Por Felipe Hurtado H. // Fotos: GettyImages, Octubre 20, 2017

En Chile, hay más de medio millón de motos, de acuerdo con las cifras oficiales. Y en torno a ellas se ha creado toda una cultura sobre dos ruedas que crece y justifica la existencia de organizaciones de fanáticos de todo tipo: desde grupos de mujeres hasta motoqueros más sénior.

 

El educador

La idea de armar los GsTrail Track Day surgió ante la comprobación de que quienes adquirían una moto muchas veces no tenían desarrolladas todas las capacidades necesarias para conducirla ni para enfrentar las dificultades que les puede presentar el camino.

“Los objetivos son dos: ayudar a la gente con menos experiencia e incrementar la seguridad vial de los que andan en moto. Muchos la compran sin saber nada, porque a los vendedores sólo les interesa la venta, no la instrucción o si la máquina es la más conveniente para el cliente. Cada jornada consiste en cinco módulos, guiados por instructores especialistas, entre los cuales solemos incluir a pilotos profesionales”, cuenta Alberto Rivera, el creador de esta actividad derivada del grupo GsTrail.

Entre los conocimientos que se imparten se encuentran mecánica básica, cómo evitar algunos accidentes; las diferencias de manejo entre el asfalto y la tierra, y técnicas para resolver problemas en situaciones offroad.

“Las cinco etapas son equilibrio, aceleración y frenado, curvas con derrapes, subida y bajada de los cerros, además de informar sobre la Ley de Tránsito. De fondo, también está la intención de traspasarles a los motociclistas de la calle los secretos del motociclismo deportivo”, agrega Rivera.

En cuanto a la mecánica, incorpora clases de revisión y preparación del vehículo para los viajes, reparación de neumáticos, limpieza y hasta cambios de pastillas y aceite. La mayoría del proceso es práctica pura.

El club GsTrail se fundó en marzo de 2014 y ya van por la octava versión del Track Day, que realizan una vez por semestre. La próxima será este sábado 21 de octubre, en Colina, y contará con la participación del piloto dakariano Patricio Cabrera.

“El promedio de edad de la gente que viene es de 50 años, aunque vienen muchos jóvenes de 25 años más o menos. La mayoría, un 90% tal vez, son hombres, aunque la presencia de las mujeres va creciendo”, añade.

La organización no sólo se dedica a realizar clases y cursos. Al menos una vez al mes arman paseos hacia distintas zonas del país, donde mezclan rutas por asfalto y de tierra.

 

El femenino

A Marcia Susaeta las motos le han fascinado desde siempre. Y mientras más grandes, mejor. Ha sido miembro de distintos clubes durante su vida, y de varios a la vez, incluso.

Hace unos cinco años se decidió a armar uno sólo para mujeres, que surgió casi por casualidad. Su primera versión le salió de las vísceras. Quería armar un viaje a Perú y subió posteos a redes sociales buscando acompañantes. Le contestaron tres y partieron.

Con el tiempo, ese cuarteto se convirtió en el Club Motograndiosas. Para pertenecer a él se requieren dos condiciones: ser mujer y ser fanática de las motos de gran cilindrada, entre las que abundan BMW y KTM. Son cerca de 20. El nombre es en honor al fallecido “Ricky” Godoy, un hombre de profunda influencia en el motociclismo chileno, quien llamaba así a las máquinas grandes.

“Las rutas que buscamos son difíciles, peligrosas. Vamos por carreteras y también por rutas interiores. La gente que sumamos son quienes manejen motos sobre los 650 centímetros cúbicos. A las más jóvenes, les enseñamos técnicas y datos”, describe Susaeta.

Hacen viajes largos, siempre buscando nuevos destinos. Han ido a Perú dos veces, a Puerto Maldonado y Cuzco, también al valle del Elqui, al Maule, por citar algunos. No siempre van todas, aunque para los aniversarios, que celebran entre mayo y junio, tratan de asistir todas, hasta sus socias extranjeras.

En estas salidas son muy importantes los momentos de convivencia; las comidas, las sobremesas y el relajo. “Hablamos mucho cuando nos juntamos”, dice Marcia Susaeta.

No todos los viajes necesitan ser masivos. A veces, basta con una compañera. Bien lo sabe Marcia, quien hace poco se fue a recorrer parte de India con una amiga española que también pertenece a Motograndiosas.

Lo importante es el recorrido y la compañía.

 

Los adultos

Santiago Riders fue formado hace cinco años por un grupo de entusiastas con un interés común: viajar sobre dos ruedas.

Pero no es lo único que los reúne. Eduardo Collantes, uno de los fundadores del grupo, reconoce que también se trata de “adultos con la vida más o menos resuelta, que buscan entretención y distracción, y el elemento que nos llenaba esa necesidad era la moto”.

En total, son cerca de 40 miembros, con edades entre 40 y 70 años, y en su mayoría hombres, que organizan paseos, al menos, una vez al mes.

Les gustan las motos grandes, de 1.200 centímetros cúbicos, y pasearlas por rutas de tierra. Van por el fin de semana a Ovalle, La Serena y la zona central. También se atreven a periplos más largos fuera del país, los que pueden prolongarse por alrededor de 10 días. Han ido a Bolivia, Perú, Argentina y Brasil.

Tratan de armar una de estas travesías más largas una vez al año, por lo menos. La próxima será en diciembre: cruzar a Argentina por el Paso Pircas Negras, en Copiapó, donde tendrán que superar caminos a casi 5.000 metros sobre el nivel del mar.

Con en el tiempo, han ido adquiriendo conocimientos de mecánica básica, aunque siempre en un grupo de viaje hay uno que se maneja al dedillo.

Han pasado por períodos duros, como cuando hace un par de años uno de los miembros sufrió un grave accidente del que todavía se está recuperando. Pero la pasión por la moto ayuda a sobrellevarlos.

 

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