Por Felipe Hurtado H. // GettyImages Noviembre 24, 2017

Por si acaso es de esos que se quedaron con las frecuentes viejas malas noticias del básquetbol chileno, es necesario contarle que 2017 ha sido un año sorprendente, y que podría ser señal de un futuro con una prosperidad impensada.

En julio, el equipo nacional se consagró campeón del Sudamericano en la categoría sub-17 que se realizó en Perú, un hecho inédito. El quinteto adiestrado por el ex seleccionado Galo Lara derrotó en la final nada menos que a Argentina, la potencia de la región, y despertó un aplauso cerrado. “Mis felicitaciones a nuestros jóvenes deportistas. ¡Chile celebra con orgullo su triunfo en el #SudamericanoU17! “, tuiteó la presidenta Michelle Bachelet, quien poco después los recibió en La Moneda. En ese torneo, además, la Roja tuvo en sus filas al Most Valuable Player: el pívot Maxwell Lorca, quien nació, vive y juega en Estados Unidos.

“Estamos creciendo en el básquetbol. Hoy existe otra mentalidad entre los jóvenes”, asegura Galo Lara, técnico de la sub 17.

Hace un par de semanas, las jóvenes del sub 14 agregaron su nombre a la lista de hazañas y se quedaron con el certamen subcontinental en Popayán, Colombia. En el partido decisivo le pasaron por arriba a Brasil con un abultado 80-58. El cetro de la mejor jugadora también recayó en una chilena: Fernanda Ovalle.

Estos resultados en la cancha se suman a los nacionales que se perfilan hacia la posibilidad de colocar al primer chileno en la NBA, la liga más importante del planeta. No es un asunto cerrado, pero el hecho de que Felipe Haase, Nicolás Aguirre y Nicolás Carvacho estén en competitivas universidades estadounidenses acerca tal opción, una que hasta hace no mucho tiempo sonaba completamente inalcanzable.

Lorca va por la misma senda, aunque todavía no ingresa a la educación superior. En todo caso, este hijo de chileno nacido en Nueva York ha sobresalido lo suficiente en las competencias colegiales como para que le lluevan ofertas de primer nivel.

Final de basquetbol femenino entre Magallanes y MetropolitanaEn la lista de promesas no puede faltar el base Ignacio Arroyo, vástago de otro ex seleccionado, Patricio Arroyo, quien decidió partir a Estudiantes de Madrid para forjar desde ahí su nombre en el mundo de este deporte; y también al angelino Álvaro Pimentel, hoy parte de la plantilla del equipo de Obras en Argentina.

Jugar en el extranjero es la única forma de crecer para estas noveles figuras.

El bonus track de 2017 del básquetbol local: un representante de estos lados fue subcampeón mundial senior en la serie entre 70 y 75 años que se jugó en Italia. La Universidad de Concepción sólo cayó en la final ante un combinado de Estados Unidos.

Pero el foco está puesto en los jóvenes.

¿Qué pasó para que este escenario apareciera en el horizonte?

“Estamos creciendo en el básquetbol. Hoy existe otra mentalidad entre los jóvenes”, asegura Galo Lara, técnico de la sub-17. “Cuando concentramos, veo mucha motivación. No sienten que haya un techo. No respetan en demasía a nadie, como ocurría con otras generaciones. No existe el temor de antes, cuando partíamos derrotados a enfrentar a Brasil y a Argentina”, asegura.

El entrenador aporta con ejemplos concretos. “Cuando Arroyo se fue a España por cinco años, me dijo: ‘Profe, me voy, pero no me quedaré para siempre’. Lo mismo pasa con Lorca, que no habla muy bien español, así es que a veces me lo tiraba en inglés: ‘Quiero ser el primer chileno en la NBA’. Se les nota convencidos”, añade.

Lara cree que las últimas conquistas de la Roja futbolera han tenido algún rol para generar este cambio en la mentalidad. “Sí, nos han relacionado con ellos. También nos han llamado la generación dorada”, añade.

El cambio de chip, en todo caso, no conseguiría resultados si no viniera atado a lo que el entrenador considera lo más importante: el trabajo en cancha. “Los entrenamientos permanentes, sin que haya que depender de si ganes o pierdas, son la clave”, advierte.

En eso la coincidencia con Warren Espinosa, el coach de la sub-14 monarca sudamericana, es plena. “Le atribuyo este éxito a la labor de los entrenadores de series formativas en todo el país: clubes, colegios, etc. En Chile existe una gran cantidad de entrenadores y profesores de educación física que trabajan día y noche por estas generaciones y por mejorar el básquetbol chileno”, subraya el costarricense.

“Queremos ir al Mundial Sub-17 del 2020. Para ello se dio el primer paso, que fue ganar el Sub-14”, asegura entrenador de la selección Warren Espinosa.

Las expectativas que está generando el baloncesto masculino, con elementos que pueden dar el salto a ligas competitivas, es una ruta que las mujeres iniciaron un poco antes. Ziomara Morrison, con su arribo en 2012 a San Antonio Silver Stars, de la WNBA, ha sido la figura más notoria de una lista de chilenas en el extranjero que también incluyó a Valentina Aragonese y Tatiana Gómez, entre otras. No sin líos internos, se las arreglaron para disputar consecutivamente cinco clasificatorios para mundiales y Juegos Olímpicos.

Las damas son también las únicas seleccionadas chilenas que han ido a un mundial de cualquier tipo en las últimas décadas, el Sub-19 que se realizó en el país en 2011. No hay que olvidar que la rama femenina es la que tiene el mejor registro histórico del baloncesto criollo, con el subcampeonato alcanzado en la Copa del Mundo 1953, que se organizó en el Estadio Nacional de Santiago, y que contó con las sobresalientes actuaciones de María Gallardo, Catalina Meyer y Fedora Penelli. Entre los varones, los logros más significativos son los terceros puestos en Argentina 1950 y Chile 1959.

Los objetivos de los jóvenes apuntan alto, para así aumentar la lista de participaciones mundialistas. Espinosa lo confirma: “Queremos ir al Mundial Sub-17 del 2020. Para ello se dio el primer paso, que fue ganar el Sub-14. El segundo será vencer en el Sudamericano Sub-15 de 2018, lo que nos dará una clasificación al Premundial 2019 y de ahí saltar al Mundial”.

A Lara le entusiasma la posibilidad de alcanzar una clasificación sin precedentes a la Copa del Mundo Sub-19 de dos años más. “Tenemos una oportunidad enorme de hacer algo que nadie ha logrado, que es ir a un mundial juvenil, por la proyección de estos chicos. Contamos con chances, disposición y material humano. Hay algunos aspectos de gestión que resolver y de recursos. Por ejemplo, todavía no firmo mi contrato y la idea era partir trabajando en agosto. Ha pasado mucho tiempo”, cuenta con los temores propios de quien no quiere ver arruinados los planes que existen sobre la mejor generación de basquetbolistas chilenos en décadas.

Warren Espinosa confía en el trabajo federativo, que cree ha sido fundamental para conseguir los resultados de este año. “Las buenas generaciones de jugadoras (actual y venideras) están; pero de nada sirven si no existe una gestión administrativa que las potencie a nivel internacional, y esta Febachile (Federación de Básquetbol de Chile) se ha preocupado de hacerlo”, sentencia.

Las esperanzas nunca estuvieron tan altas.

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