El autor de Un gran chico y Cómo ser buenos recrea en su nuevo libro la Inglaterra de 1964, donde “todo el mundo veía televisión y sólo había dos canales para elegir. BBC1 y ITV, porque la señal cultural BBC2 nadie la veía”, y evoca con cierta melancolía una época marcada por “el primer disco de los Beatles, los avances tecnológicos, la revolución sexual y muchos jóvenes haciendo cosas inteligentes en música, teatro y televisión”.

En esa década la BBC experimentó con formatos novedosos y populares para acercarse a la audiencia joven sin bajar su estándar de calidad. Para escribir la historia, Hornby consultó libros sobre los años 60 y muchas horas de programas de televisión como Hasta que la muerte nos separe, espacio cómico de la BBC de la época que mostraba las luces y sombras de una arquetípica pareja de clase trabajadora. Fue todo un éxito, permaneció diez años en pantalla, acercó la audiencia masiva a la BBC y tuvo una versión en EE.UU., All in the family.

NACE UNA ESTRELLA
Si Alta fidelidad fue una novela de formación masculina, al resumir la vida del dueño de una tienda de discos de vinilo a través de listas, las mismas con las que se acostumbra a clasificar y filtrar el pop y el rock, Funny Girl es la respuesta o la versión femenina. Hornby se queja de que la Inglaterra de los 60, a diferencia de EE.UU., nunca tuvo una estrella de televisión como Lucille Ball y que “el humor en la pantalla chica quedó siempre en manos de hombres”, como los Monty Python. En Alta fidelidad fisgoneó en la psicología masculina y su relación con el rock para  mostrar la visión que tienen los hombres del mundo. Ahora es el turno de las mujeres y cómo fueron ganando espacios de poder desde los 60.

De hecho, la trama se inicia con Barbara luego de ganar un concurso de belleza en su pequeño pueblo. Al darse cuenta de la trampa letal que ese triunfo implica -que toda la vida la identifiquen con una corona en su cabellera rubia-, huye a Londres para perseguir su sueño de convertirse en actriz. Ahí consigue trabajo como vendedora en una gran tienda y detrás del mostrador es descubierta por un agente que detecta su potencial. Hornby cuenta que la idea del libro surgió cuando leyó una biografía de Lucille Ball y pensó en por qué no existió una comediante inglesa de esa magnitud: “El personaje de Barbara surgió inspirado precisamente en ese vacío cultural”.

Luego, Hornby hace calzar todas las piezas. Barbara, que con el éxito cambia de nombre a Sophie, trata de encontrarse con Lucille Ball mientras ella está grabando un especial de televisión llamado Lucy in London. Pero es un desafortunado y doloroso momento para la actriz estadounidense. Es obvio que el mejor minuto de su carrera ya ha pasado y que ha comenzado su decadencia como celebridad. La nueva Sophie, aun una estrella en ascenso, logra ahí avizorar su futuro que no parece nada alegre.

Funny Girl es la continuación de una particular saga de historias sobre mujeres que el autor inglés ha escrito para el cine en su oficio paralelo como guionista. Luego de ser nominado al Oscar por An Education, Hornby continuó con su hábil y compleja versión de Alma Salvaje (Wild), el best-seller autobiográfico de Cheryl Strayed sobre su recorrido de 1.800 km s. en una ruta de senderismo extremo para exorcizar fantasmas personales, protagonizada por Reese Witherspoon. También estuvo detrás del guión de Brooklyn, del cineasta John Crowley, basado en la novela de Colm Tóibín sobre el drama de una joven irlandesa que viaja a Nueva York en 1950 y debe decidir entre dos amantes, cada uno en un lado del Atlántico: un correcto y pelirrojo irlandés o un impetuoso ítaloamericano. La película se estrenó con entusiastas críticas en enero pasado en el festival de Sundance y es su última colaboración como guionista. “No me molesta adaptar al cine novelas ajenas. Al contrario. Me gustaría más ganar un Oscar que un Booker”, bromea Hornby.

En su primera colaboración para la televisión, pronto deberá meterse dentro de la mente de otra mujer. Hornby debutará en la BBC con la adaptación del libro Love, Nina, de Nina Stibbe, premiado en 2014 en el Reino Unido con el National Book Award en la categoría no ficción. Será una serie de cinco episodios sobre las memorias epistolares de Stibbe, quien, a través de cartas que envió a su hermana por cinco años, retrató la vida cultural londinense de los años 80 mientras trabajó como niñera para Mary-Kay Wilmers, editora de la revista literaria London Review of Books. Otra fémina más para su colección.

Funny Girl no gira sólo alrededor de una mujer ambiciosa que se gana su espacio en el mundo laboral. Casi tan importante como Barbara son los personajes de los dos guionistas de la serie, Bill y Tony, ambos gay, una dupla creativa destinada a separarse “inspirados en Lennon y McCartney”. Uno de ellos opta por el humor de calidad, tipo Monty Python, y el otro, por el lucrativo éxito de la risa popular y comercial. “El humor también forma parte de la literatura y la cultura”, finaliza Hornby, mientras un batallón de fanáticos desfila por la librería para mendigar una firma en sus lustrosos ejemplares de Funny Girl, nuevecitos de paquete. Aunque hay que reconocer que tres semanas antes la escritora y cineasta Miranda July convocaba en el mismo lugar una mayor cantidad de fans. No hay duda de que los neoyorquinos subrayan la frontera entre una sofisticada artista indie con una estética cuidadosamente cultivada, y la sencillez y la trivialidad de un escritor para las masas.

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