Por Consuelo Ferrer y Cecilia González Noviembre 13, 2015

El equipo encabezado por el científico y empresario Pablo Valenzuela –Premio Nacional de Ciencias 2002–, el director científico Luis Burzio y Bernardita Méndez, logrará el próximo lunes en EE.UU. lo que ningún otro grupo de investigación científica ha logrado en Chile: probar un tratamiento contra el cáncer desarrollado por ellos en fase clínica, es decir, directamente sobre humanos. La droga, aprobada por la autoridad estadounidense Food and Drug Administration (FDA), ha mostrado resultados promisorios en laboratorio y en pruebas animales. Hasta ahora es capaz de destruir las células cancerosas sin perjudicar las sanas, según la revelación de Qué Pasa en su edición de hoy.

"Hace 15 años que trabajo en investigación en oncología en Chile y 25 en el mundo, y por lejos este es el proyecto más sólido contra el cáncer que he visto en mi vida”, dice Gareth Owen, subdirector del Centro UC de Investigación en Oncología. “Llega a ser demasiado bueno para ser verdad, pero con toda la evidencia que hay hasta ahora, se ve que realmente este método puede tratar cualquier tipo de cáncer".

Eva Bustamante, ‎Jefe de Investigación y Desarrollo en Fundación Arturo López Pérez, considera además que lo que logró el equipo chileno es un hito para el país: “Llegar de todo este proceso de ciencia básica -que es toda la preclínica-, a tener hoy día lo que se va a poder realizar en EE.UU. es muy notable, tanto para la investigación chilena como lo que va a significar a nivel general en los tratamientos para cáncer”.

La revista Nature, una de las más prestigiosa a nivel mundial, ya había destacado la iniciativa chilena en una publicación del 13 de octubre, poniendo énfasis en el bajo costo que ha tenido el desarrollo de la droga. Hasta el momento, el equipo chileno ha usado 18 millones de dólares, mientras que el promedio mundial según The Economist alcanza los 500 millones de dólares.

“Desde su fundación, Andes Biotechnologies ha obtenido más de 29 patentes alrededor del mundo y se ha vuelto un estándar de la innovación en biotecnología del mundo. El éxito de la compañía en los últimos años ha jugado un rol fundamental inspirando nuevos desarrollos, tecnologías y emprendimientos”, se lee en Nature.

Para Gabriel León, investigador en Centro de Biotecnología Vegetal en Universidad Andrés Bello, el caso de Andes Biotechnologies es un ejemplo del escaso apoyo que tiene la ciencia básica o fundamental en Chile a pesar de su potencial tanto económico como para generar conocimiento. “Esto cae justo en el debate que estamos teniendo, porque mucha gente no sabe para qué existe la ciencia. Mucha gente cree que la ciencia fundamental es casi un pasatiempo. Y si bien la ciencia es una manifestación cultural, los productos de la ciencia cambian la vida del hombre”, afirma León.

El domingo pasado más de 300 científicos publicaron una carta en varios diarios del país que se titulaba “Nuestro gobiernos han elegido la ignorancia”, donde se acusa una escasez de compromiso del gobierno y las condiciones de precariedad con que se desarrolla la ciencia en el país.

Pero a pesar de que la misiva logró captar la atención de la opinión pública y del Parlamento, donde tanto el Senado como la Cámara de Diputados amenazaron con rechazar las partidas destinadas a ciencia si no se aumentaba el presupuesto, finalmente a los 314.891 millones de pesos que originalmente se le habían asignado a Conicyt se le sumaron sólo 150 millones, lo que equivale aproximadamente a tres proyectos.

En este sentido, para Gabriel León el hecho de  que el equipo de Burzio y Méndez hayan conseguido la aprobación del FDA con un proyecto hecho completamente en Chile es un hito para la historia de la ciencia nacional, porque puede tener efectos en su forma de financiamiento.

“Cerca del 90% de la investigación científica en Chile se hace en las universidades. El Estado invierte en I+D -investigación y desarrollo- el 0,38% del PIB. Esto podría hacer que el mundo empresarial se dé cuenta del tremendo valor que tiene la ciencia”, expone el investigador. “Podemos crear cosas 100% hechas en Chile que tengan un impacto a nivel internacional”.

La cautela

Pablo Valenzuela procura ser cuidadoso con las expectativas: “Como estamos tan al principio, creo que lo peor que podríamos hacer es dar información que no es fidedigna. Nuestra información dice: esto todavía no se sabe. No sabemos si va a funcionar; creemos que va a funcionar”.

Si funcionara, en todo caso, sería para Pablo Valenzuela y Bernardita Méndez el cierre perfecto de un círculo virtuoso: la encarnación de todo lo que han venido planteando en Chile. “Es como el ejemplo perfecto de algo que a nosotros nos interesa mostrar: que la investigación básica es esencial en el desarrollo de los descubrimientos. Porque si hubiéramos querido trabajar en cáncer, nos habría costado llegar a lo que estamos hoy día”, dice Méndez.

 

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