Por Pablo Illanes Enero 7, 2011

© Constanza Valderrama

INTERIOR CINEMUNDO ANTOFAGASTA. LUNES 3 DE ENERO. NOCHE. 20.45 HORAS

Hoy es la primera vez que "Baby shower" se enfrenta con el público. Antes tuvimos experiencias parecidas con proyecciones en Providencia y Brooklyn, pero en ese caso eran amigos y aquí en Antofagasta no. Aquí el 99% son totales desconocidos. El resto del porcentaje lo componen Francisca Cummins, productora ejecutiva/hada madrina de la película y la mitad del elenco: Patricia López, Francisca Merino y Kiki Rojo. Las actrices no han visto la película, tampoco los espectadores ansiosos y/o perdidos en el Mall Plaza que pasaron por la sala y se encontraron con un "contingente periodístico" tomándoles fotos a unas personas con cara de recién duchadas.

Hace mucho calor. La sala está repleta. Las chicas se toman más fotos. Me meto por error a una sala donde están dando "Una pareja dispareja" y veo el final del tráiler de "Baby shower", con Ingrid Isensee disparando a la cámara. Me cambio a la sala de al lado. Nos sientan en segunda fila. Francisca Merino, a partir de ahora, la Pancha, se para al baño justo cuando las luces se están apagando. Se escuchan los crujidos de las butacas. El público se está acomodando.

Existen tres versiones del Patito cinematográfico de BancoEstado. Yo escogí la de Patito/Jedi. Las otras son Patito/T-Rex de "Jurassic Park" y Patito/Chaplin . Lo primero que se ve en la pantalla es el sable de Luke Skywalker. Y luego, en fondo negro y letras blancas: Dedicado a Luigi Araneda (1967-2010).

PRIMER ACTO:

AMANECER SANGRIENTO, THE MOVIE

Conocí a Luigi en 1996, en los últimos tramos de la escritura de "Adrenalina". Vasco Moulian me lo presentó en un restaurante bastante deprimente de Bellavista, donde comimos tex-mex (¿hagamos "Los 90"?) y nos caímos bien de inmediato. Luigi era directo, muy apasionado por el cine y con un extraordinario entusiasmo por hacer cosas. Le gustaban las conversaciones intrincadas, la cerveza heladísima y su máxima felicidad siempre estaba cerca de sus amigos y familia. En ese tiempo trabajaba en una empresa de cable y quería hacer series. Además de comer chicken wings en el Muñeca Brava, vernos en todos los cumpleaños de los amigotes y conversar durante más de una década, series no hicimos ninguna. Lo que sí hicimos fue una película, "Baby shower", que se estrena el 13 de enero.

Al principio se llamaba "Amanecer sangriento". Era la historia de un grupo de mujeres enfrentadas a la violencia de un conjunto de fugitivos de la cárcel que previamente habían secuestrado a una niñita con diabetes. Muy "The last house on the left", de Wes Craven, aunque siempre me ha gustado más "The last house on the edge of the park", de Ruggero Deodato.

El guión se escribió en dos años y medio, justo entre "Alguien te mira" y "Conde Vrolok". Nadie lo leyó hasta que estuvo terminado. Y las primeras personas escogidas para la tarea -luego de una larga jornada de promesas tomando apple martinis- fueron Luigi Araneda y Francisca Cummins, los otros padres/madres de esta criatura.

Todos los actores y actrices de la película sueltan un poco al animal que llevan dentro en alguna escena. Claudia Burr lo hace en las escenas de acción, saltando de un auto, tirándose al suelo, dejándose encerrar en un diminuto gallinero. Kiki Rojo es atada a una cama de sacrificios, donde debe permanecer varias horas.

Todo el mundo sabe que "hacer" una película es difícil. Nadie pone en duda que es bastante más complejo que escribir. "Hacer" es otra cosa. Escribiendo puedes crear un mundo extraordinario, que pasará a la historia del cine por su originalidad; una galería de personajes entrañables; un relato apasionante que reinvente la narrativa como la entendemos, pero ni todas esas cosas, juntas o por separado, servirán de mucho sin la visión particular de un caballero o señorita que "haga" que todas esas acotaciones maravillosas, ingeniosos diálogos y descripciones de excepción se conviertan en algo concreto. Hasta este momento, "Amanecer sangriento" es sólo un guión demasiado largo y caro de producir, que incluye dos personajes secundarios y un accidente automovilístico que no está en la película.

La idea original es hacer una película de terror, subgénero del retro slasher, es decir, esa alucinante cloaca cinematográfica que por alguna extraña razón amé instantáneamente desde que mi amigo Loco Fuentes y su hermana new romantic me mostraron "Martes 13 Parte 2" en un VHS con severos problemas de tracking. Pero ésa es otra historia.

Mientras escribo el guión, sufro un nuevo brote de giallismo. Veo todas las películas de los italianos de siempre (Sergio Martino, Lucio Fulci, Dario Argento, en ese orden) y me dan ganas de tenerlas todas en DVD. Encuentro un cineclub en internet, Cinemaggedon, que es un parque de atracciones. La mayoría de las películas que veo en esta etapa son eurotrash de la peor especie, pero descubro y/o me reencuentro con algunas gemas que pasarán a la historia maldita del cine B como las claves de un género: "L'ultimo treno della notte", de Aldo Lado, con una maravillosa introducción musical de Demis Roussos; "The New York Ripper", del maestrísimo Lucio Fulci, quizás una de las vilezas cinematográficas más siniestras que se hayan cometido; "Inferno", de Dario Argento, que por otra extraña razón nunca había visto y cuyo Blu-ray editado por Arrow Video es una verdadera joya; "Un bianco vestito per Marialé", un giallo ultra sicológico. Finalmente, un día cualquiera, el guión está terminado. Todavía le hace falta algo de trabajo, pero ha llegado a la etapa de "mostrable". Luigi y la Fran, the producers, se entusiasman de inmediato. La hacemos. Lo primero que se elimina del guión son Tere y Bernie Truman, dos amigas borrachas que nunca alcanzan a llegar al baby shower sangriento. Luigi me convence de que es una secuencia innecesaria y que nos saldrá caro. Le creo, aunque me cuesta un poco porque inicialmente era el primer crimen de la película. Y como tema de fondo para el asesinato quería usar "Que cante la vida", de Alberto Plaza. La próxima vez, quizás.

Comienza una etapa de mucha conversación, reescrituras, brindis varios, castings, más reescrituras y brindis, y finalmente la grabación de un teaser trailer. Tevo Díaz, el director de foto, se suma al equipo. También un grupo de actrices que a la larga no conforman el elenco final, no precisamente por falta de ganas sino por temas de calendario. Vamos al Festival de Cine de Valdivia, en el 2008,  y muchos directores nos hacen el favor de pasar el teaser antes de sus películas. Luego viene un período de silencio y latencia que pasa muy rápido, para desencadenar en la etapa más ruda: el rodaje.

Apuntes escritos con sangre: Diario de rodaje de Baby Shower

SEGUNDO ACTO:

LO BUENO DE FILMAR

Todos los días del rodaje son diferentes. No recuerdo nada más intenso en la vida, con la excepción quizás de un Jamboree al que fui cuando tenía como doce años o de un viaje a Europa Tecnicolor en 32 días que hice con mis viejos cuando ya no era tan chico.

El rodaje comienza en el Parque Arauco, en septiembre del 2009. Interior Salón de Manicure Día, con las actrices Ingrid Isensee y María José Illanes, pero la verdad comienza unos días más tarde, cuando el equipo humano ya se ha soltado un poco y en la locación definitiva: el fundo que en la película se llama Los Cipreses. En el rodaje, Tevo Díaz lleva a su asistente, el magnífico Augusto Gallardo, que una vez hizo una película con Faye Dunaway en Miami y que se parece al difunto Dennis Hopper.

Desde el comienzo está clarísimo que no será un rodaje sencillo. Hay mucho efecto especial y en ese sentido la idea es complementar el trabajo de maquillaje in situ con la posproducción. Si hay algo que no tolero son los FX de "The final destination". Sí, me gusta Tom Savini (¿a quién no?) y sus primeros trabajos, en particular la notable "The burning", un slasher que corrió la mala suerte de estrenarse un año después de la primera "Martes 13".

Cada experiencia con FX es diferente y resulta difícil pronosticar lo que sucederá. Un día explota una cabeza, otro se nos ocurre montar la cámara arriba de unos caballetes, al día siguiente tenemos steady-cam, y al siguiente ya es muy tarde para la imaginación y hay que manejar los planos con simpleza. Son días en que se duerme poco, se come harto pan y se toma mucho café. Y al final de cada uno cuesta cerrar los ojos y no mirar de nuevo el bosque donde Ángela (Ingrid Isensee) escapa de sus victimarios, los fierros del dolly que los capos del grip trasladan sin parar o los litros de sangre que se usaron para adornar cuerpos, ropas y objetos. Si hay una lección aprendida es que la sangre mancha y que cada mancha es una complicación extra a la hora de la continuidad. De nuevo, por temas de agenda, fue imposible coordinar un rodaje cronológico (cada escena se filma según el orden narrativo lineal). Empezamos por el final y terminamos por el principio. Veo "High tension" (o Haute tension), de Alexandre Aja por enésima vez y creo que cada vez me gusta más.

Durante los días de filmación, manejo desde Santiago hasta la locación, en Colina, escuchando los primeros atisbos de lo que será el soundtrack de la película. Apenas se confirmó el proyecto y encontramos la plata para echarlo a andar, pensé en el músico Jimmy Frazier (James H. Frazier en los créditos) para componer. Al cuarto día de rodaje ya tengo un CD con 12 temas en la radio del auto, cinco de los cuales forman parte de la banda sonora definitiva.

En las conversaciones con Jimmy hablamos de Pino Donaggio, de música setentera, de algunas cosas de Philip Glass. Así surge "Angela sad", una balada electrónica instrumental que marca la transformación del personaje de Ingrid Isensee. También surge "Baby susto", que desde el minuto uno va al final, acompañando los créditos. Con el Tevo, director de foto, escuchamos "Angela sad" antes de filmar, lo que me parece que es un verdadero lujo. Cada situación del rodaje se vive de manera extraordinariamente intensa y con una artesanía que pasa por el cariño, el sentido del humor, el respeto por cada uno de los roles y también por el juego del terror.

Aprendo que cada actor es un mundo aparte. Para llegar a su personaje, Patricia López se encierra tres horas antes de filmar en un baño oscuro y eso es fascinante. Nadie es capaz de desconcentrarla. Al momento de decir "acción" se transforma en Soledad, la madre tierra frenética y turbulenta.

No existe ser humano al que no le guste experimentar cierta dosis de miedo. Por algo existen las montañas rusas, los saltos en bungee, el paracaidismo, los infomerciales y las películas de terror. La reacción física que provoca el terror es similar a un shot doble de café colombiano. Te despierta, te deja alerta, con la adrenalina a tope. No voy a decir que nos penaron, eso sería mentir, pero ¿alguien ha tratado de ir al baño a las 4 a.m. luego de cruzar un patio oscuro en una casona de 1800?

En la mitad del rodaje la cosa fluye más o menos rápido. Nos demoramos un poco más de la cuenta en los exteriores noche, donde hay peleas, disparos, persecuciones y dobles. Me doy cuenta que el trabajo con dobles es casi tan entretenido como la sola idea de hacer una película. Algún día me gustaría hacer una película de acción y aventuras, en plan "La joya del Nilo", pero en un lugar exótico, como San Pedro o la selva valdiviana. De un día para otro se termina el rodaje diurno y ya no hace falta despertar a las 4.40: comienza la filmación de los temidos exteriores-noche, probablemente las escenas más detestadas por los equipos de producción del mundo entero. Filmar de noche puede ser lento, helado y tenebroso, te puede dar hambre o sueño o indigestión, pero en una película de terror la noche es fundamental. En la noche todos somos más vulnerables, como cuando estamos sin ropa o en la ducha o durmiendo. Una noche de filmación "con asesinato", la Pancha se somete a cuatro horas de trabajo de maquillaje para conseguir un FX. No puede comer ni beber ni hablar mientras el resto del equipo filma exteriores. Pero el hambre es más fuerte y la mitad de la prótesis termina en el suelo por culpa de un plato de pollo con arroz. Todo de nuevo.

Los actores y actrices de la película sueltan un poco al animal que llevan dentro en alguna escena. Claudia Burr lo hace en las escenas de acción, saltando de un auto, tirándose al suelo, dejándose encerrar en un diminuto gallinero. Kiki Rojo es atada a una cama de sacrificios, donde debe permanecer varias horas. En otra secuencia, un efecto especial que no puedo revelar le provoca un ataque de angustia. Sofía García, que en la película interpreta a Ivana, la testigo muda de un encuentro que le es ajeno, pasa un día entero en el suelo filmando "la escena de la agonía". Aprendo que cada actor es un mundo aparte. Para llegar a su personaje, Patricia López se encierra tres horas antes de filmar en un baño oscuro y eso es fascinante. Nadie es capaz de desconcentrarla. Al momento de decir "acción" se transforma en Soledad, la madre tierra frenética y turbulenta. En una escena final, Ingrid Isensee rompe en llanto mientras sujeta su panza de embarazada de mellizos. Y llega el día de decir adiós.

TERCER ACTO:

VAMOS QUE SE PUEDE

Luigi Araneda, nuestro productor, no alcanzó a ver la película con público. La vio varias veces antes, en distintos cortes. En su entusiasmo infinito nunca dejó de confiar en lo que hacíamos, aun con las complejidades de una película que nunca fue convencional ni tampoco fácil de producir. Si hay algo que uno aprendió de él es a no buscar la ruta fácil, a siempre escoger el riesgo. Cuando la película se estrene, Luigi seguirá viéndola, una y otra vez, con una sonrisa eterna, recordando los días de rodaje y gritando, una vez más, "¡Vamos que se puede!". Porque está claro que él pudo. Y lo hizo tan bien que dejó un puñado de películas claves para entender la historia del cine chileno contemporáneo.

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