Por Antonio Díaz Oliva Enero 28, 2011

Hace unas semanas, el New York Times -en su suplemento de viajes- situó a Santiago como el destino número uno para visitar este 2011, superando a Milán y Londres. Para muchos, la principal razón de que se hubiese escogido a Santiago era claramente una: el aterrizaje de Lollapalooza, uno de los principales festivales de música a nivel mundial, en la capital chilena. Porque si bien hay otros factores (los mineros, el terremoto) que hicieron que Chile estuviese en la mira de la prensa mundial, todo parece indicar que el evento, que se realizará el 2 y 3 de abril en el Parque O'Higgins, reavivará ese interés. No sólo los medios musicales de siempre (Rolling Stone, Spin, Billboard), sino también diarios, como el New York Times o el Chicago Sun-Times han estado atentos a lo que se viene. Tanto así que, rápidamente, en internet se rebautizó el festival: la versión local de Lollapalooza pasó a llamarse Chilepalooza.

Lo cierto es que dentro de los 55 artistas que vendrán -nacionales e internacionales- destacan nombres como The Flaming Lips, The Killers o Fatboy Slim, quien estará en la carpa electrónica. Uno de los números fuertes será Kanye West, el rapero de Chicago que el año pasado lanzó "My Beautiful Dark Twisted Fantasy", elegido como uno de los discos del 2010. La gracia, en este caso, es que presentará un show que aún no ha mostrado en ninguna parte del mundo. Y lo hará antes que en Coachella, el otro gran festival que se hace en Estados Unidos.

Como es esperable, para conseguir la franquicia de un festival de esta magnitud hay una larga negociación, que en este caso se prolongó durante siete meses. Ya lo saben Maximiliano del Río (30) y Sebastián de la Barra (29), ambos ingenieros comerciales y los dos principales involucrados en traer un festival que, se espera, significará una inversión de 10 millones de dólares. Ellos son los dueños de Lotus Producciones, dedicada desde hace casi seis años a la realización de conciertos. El año pasado, eso sí, fue su despegue: en octubre organizaron Maquinaria, un festival masivo que reunió a bandas como Incubus, Pixies, Queens of the Stone Age y Linkin Park, congregando a casi 40 mil personas en el Club Hípico.

"Conocimos a Perry Farrell por un amigo en común, en abril del año pasado, en el festival de Coachella, en Los Ángeles", dice Maximiliano en la oficina de Lotus, enclavada en Bellavista, cuando se le pregunta por el líder de Jane's Addiction y creador de Lollapalooza. Farrell, junto a la agencia de artistas William Morris (una de las más importantes del mundo, que maneja la carrera de músicos como Lady Gaga) y C3, otra agencia, son los dueños de la marca. "Ellos ya estaban con las ganas de llevar Lollapalooza a otra parte y coincidimos". Así, fueron dos aspectos que se combinaron: por una parte, las ganas de Maximiliano y Sebastián de traer un festival grande. En el otro costado, Perry Farrell y las agencias William Morris y C3 buscaban exportar el festival fuera de Estados Unidos, como una forma de celebrar los 20 años que Lollapalooza cumple este 2011.

"Hemos estado trabajando con la agencia de viajes Carlson Wagonlit (una de las más importantes del mundo). El plan es traer turistas de Estados Unidos y España", dice Max del Río, uno de los organizadores, sobre la asistencia de público extranjero a Lollapalooza.

Otro factor que jugó a favor de las gestiones de Lotus Producciones fueron las características de la capital chilena. "Chicago es una ciudad que tiene muchas cosas similares a Santiago; principalmente la cantidad de gente que vive y en cómo están instalados los parques en la ciudad", dice Max. "Y Lollapalooza es, por excelencia, un festival superurbano. Por eso, en parte, ellos se interesaron en hacerlo acá. Y por eso se va a adaptar muy bien a Santiago".

Para el financiamiento, aseguran, se usará el mismo modelo que en Estados Unidos: algunos escenarios llevarán el nombre de importantes marcas que, además, tendrán la posibilidad de instalar stands dentro del circuito que habrá en el Parque O'Higgins.

Turismo musical

Un poco de historia: fue hace 20 años cuando la banda californiana Jane's Addiction -una de las insignes de inicios de los 90, junto a Red Hot Chili Peppers, Nirvana y Pearl Jam- decidía separarse. Perry Farrell -el inquieto líder- quería hacer algo importante para ese final. Ése fue el germen de Lollapalooza, un festival que desde 1991 hasta 1997 funcionó de manera itinerante (iba de ciudad en ciudad) y que sirvió para congregar a todas las bandas amparadas por MTV. El 2005, nació una nueva etapa para el festival: Lollapalooza se alió con Chicago para realizar el encuentro en el Grant Park, el parque central de la ciudad estadounidense.

"Que Lollapalooza esté en Chile tiene la misma o igual importancia que venga el Dakar", dice Felipe Arratia, periodista de radio Sonar, quien asistió a la versión 2008 de este festival. "Recuerdo su variedad musical y artística y que todas las tribus confluyeran felices en un ambiente de respeto. Son varios días en que todo gira en torno al festival. Muchas fiestas paralelas, actividades con músicos, prensa, invitados", dice Cote Hurtado, periodista y director de Rockaxis, una de las marcas que están asociadas a Lollapalooza en Chile y quienes, de hecho, han organizado un concurso para escoger a algunas de las bandas nacionales que podrán compartir escenario con los números anglosajones. Hurtado asistió a tres versiones de Lollapalooza en los años 90. Aparte de ver a bandas como Metallica y Nine Inch Nails, vio el activismo que caracteriza al festival: "Había organizaciones como Free Your Mind, Rock the Vote y Greenpeace. Pero más que nada en esos años las campañas fuertes eran para que los jóvenes se inscribieran para votar".

Chilepalooza

Hoy Lollapalooza es uno de los eventos musicales más importantes en el mundo. No es sólo un negocio que recauda 17 millones de dólares y congrega 260.000 personas (en Chile los productores esperan llevar 50 mil personas por día), sino también es un destino turístico ya consagrado; miles de personas viajan al festival desde variadas latitudes. Algo que en Chile los productores piensan replicar; el mismo día en que se confirme el line up se venderán paquetes de viaje en países como Perú, México y Argentina. "No sólo eso, hemos estado trabajando con la agencia de viajes Carlson Wagonlit (una de las más importantes en el mundo). El plan también es traer turistas de Estados Unidos y España", aclara Max del Río.

Para lograr todo eso tuvieron que sucederse una serie de reuniones a lo largo del 2010. Después del primer encuentro en Los Ángeles con Perry Farrell, en agosto los productores de Lotus viajaron al festival Lollapalooza, en Chicago, para seguir con las negociaciones. El cierre del trato coincidió con el festival Maquinaria, en octubre, al cual Perry Farrell asistió como DJ en una de las fiestas asociadas. Semanas más tarde, se anunciaba la realización de Lollapalooza en Santiago. "La gente con la que estamos asociados se dio cuenta de que acá hay un mercado latente para este tipo de cosas. Y que, en temas como la seguridad, Chile está bien posicionado frente a otros países de la región", dice Max. Aquella visita, en todo caso, no será la última: el 21 de febrero Perry Farrell volverá a Chile, junto con representantes de la agencia C3, para afinar detalles sobre el festival.

La experiencia Lollapalooza

Una de las gracias de asistir a un festival como Lollapalooza es que no se trata sólo de música. "Lollapalooza es literalmente una experiencia, porque vas a una actividad integral, que implica descansar, comer algo y compartir con tus amigos", dice Felipe Arratia. Dentro de ese espíritu, uno de los grandes aciertos fue la creación de Kidzapalooza, un escenario pensando especialmente en los niños y para que las familias puedan asistir al festival. "El foco familiar se ha ido dando con los años, el mismo público de los 90 empezó a ir con sus hijos estos años, y el recinto cuenta con servicios de todo tipo, desde baños especiales para mudar bebés hasta un escenario orientado a público infantil", cuenta el periodista Ignacio Lira, quien pudo verlo en la versión 2008. En Kidzapalooza, por ejemplo, se ha visto a Jeff Tweedy, el líder de Wilco, llevar a sus hijos para hacer jam sessions; Perry Farrell suele aparecerse; y Slash también ha tocado en varias ocasiones. En cuanto a esto, los organizadores chilenos anuncian novedades. "Todo niño menor de diez años que vaya acompañado por un adulto va a poder entrar gratis. La idea es que este espacio, nuevo para el público chileno, sea visitado por familias", dice Max.

"En Maquinaria no sólo se limpió el Club Hípico, también los alrededores. Es importante que en ese sentido el festival eduque a la gente", dice Sebastián de la Barra. Para Maquinaria, consiguieron reciclar el 67% de la basura cuando lo normal es que se recicle un 15% de los residuos en los conciertos.

Otro de los aspectos importantes es el cuidado del medio ambiente. No por nada en Estados Unidos Lollapalooza tiene una ONG (Parks Foundation) que, después del festival, planta árboles en el Grant Park. "Recuerdo que tenían basureros separados por contenidos en todos lados y que por cinco botellas vacías de agua te daban una llena en cualquiera de los numerosos puestos de reciclaje", dice Ignacio Lira. Lo cierto es que algo de ese espíritu quieren replicar en Chile. Y los cerebros tras Lotus Producciones ya tienen un logro al respecto: para Maquinaria consiguieron que se reciclara el 67% de la basura. Nada de mal si tomamos en cuenta que hasta antes, se reciclaba un 15% de los residuos en los conciertos. "Trabajamos con el apoyo de la Municipalidad de Santiago. Y no sólo se limpió el Club Hípico, también los alrededores. Es importante que en ese sentido el festival eduque a la gente", dice Sebastián de la Barra.

Pero sin duda la tarea más ardua para el público chileno llegará a la hora de escoger qué ver. Una elección difícil si pensamos que Lollapalooza no sólo tendrá dos escenarios para los invitados más importantes, sino también el Arena Santiago (que se usará para el ambiente electrónico) y la Cúpula del Parque O'Higgins (donde, por ejemplo, estarán bandas indie como los ya confirmados Cold War Kids), además de varios stands y carpas con actividades. Un circuito donde, por ejemplo, habrá un sector vip en que se podrá beber cerveza. "Si se anuncia un cartel con 100 artistas, es prácticamente imposible ver más de seis músicos por día", dice Arratia. Y luego da un tip para tomar en cuenta ad portas de que se confirme el line up en su totalidad: "La gracia de un evento como éste, en que tocan muchos artistas simultáneamente, es que cada persona se arme el festival a la medida de uno".

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