Por Antonio Díaz Oliva Enero 14, 2011

Los científicos ya lo anunciaban, pero tardó en ocurrir: en 2007 millones de abejas abandonaron sus colmenas y volaron, sin rumbo alguno, hasta morir. El extraño suceso -ocurrido en Estados Unidos- tuvo a los apicultores con las manos sobre su cabeza, viendo cómo su negocio peligraba. Y a los noticieros y diarios, informando sobre algo que Albert Einstein había advertido tiempo atrás. Aquella repentina desaparición de abejas fue tomada como uno de los tantos terribles signos del calentamiento global. Todo apoyado en las suposiciones de Einstein, que indican que si las abejas mueren, no hay polinización, con lo cual se rompería una parte importante de la cadena de la naturaleza.

Aquel suceso no sólo se convirtió en uno de los tantos argumentos de los activistas ecológicos para frenar el calentamiento global. También se convirtió en el trasfondo de "Generación A", la última novela de Douglas Coupland (49), el escritor canadiense que se hizo famoso por radiografiar a la generación de jóvenes de los años 90. Y pese a que juega con aspectos futuristas, lo cierto es que "Generación A" no es -en términos estrictos- una novela de ciencia ficción. Narra lo que puede suceder. O lo que, si nos ponemos rigurosos, está sucediendo a paso lento, pero inevitable, con el medio ambiente. "Ciertamente lo de las abejas no fue mi idea... es la realidad. O una extensión de una realidad preexistente", dice Douglas Coupland a Qué Pasa desde Vancouver, Canadá. "Últimamente he leído sobre las masivas muertes de peces y colapsos de pájaros. Lo que alguna vez fue ciencia ficción, ahora es totalmente normal".

De esa manera, en su última novela, Coupland combinó dos aspectos. El primero, claro, es el de un mundo que ve cómo su naturaleza cambia forzosamente. El segundo, a su vez, corresponde a la idea de retratar a una generación. Repetir la fórmula que lo lanzó a la fama con "Generación X", pero esta vez para hablar de los jóvenes que vendrán. De los nacidos en el siglo XXI. Esos que el escritor norteamericano Kurt Vonnegut -en un discurso de 1994 y que luce como epígrafe en la nueva novela de Coupland- anticipó al anunciar que la generación A, la que vendría luego de la X, estaría al mando del mundo.

El ABC de las generaciones

Todo comienza con un pinchazo. Cuando Zack Lammle, un joven granjero de Iowa, se da cuenta de que una abeja lo picó. Eso, por supuesto, no tiene nada de raro. Pero en el mundo donde sucede "Generación A", en que las abejas están extintas, sí lo es. Lo extraño es que no sólo a Zack lo pinchan. También a otros cuatro jóvenes alrededor del mundo (Francia, Sri Lanka, Nueva Zelanda y Canadá) les sucede lo mismo, y todos son llevados a centros de investigación para, así, analizarlos. Hay una coincidencia: ellos, esos cinco jóvenes, son parte de esa generación que habla por Twitter, se conoce en Facebook y escucha música en MySpace. Por eso tal vez la parte más interesante de la novela es cuando Samantha Tolliver -el personaje de Nueva Zelanda- revela que una de sus adicciones virtuales es el "earth sandwich". Un juego real en el que, a través de coordenadas de GPS, se puede encontrar el "doble" de cada persona en el hemisferio contrario donde uno vive, para intentar contactar y hablar con ese "otro" a través de internet.

Gracias a "Generación X", Coupland se ganó automáticamente el título de "escritor generacional" o "posmoderno". "Ya casi no he escuchado mucho esos términos. Creo que murieron cerca del 2004. Y, de hecho, ahora que me lo preguntas, incluso me da nostalgia", dice.

Así, a la hora de delinear las generaciones, Coupland sigue siendo avezado. Sus novelas, él lo reconoce, se acercan más a un trabajo sociológico, antes que a uno netamente literario. No por nada, en el momento en que Coupland contesta las preguntas de esta entrevista, se apronta a lanzar en Estados Unidos una biografía de Marshall McLuhan, el teórico -también canadiense- que, entre otras cosas, creó el término "aldea global". Y por eso no debería extrañar que antes que Kurt Cobain se volara los sesos y que MTV terminase como el sello de esa generación, ahí estuvo Coupland para radiografiar todo. En "Generación X" -publicado hace 20 años- se muestra a un grupo de jóvenes que, más que nada, cuentan historias. Es un libro sobre una generación que no votaba, que no quería tener la misma vida que sus padres y que, básicamente, miraba con desgano la sociedad de consumo que Estados Unidos exportaba. Fue en ese libro donde, por ejemplo, Coupland popularizó el término McJobs: esos trabajos en que los jóvenes tienen que freír hamburguesas y papas para pagar sus estudios. Junto con "American Psycho" de Bret Easton Ellis (donde se hacía un insight de los yuppies de Nueva York), para algunos "Generación X" se volvió un libro imprescindible a la hora de descifrar los noventa.

Coupland online

Gracias a esta novela, también se ganó automáticamente el título de "escritor generacional" o "posmoderno". "Ya casi no he escuchado mucho esos términos. Creo que esas denominaciones murieron cerca del 2004. Y, de hecho, ahora que me lo preguntas, incluso me da una sensación de nostalgia", asegura. Y como buen creador de una novela que marcó a tantos jóvenes, a Coupland le complica un poco leer las páginas que él escribió. Reconoce que, sí, ha vuelto a "Generación X", aunque no se siente cómodo. "No he vuelto a leer la novela de manera entera. Sólo un poco acá y un poco allá", confiesa. "Lo que sí recuerdo al volver a esas páginas, es cómo me sentía, tanto en mi mente como en mi cuerpo, en ese entonces, cuando la escribí".

-¿Y cómo describiría las historias que uno puede encontrar en sus libros?

-Las definiría como respuestas -directas e indirectas- a los efectos de una sociedad que cambia vertiginosamente.

-A medida que ha pasado el tiempo, los personajes de sus novelas se han vuelto cada vez más tecnológicos. En su caso, ¿qué tan tecnológica es su vida?

-No creo que muy diferente a la del resto. Últimamente me he dado cuenta de que veo más televisión en mi laptop que en un aparato de televisión. Y ya no voy a los cines. Pero creo que es algo completamente normal para alguien de Estados Unidos.

Haikus modernos

Lo cierto es que a Coupland le gusta la tecnología. No pasa todo el día online, pero le acomoda. Por ejemplo: dice que Photoshop -el programa para editar imágenes- es uno de los mejores inventos del mundo. Que le cambió la vida. Nada de raro: en paralelo con su veta de escritor, Coupland ha mantenido una activa carrera como diseñador y artista visual. Desde hace un tiempo, sin ir más lejos, ha estado trabajando como consejero de Roots Canada, una empresa que fabrica ropa -en un estilo muy moderno- para ir de camping. Dice Coupland que la posibilidad de poder llevar una vida dividida entre los libros y los programas de diseño se debe a la forma en que piensa. A cómo está constituida su cabeza. "Tengo un cerebro que es -a la vez- verbal y visual. Y confinarlo a sólo uno de esos modos sería una pérdida total".

-De hecho, varios de sus libros hacen un especial hincapié en lo visual. ¿Es consecuencia de eso?

-Sí. Y he notado que hay personas que son enteramente verbales y para nada visuales. Ellos no entienden mis libros. Y yo no los entiendo a ellos. A veces me pregunto cómo es no ser visual. Y simplemente no puedo verlo.

"No tomo vacaciones porque eso implica que mi vida es algo de lo cual necesito escapar. Pero sí duermo diez horas todas las noches. Ésas, entonces, son mis vacaciones. La vida es muy corta y hay muchas ideas que demandan ser exploradas".

-¿Y ha pensado hacer una novela usando el formato de Twitter?

-No sé. Twitter puede ser muy entretenido, aunque hay algunas personas que viven en él. En mi caso, lo uso una vez a la semana, cuando algo interesante me sucede y la explicación y narración de ese hecho sólo tiene sentido que se divulgue en Twitter. Al final, es como un haiku moderno.

Algo de esa innovación Coupland la esbozó con "Generación A". No por la manera en que está escrito, sino por la forma en que lo ofrece a los lectores. Como parte de la promoción de la novela (editada en 2010 en los países anglosajones, y este 2011 en habla hispana), Coupland creó una página web donde cada comprador puede diseñar a su antojo un ejemplar de "Generación A". O sea: la copia de cada lector, a la medida de cada lector. Una idea que no sólo fue aplaudida como una manera de enfrentar una época donde los libros digitales van en aumento, sino que también porque grafica lo inquieto y trabajólico que  es Coupland. De hecho, reconoce que sus viajes son para curiosear y tomar notas, antes que de placer y relajo. Como cuando vino a Chile, en una corta visita. "Sí, fui a Santiago de curiosidad. Si no me equivoco, viajé el 98", dice. Y luego confiesa que entre sus próximos planes tiene programado volver: "Pienso regresar esta primavera (del hemisferio norte) a visitar a algunos amigos que viven en el sur, en una ciudad cerca de las montañas. Ojalá que haya sol y pájaros interesantes y flores". Eso es todo lo que adelanta.

-¿Pero es verdad que no toma vacaciones y que está constantemente trabajando en múltiples proyectos?

-Bueno, no tomo vacaciones porque eso implica que mi vida es algo de lo cual necesito escapar. Pero sí duermo diez horas todas las noches. Ésas, entonces, son mis vacaciones. Y, claro, siempre tengo muchos proyectos andando. Pero, o sea, qué más se supone que uno tiene que hacer con el tiempo... ¿subirse a un bote y quedarse mirando el paisaje? La vida es muy corta y hay muchas ideas que demandan ser exploradas. Y no responder a eso sería una pérdida del más maravilloso don que el universo puede otorgar a la colección de moléculas que somos los seres humanos.

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