Por Yenny Cáceres Agosto 4, 2009

Berlín: "Ich bin ein Berliner"

Es la ciudad donde todos quieren estar. Hasta David Bowie, después de la "Trilogía de Berlín" que hizo en los 70, está de vuelta aquí para preparar un nuevo disco. En cada esquina uno encuentra ejemplos de una ciudad que no ha parado de reinventarse después de la caída del Muro. Como la nueva estación de trenes, la más grande de Europa y completamente vidriada, tan estilosa que se roba los primeros planos de la última película de Clive Owen, "The international". Y claro, uno también se topa con nuevas caras. Con muchos diseñadores jóvenes dispuestos a ganarse un pedazo del "cielo sobre Berlín". Como en el Ïma Design Village, un edificio del siglo XVIII que antes albergó una fábrica, hoy reconvertido en un espacio de 10.000 m2 que acoge talleres de artistas, lofts y tiendas. A inicios de junio también fue la sede del International Design Festival de Berlín, DMY, la séptima versión de un encuentro que partió como una plataforma para promocionar los trabajos de los diseñadores jóvenes. Un muestrario de las más alocadas y sofisticadas lámparas y sillas que uno podría imaginar, provenientes de Alemania, pero también del resto de Europa, Corea, Canadá y hasta Argentina. La chica DJ en el galpón de la entrada da pistas del espíritu de este encuentro, que este año congregó más de 25 mil visitantes.

Clara Leskovar y Doreen Schulz

Clara Leskovar y Doreen Schulz, la dupla de diseñadoras tras la marca de ropa c.neeon.

Y aunque cuentan con el apoyo de la BMW, no por eso el ambiente de esta feria deja de ser cool y relajado. A un costado de la entrada de Ïma, una multicolor alfombra invita a sentarse un rato a escuchar música, y claro, al revisar el impecable catálogo bilingüe (con tapas de papel reciclado, por supuesto) de DMY, uno se entera que esa alfombra es "The Flying Grass Carpet", un suerte de parque itinerante concebido por un equipo de diseñadores de Rotterdam.

En el interior de Ïma, decenas de estudiantes deambulan por una exhibición exclusivamente dedicada al vidrio, también a cargo de holandeses, hasta que uno se topa con un curioso mensaje en paredes y en las bolsas de tela que llevan los jóvenes: "My Bauhaus is better than yours". Así se llama un grupo de 12 diseñadores alemanes provenientes de la Bauhaus-University Weimar que están mostrando una exhibición que mezcla muebles con video-esculturas. En el año en que se celebran los 90 años de la Bauhaus, con una gran exposición en el Museo Martin Gropius, también en Berlín, uno entiende que acá la Bauhaus sigue viva, y que la impronta del diseño alemán no es algo que nació de un día para otro.

Pero esta postal del diseño en Berlín tiene otros rostros sorpresivos. Como los de Doreen Schulz y Clara Leskovar, las jóvenes diseñadoras tras c.neeon, una marca de ropa alemana independiente, que desde su taller -un espacio compartido con otros diseñadores, en el que  antes funcionaba un kindergarten- han logrado posicionarse a nivel internacional al crear colecciones para marcas como Topshop y H&M con sus coloridos estampados. O pensemos en el caso de Mario Lombardo, hijo de exiliados argentinos y director de arte de prestigiosas revistas dedicadas a la cultura (Liebling) y la música (Spex), y un ejemplo de cómo lo multicultural en Berlín es más que un discurso.

Diseños

Algunos diseños de Bureau Mario Lombardo.

Así resume Joerg Suermann, fundador y CEO de DMY, las ventajas de vivir en esta ciudad: "Berlín es muy atractivo, especialmente para la gente joven, y no sólo para los diseñadores. En comparación con otras ciudades, es un lugar barato para vivir. Esto ha sido un factor crucial para que gente especialmente del campo del diseño y de las artes hayan decidido instalarse aquí. Veinte años después de la caída del Muro, es posible arrendar espacios de trabajo por muy poco dinero".

Hasta por 500 euros se puede arrendar un departamento de dos ambientes, y por algo no sólo son alemanes de otras ciudades quienes se han instalado en Berlín. Acá, donde está la mayor comunidad turca fuera de Turquía, el 14% de sus habitantes son extranjeros. No es tan exagerado entonces pensar que el Berlín de estos días se parece al Nueva York de los años 70. Un lugar donde pasan muchas cosas. Y donde todos quieren vivir para repetir la conocida frase de Kennedy: Ich bin ein Berliner (soy un berlinés).

Leipzig: Algodón reciclado

Qué hace un Damien Hirst en una galería mexicana en Leipzig? Ésa es una de las sorpresas que van surgiendo al recorrer Spinnerei, una antigua fábrica de algodón reconvertida en un potente circuito de 13 galerías de arte en Leipzig, a casi una hora de Berlín. Otro ejemplo de cómo la cultura del reciclaje en Alemania es un asunto que va más allá de separar la basura.

La galería Eigen+Art fue pionera en Leipzig. Partió en tiempos de la RDA como una galería ilegal y ahora cuenta con un privilegiado espacio de 160 m2 y siete metros de alto, una altura ideal para exhibir arte contemporáneo. También tiene una sucursal en Berlín y entre sus representados se encuentran Neo Rauch y Matthias Weischer, dos de los principales exponentes de la Nueva Escuela de Leipzig.

Spinnerei

Spinnerei: un circuito de 13 galerías de arte emplazado en una antigua fábrica de algodón.

Como explica Elke Hannemann, directora de Eigen+Art en Leipzig, lo que identifica a esta escuela es que la mayoría de estos artistas se han formado en la Hochschule für Grafik und Buchkunst, la escuela de arte de Leipzig, y en muchos casos, se trata de artistas que se han alejado de la abstracción para volver a una pintura más figurativa. Weischer es de los que tienen su taller aquí, en espacios con aires de loft, en que las tuberías a la vista y los pisos de concreto se mezclan con las telas y los atriles. Todo por unos 450 euros al mes, mucho más barato de lo que costaría un espacio similar en Berlín. Weischer incluso se da tiempo para mostrar su taller, con la misma sencillez de otros jóvenes que están recién comenzando. Como para olvidar que este hombre, uno de los nombres más prometedores de la escena alemana, ha expuesto en el Armory Show en Nueva York y en la Bienal de Venecia.

Muestra

Muestra en Eigen+Art, un espacio pionero en Leipzig.

Según Hannemann, incluso han logrado que en los últimos años "coleccionistas, principalmente desde Estados Unidos, viajen especialmente hasta Leipzig para visitar las galerías en Spinnerei". Y a tanto llegó el entusiasmo, que galerías extranjeras comenzaron a interesarse en tener un espacio aquí. Así fue como se instaló la galería mexicana Hilario Galguera, que debutó en Leipzig en septiembre del 2008 y que hasta junio pasado presentó, en un enorme espacio de 900 m2, la exposición "Imperium Chapter I: ¡Qué viva México!", con marcas registradas del mercado del arte, como Damien Hirst, Jannis Kounellis y Daniel Buren, más un grupo de artistas mexicanos. El propio Galguera cuenta que conoció a Hirst en una comida el 2005 y que desde entonces se hicieron amigos. "Hirst pasa cuatro meses del año en México. La idea de que yo abriera una galería fue de él", asegura Galguera. "Somos la única galería de México que tiene un espacio en Europa", recalca Pilar Avelar, directora de la galería, sobre este aterrizaje en Leipzig. Y aunque la crisis los golpeó, especialmente entre septiembre y diciembre del año pasado, con la última exposición quedaron satisfechos, especialmente por la visibilidad que lograron: recibieron más de 20 mil visitantes. Globalización, dirán algunos. O la suerte de un galerista amigo de Damien Hirst.

Hamburgo: Ciudad del futuro

Algo ambicioso se trama en Hamburgo. Algo llamado HafenCity, un proyecto urbanístico que se extenderá en 157 hectáreas de esta ciudad, agrandando en un 40% su sector céntrico. Una inversión realmente del Primer Mundo: más de 6 billones de euros, de los cuales 5 billones provienen de privados. En cifras, suena infartante.

In situ, una delicia. Más aún cuando el caprichoso sol de Hamburgo se deja caer en el sector de Sandtorkai y uno puede recorrer la primera etapa, ya terminada casi en su totalidad. Ahí es cuando se entiende que más allá de las cifras, esto ha sido pensado para disfrutarlo a escala humana. Es fácil imaginarse viviendo en esos espectaculares departamentos (con un valor de hasta 4 mil euros el m2) frente al río, construidos a pocos metros de las antiguas bodegas del puerto de Hamburgo: esos típicos edificios de ladrillos rojos. O caminando por alguna de las numerosas plazas, porque el espacio público ocupa aquí un lugar privilegiado. Cruzando la terraza Marco Polo, uno puede ver de cerca las sorprendentes líneas curvas del Marco Polo Tower, un edificio residencial a punto de ser terminado, que contrasta con las enormes dimensiones de una construcción que se asemeja a un transatlántico y que acogerá las oficinas centrales de Unilever para Alemania, Austria y Suiza.

Terraza Marco Polo

Terraza Marco Polo en Sandtorkai, donde ya se terminó la primera etapa de este proyecto urbanístico.

El detalle no es menor, porque este edificio está justamente frente al puerto de Hamburgo.  Es que la ciudad no esconde su vocación de puerto en este proyecto (la traducción del proyecto justamente es "Ciudad del puerto") y muchos nombres de los edificios o plazas de HafenCity homenajean a famosos navegantes, como Marco Polo, Hernando de Magallanes y Vasco de Gama.

HafenCity

El contraste arquitectónico en HafenCity.

Arquitectónicamente esto es un lujo, que ha convocado a más de 60 profesionales de esta área, con reconocidos nombres, como Rem Koolhaas y Herzog & de Meuron. Desde las nuevas oficinas de la revista Der Spiegel, hoteles 5 estrellas y hasta universidades tendrán un espacio aquí. Tampoco ha faltado la polémica con un proyecto de esta magnitud. Ya lleva dos años de discusión el financiamiento del Elbphilharmonie Concert Hall, una espectacular sala de conciertos diseñada por Herzog & de Meuron, cuyo presupuesto inicial se disparó y, como además incluye un hotel, costará una friolera: 500 millones de euros. Al parecer de las donaciones de los propios ciudadanos de Hamburgo -que ya han contribuido con 70 millones de euros- dependerá que aquí se ofrezca un primer concierto el 2012. Para el resto queda aún más tiempo: el año 2025 es el plazo final para que HafenCity estrene en su totalidad su visión de la ciudad del futuro.

Essen: Capital cultural de Europa

Menos glamorosa que el resto de Alemania, Essen hace sus mejores esfuerzos para estar a la altura de su próximo desafío: el 2010 será capital cultural europea, al igual que toda la Cuenca del Ruhr. Es cierto, acá no se respira el aire cosmopolita de Berlín ni el espíritu más relajado de una ciudad puerto como Hamburgo. Más bien parece una gris zona industrial. Pero la disciplina alemana y la voluntad de reciclar tienen sus ventajas. Y un lugar como Zollverein, unas antiguas minas de carbón que dejaron de funcionar en 1986 -y que en Chile probablemente estarían abandonadas-, acá han sido reconvertidas en un extenso complejo de 100 hectáreas bajo la figura de la Fundación Zollverein, albergando diversas actividades culturales y empresas ligadas a las industrias creativas.

Essen

Este antiguo complejo industrial fue declarado Patrimonio de la Humanidad.

Bajo un plan maestro, diseñado por el holandés Rem Koolhaas, se conservó la mayoría de los edificios del antiguo complejo industrial, que fue reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Construido a fines de los años 20, en plena Gran Depresión, las líneas simples y funcionales del complejo dialogan en armonía con la nueva joyita del lugar: la Zollverein School of Management and Design. El edificio es un cubo de hormigón diseñado por Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa (del estudio Sanaa, en Tokio), con ventanas de tamaños irregulares, que ofrece una arquitectura altamente flexible y que desde su apertura, en 2006, ya es objeto de estudio entre los arquitectos.

Zollverein

Zollverein es un símbolo de la arquitectura funcional.

Otro lugar que se conservó es el amplio recinto en que estaban las duchas de los obreros, ahora ocupado por Pact Zollverein, un espacio para el teatro, el arte contemporáneo y la danza, por el que han pasado figuras destacadas de esta disciplina, como Pina Bausch, que estuvo el año pasado como directora invitada.

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