Por Felipe Hurtado H. // Fotos: Sunshine Tour Febrero 23, 2018

A Matías Calderón no le gustaba el golf cuando era niño. Lo jugaba durante su infancia, pero lo encontraba fome. Lo suyo era el esquí, la adrenalina que producía la velocidad mientras iba nieve abajo. También la competencia, porque no se trataba sólo de un hobby. No le iba mal, dice; ganó un par de carreras hasta que una lesión de ligamentos en la rodilla cambió todo. “Perdí la motivación”, cuenta sobre esa época.

Fue así como de a poco se fue despidiendo de la montaña y comenzó otra vez a disfrutar de palos, fierros, tees, fairways y greens durante su adolescencia. Fue tan profundo su regreso a ese mundo que hoy, con 26 años, casi sin hacer mucho ruido, se convirtió en el nuevo número uno de Chile, una campaña que inició a la sombra de otras figuras emergentes y que supo construir en África y el Lejano Oriente.

El hito lo llena de orgullo. Le confirma que no ha equivocado el camino.

“Mi objetivo es llegar al PGA. Es el tour más grande, igual que el europeo, pero desde mi perspectiva es más grande Estados Unidos”.

Después de competir en el circuito Golf Action, en el Junior World Championship, en el Optimist International Junior y en eventos del calendario local, la decisión de hacer de este deporte su vida la tomó en 2013, al momento de ingresar a la Universidad de Arkansas para estudiar Administración de Negocios.

“Convertirme en profesional fue algo que surgió cuando me fui a estudiar a Estados Unidos y empecé a jugar allá. Si bien fui también para tener mi título universitario, mi objetivo siempre fue hacerme profesional cuando me graduara”, asegura desde Johannesburgo, su centro de operaciones desde el año pasado, y donde comparte un departamento con el golfista Antonio Costa, uno de los responsables de que hoy esté en ese lugar.

Ahí vive y respira golf 24/7. De la casa a la cancha, conversaciones con su entrenador, siempre enfocado en el torneo que viene. De la dimisión forzada del presidente Jacob Zuma y la llegada de Cyril Ramaphosa como presidente interino apenas se enteró. “No he sabido mucho, aparte de que la moneda de acá, el rand, se está fortaleciendo”, comenta.

 

África mía

El domingo 11 de febrero, después de una ronda final de 65 golpes, Matías Calderón superó por un tiro al keniata Combrinck Smit y se adjudicó el Eye of Africa PGA, del Sunshine Tour, disputado en Sudáfrica, país cuna de figuras como Ernie Els, Gary Player y Louis Oosthuizen.

El último lanzamiento de ese día fue un precioso putt de casi 20 metros, el cierre para su primer gran título.

El Sunshine Tour se disputa principalmente en el sur de África y entre sus gracias se cuenta que tiene cinco torneos que son cosancionados por el Tour Europeo, por lo que se ha convertido en un destino atractivo para jóvenes jugadores que buscan ganarse un lugar dentro de la elite, ya sea en Europa o en Estados Unidos.

Calderón llegó aquí luego de fallar en la clasificación al Tour Europeo en 2016, una parada previa en el MENA Tour, que se juega en el Medio Oriente y el norte de África.

“En el Q-School del Tour Europeo pasé la primera etapa y fallé en la segunda. En ese momento, el PGA Latino no me llamaba tanto la atención y sentí que el Mena Golf Tour era una mejor oportunidad al tener la chance de jugar torneos del Tour Europeo, mientras que en Latinoamérica hay que terminar top 5 para entrar al Web.com Tour, la competencia de desarrollo del PGA”, subraya.

Antonio Costa, que conocía de esta alternativa no tan tradicional, se la planteó. Calderón, eso sí, dice que la decisión fue propia. “Somos amigos y él me presentó el MENA Tour, pero fui yo quien tomó la decisión de disputarlo para ganar experiencia y prepararme para el Q-School del Tour Europeo”, dice.

Fue ahí donde empezó a subir su nivel, a ganar confianza. “Mejoré mucho. Fue una buena experiencia. El nivel es bastante bueno, aunque quizás no tanto como acá en Sudáfrica. En cuanto a lo cultural, también aprendí bastante respecto de distintos puntos de vista y formas de vivir que hay en esos lugares, especialmente en el Medio Oriente. Fue una muy buena experiencia”, recalca.

A diferencia de lo que hace ahora, con su base en Johannesburgo, en esa época viajaba de fecha en fecha, acomodándose en las locaciones de turno. Durante tres meses casi no tuvo semanas sin competencia, un período que resultaría clave en su desarrollo. “Ahí me probé a mí mismo que podía jugar a un alto nivel, cosa que pude confirmar cuando me hice profesional y gané torneos en Chile”, analiza.

 

Trabajar la cabeza

El triunfo en el Eye of Africa y un enrevesado sistema de puntuación en el ranking mundial lo transformaron en el flamante número uno de Chile, desplazando a un histórico como Felipe Aguilar. Fue la consecuencia de su decisión por apostar por un nuevo enfoque.

“Pegué un salto de nivel bastante importante en poco tiempo. Me costó al inicio, pero de a poco me fui sintiendo más cómodo, conociendo gente y confiando más en mi juego nuevamente. En el último año la mejoría en mi juego ha sido grande”, subraya Calderón.

No se refiere exclusivamente a lo que se puede apreciar en la cancha.

“Diría que me he convertido en un jugador mucho más consistente en todos los aspectos, pero lo que más he mejorado, y de lo que más me he preocupado de mejorar, es la actitud. Tener buena actitud es vital. Siempre he tenido presente que esa es una de mis debilidades y estoy concentrándome mucho en eso. Fue vital para ganar el Eye of Africa. En la última vuelta pasaron algunas cosas y fui capaz de ver lo positivo en todo. Fallé tiros, pero siempre encontré lo bueno en lo que tenía que hacer después, haciéndome pensar y convenciéndome de que era más fácil de lo que se veía”, resalta.

 

Tiger y aguilar

En la década y un poco más que Felipe Aguilar dominó el golf chileno, algunos retadores lograron superarlo por períodos, como Mark Tullo y Guillermo Pereira. Para Matías Calderón, lograrlo significó ubicarse por delante de uno de sus principales referentes.

“Felipe tiene una tremenda solidez y regularidad. No es fácil ganar torneos en el Tour Europeo, pero sobre todo mantenerse ahí por la cantidad de años que lo ha hecho, algo a lo que no se le ha dado el mérito suficiente”, comenta.

Si el valdiviano es el ejemplo local que intenta emular, a nivel mundial se fija en Tiger Woods, el ex número uno del mundo que aún intenta retomar el protagonismo perdido tras escándalos y lesiones: “Logró imponer un dominio único. No es fácil intimidar a todos tus oponentes por el solo hecho de jugar un campeonato, y eso es algo que él lograba”.

 

El futuro: El PGA

Matías Calderón ha encontrado su hogar en África aunque tiene asegurada la tarjeta que le permite ser parte del circuito hasta 2020 y, con ella, la opción de disputar cinco torneos del Tour Europeo. Pero no quiere quedarse ahí para siempre. Este año volverá a intentar con las clasificaciones de la principal competencia del Viejo Continente. Eso en lo inmediato. A largo plazo, su plan tiene otra dirección.

“Mi objetivo es llegar al PGA. Es el tour más grande, igual que el europeo, pero desde mi perspectiva y por plata es más grande Estados Unidos”, remata.

Calderón volverá en los primeros días de marzo al país, después de disputar el Cape Town Open y el Tshwane Open, válido para el Tour Europeo. Vendrá a jugar el Abierto del Club de Golf La Dehesa, el mismo donde partió todo, escenario perfecto para lucir el número uno de Chile.

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