Por Felipe Hurtado H. Noviembre 3, 2017

Cuando el fin de semana pasado, en la cancha principal del Sydney Polo Club todo parecía sentenciado a favor del equipo nacional de polo, Argentina anotó el gol de oro que llevó la corona —por quinta oportunidad en su historia— al otro lado de la cordillera.

Ese golpe, en todo caso, no echa por la borda las actuaciones alcanzadas por el elenco nacional en la última década, donde aparecen las coronas planetarias en México 2008 y Chile 2015, además de la Copa de las Naciones del año pasado, luego de superar en Buenos Aires a los locales e Inglaterra.

Gerardo Valdés, presidente de la Federación Chilena de Polo, asegura que estos éxitos no son gratuitos. “El avance y los buenos resultados de la última década obedecen a que el polo —en su medida— se ha masificado. Cada vez hay más jugadores, así como más canchas, mejores caballos y, por otro lado, una mayor internacionalización del deporte como tal”, destaca.

 

El caballo chileno

El ex timonel de la Federación Mario Pablo Silva, a cargo de la orgánica cuando la escuadra nacional alcanzó la corona en México, comenta que como en todo deporte que involucra animales, la crianza de estos resulta fundamental en los éxitos que se puedan alcanzar.

Durante estos últimos años, se ha desarrollado una raza chilena, que se ha producido utilizando lo mejor de especies nacionales y argentinas, dando así nacimiento a un espécimen propio ya inscrito ante la Sociedad Nacional de Agricultura. “Si uno no tiene buenos caballos, no saca nada. Esto es como en el automovilismo o el motociclismo, en los que la máquina es tan importante como el piloto”, dice.

Como todo deporte que involucra animales, la crianza de estos resulta fundamental en el éxito que se pueda alcanzar.

El trabajo de menores

Tampoco sería posible destacar sin un equipo de jóvenes dedicados a ello. Y en Chile se lleva tiempo invirtiendo en las escuelas en regiones, en los clubes y en la Federación.

Alejandro Fantini, ex polero que defendió a Chile, hoy está a cargo de la escuela del Club de Polo San Cristóbal, “la Escuelita” como la conocen todos. Él es uno de los que mejor han percibido el desarrollo de la especialidad.

“Hace tres años que estoy en esto. Cuando empecé, había siete niños; hoy tenemos 52. Es una cifra inédita en la historia. Son todos chicos menores de 15 años que, después del Mundial que ganamos en 2015, se motivaron. Primero llegaron los hermanos y, después, los amigos de estos, y el grupo fue creciendo”, cuenta.

La misma labor que realiza hoy, antes la cumplió en ciudades como Osorno, Requínoa y Curicó, donde hay cerca de 30 jóvenes dedicados al polo, cumpliendo así con uno de los objetivos clave del proyecto federativo: fomentar la especialidad a nivel infantil y juvenil.

Más allá del incremento, todavía queda la limitante que se debe ser parte de un club para acercarse a este deporte. Algunos lamentan que todavía no se haya podido materializar el viejo anhelo de la Federación de contar con una cancha y caballos propios (porque es requisito contar al menos con uno), lo que permitiría expandir el abanico de jugadores.

 

Comparación con la albiceleste

Los resultados de la selección mayor no son el único punto de comparación para medir los avances en Chile. Según Fantini, el nivel ha subido mucho. “Si hasta hace dos años, al ponerse frente a frente con los argentinos, notabas que no teníamos la velocidad de ellos, hoy estamos iguales a nivel de los menores”, dice.

Como en casi todos los deportes, la vara que representa Argentina es vital, aunque en este caso incluso un poco más de lo normal. Al otro lado de los Andes se ubica la meca del polo, con los mejores jugadores actuales y de todos los tiempos, además de los torneos más competitivos del mundo.

Claro que la cercanía entre ambos países es algo que se aprovecha para mantener una línea ascendente de desarrollo. “Estamos permanentemente estrechando nuestras relaciones con Argentina, que es la capital mundial del polo”, dice Valdés.

La temporada local suele partir a principios de octubre, con campeonatos semanales que se van sucediendo hasta diciembre.

Los jugadores

También es alto el nivel de algunos poleros chilenos, como José Donoso, Jaime García-Huidobro y Matías Vial, situación que les ha permitido vivir en lo posible de este deporte, moviéndose por el país, Argentina y Estados Unidos en busca de los circuitos más lucrativos y competitivos.

Matías Vial admite que esa vida, por glamorosa que pueda sonar, tiene las mismas complicaciones de otros deportes. “Es muy difícil vivir del polo, es muy sacrificado. Hay que ir viajando, siguiendo las temporadas, dependiendo de dónde te toque jugar. Se dejan muchas cosas de lado; amigos, familia, etc. Chile no es un lugar donde el polo se vea como profesional, así es que para mostrarse y mejorar hay que ir afuera a competir”, comenta.

 

Los torneos

La temporada local suele partir a principios de octubre, con campeonatos semanales que se van sucediendo hasta diciembre. Son eventos cortos, que no se extienden más allá de una semana, y con no más de seis u ocho equipos. Muchos poleros se van cambiando de club de acuerdo al hándicap (el puntaje que tiene cada uno) de cada certamen.

La etapa más competitiva se cierra con la reconocida Triple Corona, la serie de campeonatos más importantes del año que se toman la cartelera durante diciembre, con el Abierto de Chile, el Abierto de Polo San Cristóbal y el Hándicap de Chile.

Luego vienen los torneos de verano y otoño, que se extienden hasta abril. En ellos se sale del circuito tradicional de Santiago y se va hacia los clubes en regiones y los nuevos en la capital.

“El polo puede crecer mucho más, porque es un deporte ligado al campo y a los caballos, dos elementos que en Chile tenemos en abundancia. El objetivo de la Federación es promoverlo y, en ese contexto, tenemos planes de desarrollo de más y mejores torneos”, explica Valdés.

Para extender la temporada es muy importante la habilitación de nuevas canchas o aumentar los requisitos actuales. Mario Pablo Silva reconoce que el nivel ha ido creciendo, aunque todavía falta. En Argentina pueden tener un período más largo de competencia, porque tienen distintas zonas con el clima y los campos adecuados. Acá estamos en proceso. Una buena cancha de polo debe tener arena, así es que se está trabajando para que así sea en las principales”, adelanta el ex timonel de la Federación.

Relacionados