Por Cecilia Correa Octubre 24, 2017

Centro de Estudios Públicos 47,2%

Libertad y desarrollo 26,9%

Clapes UC 5,4%

Cuando llevaban dos años desde su fundación, parecía que el proyecto de un Centro de Estudios Púbicos (CEP) no se sostendría por mucho tiempo. Era 1982, el país sufría una de las mayores crisis económicas y los aportes de los empresarios se vinieron al suelo.

—Diría que ese fue el momento más difícil del centro, dice Harald Beyer, director del CEP.

Está en su oficina en el segundo piso de la casona ubicada en calle Sótero Sanz, a pasos de la Costanera Andrés Bello. El economista y ex ministro de Educación de Sebastián Piñera ingresó en 1987 como investigador, el mismo año en que el ex presidente de CMPC Eliodoro Matte fue nombrado presidente de la institución. El CEP se levantó gracias al aporte de fundaciones extranjeras como The National Endowment for Democracy, The Ford Foundation, The Institute for the Study of Economic Culture de la Universidad de Boston, entre otras.

Desde entonces, “la fundación privada sin fines de lucro de orientación liberal y democrática”, se ha posicionado en el
debate público como el think tank más influyente. Y nuestra encuesta lo confirma, con un 47,2%.

Ha estado en controversias importantes de la historia reciente: la encuesta CEP predijo el triunfo del NO e influyó en su campaña (dando a conocer que a los chilenos lo que más les preocupaba en ese entonces eran los temas económicos, por sobre los derechos humanos).

—En junio del 88 publicamos la única encuesta de la época que demostraba que el NO estaba por sobre el SÍ. Fuimos atacados y amenazados por eso, recuerda Beyer.

Dos décadas después se involucraron con fuerza en el debate de la ley de institucionalidad ambiental, en la regulación al financiamiento de la política, en el fin al lucro en la educación superior. En el 2011 su entonces director, el filósofo Arturo Fontaine, escribió en una columna que “el lucro sí perjudica la calidad”.

A su encuesta —que cumplió 30 años el año pasado— se le considera el “oráculo” político de Chile, y genera altas expectativas las tres veces al año que se publica.

Los últimos años no han sido fáciles para el CEP, que ha vivido más cambios en este periodo que durante los 23 primeros años.

“Primero tenemos que ver si sale Piñera y, si los investigadores deciden irse y se produce un vacío, se tomarán las medidas correspondientes. Siempre está circulando gente interesada que viene de vuelta de sus posgrados” (Lucas Sierra. subdirector del CEP)

En 2013 suspendió por primera vez en 25 años su encuesta de opinión pública. La renuncia de Laurence Golborne como candidato presidencial de la UDI y su reemplazo por Pablo Longueira no les dio tiempo para incluir en sus resultados el cambio de escenario. Dos años después, en diciembre de 2015, el escándalo de colusión de la Papelera (CMPC) golpeó reputacionalmente al presidente del CEP (y también de la empresa), Eliodoro Matte, que salió después de casi 30 años. El abogado Enrique Barros tomó su lugar y permanece como presidente del centro. El caso también generó la renuncia del consejero, el prestigioso abogado José Zalaquett.

“Fue difícil, una gran pena”, dice el abogado y subdirector, Lucas Sierra. Y agrega que la solidez institucional del CEP los ayudó a salir adelante.

Hoy Matte sigue ligado al centro. De hecho, es parte del comité directivo, el órgano superior de la institución, y está participando en la elaboración de una nueva propuesta de Reforma del Estado, que se lanzará en noviembre. Esta incluye “ponerlo al día”, frente a una sociedad más compleja y exigente.

 

¿Recambio?

En 2013, después de la polémica salida de Arturo Fontaine Talavera tras 31 años como director, asumió Harald Beyer.

Sin embargo, este asiento quedará nuevamente vacío el 31 de diciembre. Tras cuatro años en el cargo y 30 en el CEP, Beyer asumirá la rectoría de la Universidad Adolfo Ibáñez.

La decisión sobre el sucesor recaerá en el directorio, que hoy está discutiéndolo. Beyer dice que el comité ejecutivo (mensual), ya está pensando en los posibles candidatos. Tiene como plazo diciembre para proponérselos al Consejo Directivo, presidido por Enrique Barros, que zanjará.

—Prefiero no opinar mientras no se tome la decisión en la instancia interna, dice Lucas Sierra, sobre sus posibilidades de suceder Beyer. Aclara que el cambio no repercutirá en los investigadores.

 Siete de los 19 investigadores participaron del primer gobierno de Piñera. Ahora algunos están en el actual consejo programático del candidato de Chile Vamos. Son Carolina Velasco (Salud), el ex presidente del Banco Central Rodrigo Vergara —que suena como posible  ministro de Hacienda —y Sylvia Eyzaguirre (Educación). También el economista Raphael Bergoeing.

El directorio está compuesto mayoritariamente por figuras públicas ligadas al mundo empresarial e intelectual, como Roberto Angelini, José Joaquín Bruner, Juan Andrés Camus, Vitorio Corbo, Sebastián Edwards, Carlo Solari, Ramiro Mendoza, Joaquín Villarino, Luis Enrique Yarur y Jean Paul Luksic. En tanto, entre sus consejeros asesores se encuentran empresarios, economistas y académicos como Pablo Granifo, Horst Paulman, Peter Hill, Bernardo Larraín, Felipe Larraín, Andrónico Luksic y Enrique Cueto.

Entre consejeros e integrantes del comité sólo hay dos mujeres: la historiadora e investigadora de la Universidad Católica, Sol Serrano, y la economista de la Universidad de Chile y actual vicerrectora académica de la Universidad Adolfo Ibáñez, Soledad Arellano.

El nuevo director tendrá que presentar un plan estratégico a cinco años —que definirá las grandes áreas temáticas— y deberá ser aprobado por el consejo directivo.

Por ejemplo, el plan que elaboró Beyer hace cuatro años abordó política y sociedad, educación, salud, energía y medioambiente, políticas sociales y desigualdad y modernización del Estado.

El ex ministro de Educación afirma que el cambio no va a ser traumático y que el nuevo plan no afectará la continuidad de lo que ya existe en el CEP, aunque el director entrante le ponga su propio énfasis a los temas. Dice que están bien organizados institucionalmente.

Pero, en el corto plazo, surgen otras preguntas:

—Ante una eventual presidencia de Sebastián Piñera, han pensado qué medidas tomar si es que algunos investigadores deciden trabajar en su gobierno?

—Primero tenemos que ver si sale Piñera y, si los investigadores deciden irse y se produce un vacío, se tomarán las medidas correspondientes. Siempre está circulando gente interesada que viene de vuelta de sus posgrados o recién egresados, responde Sierra.

Sobre si van a hacer ajustes ante el cambio de gobierno, sostiene que la mirada de la institución es a mediano y largo plazo y que no reaccionan de inmediato a los cambios de gobierno.

Los investigadores son la mayoría egresados de la Universidad Católica y economistas, con posgrados en el extranjero. Muchos formaron parte del primer gobierno de Piñera. Siete de los 19 investigadores participaron del primer gobierno de Piñera. Son Isabel Anitat, Loreto Cox, Andrés Hernando, Slaven Razmilic, Carolina Velasco y Sylvia Eyzaguirre. Ahora algunos están en el actual consejo programático del candidato de Chile Vamos: Carolina Velasco (Salud), el ex presidente del Banco Central Rodrigo Vergara —que suena como posible ministro de Hacienda— y Sylvia Eyzaguirre (Educación). El economista Raphael Bergoeing también ha colaborado con el programa en temas de productividad y mercado de capitales.

Sin embargo, Sierra defiende la independencia y las buenas prácticas de la institución, la fortaleza institucional y la libertad de sus investigadores:

—No hemos vivido un conflicto de intereses. Si los hubiera, hay formas de procesarlos. En general los temas de investigación tienen que ver con las áreas en que ellos y ellas trabajan, explica Sierra, en relación a las posibles presiones que pueden surgir desde los partidos políticos (sobre las investigaciones).

Cada autor firma lo que publica y los más de 80 donantes (más de la mitad son sociedades anónimas) tienen un tope máximo del 10% del presupuesto en aportes. El dinero que se recauda va a un fondo común no asociado a un proyecto en específico.

En el día a día, tanto Sierra como Beyer dicen que la injerencia del directorio y de los altos mandos en los investigadores es baja y trabajan con bastante autonomía. Se preocupan de tener un equipo confiable e independiente, donde los investigadores profundicen en sus intereses académicos.

De hecho, a diferencia de las reuniones mensuales del comité ejecutivo, la coordinación entre los investigadores para definir los temas y los focos es más informal. Eso sí, van todos los días a la oficina.

—¡Somos una institución chica!, insiste Beyer.

Más que juntarse con frecuencia a una hora y fecha exacta, las conversaciones de pasillo, los almuerzos y cafés son las instancias preferidas para las inquietudes académicas, resolver dudas y coordinarse.

—Creemos en el orden espontáneo haidiano—dice Beyer riéndose—. Muchas veces almorzamos todos y en esos espacios conversamos sobre los temas públicos. Somos un poco Nerds.

 

Rol orientador

Desde hace algunos años, el CEP está poniendo el foco en los cambios de la realidad nacional para reinterpretar a la población chilena.

—Estamos tratando de ver los problemas más cotidianos de la población, sus relaciones, redes, interacciones, cómo vive la gente el problema de la educación, de la salud, dice Sierra.

Sobre los desafíos que vienen, tanto Beyer como Sierra concuerdan en la necesidad de fortalecer la investigación debido a la fuerte especialización de las universidades, “más preocupadas de los rankings y los índices”, y que se han ido distanciando de la deliberación en políticas públicas, al estar metidas en sus “nichos temáticos”, en palabras de Sierra.

Beyer: ¿Donde están las escuelas de Economía de la Universidad Católica y Chile? Debido a la tendencia academicista de las universidades, abocadas en discusiones que no necesariamente son las del país, es que Beyer recalca que a diez años plazo, el CEP debería tener todavía más investigadores.

—Ya no vamos a poder descansar tanto en el mundo universitario como lo hacíamos históricamente—, dice.

—Con el fin de la encuesta Adimark, ¿piensan aumentar la frecuencia de la CEP?

Beyer: —Antes hacíamos dos encuestas al año y las aumentamos a tres. Es un buen número. Sentimos que las encuestas telefónicas producen mucho rechazo. La tasa de respuesta de las últimas Adimark fue de un 22%, o sea, uno de cada 5 la contesta, mientras que a nosotros nos contesta 8 de cada 10. Aumentar la frecuencia no nos interesa.

El CEP últimamente ha publicado libros de temas desde el proceso constitucional, la desigualdad y las oportunidades en Chile, la reorganización de los prestadores de salud, el pueblo mapuche en el siglo XXI, hasta investigaciones tan específicas como una “Geografía de Pájaros”.

Ante la incertidumbre que se vivía en el 2014 por el tema constitucional, el centro de estudios convocó a 30 académicos en derecho constitucional de distintas sensibilidades y publicaron dos libros: Diálogos y Propuestas constitucionales, para “bajar la ansiedad”.

La idea del think tank con sus investigaciones es desmitificar las visiones distorsionadas de la realidad y disminuir la brecha entre la percepción y los hechos. Así nació ¿Malestar en Chile?, libro editado por el investigador y coordinador de Opinión Pública, Ricardo González.

Sierra: —Me parecía sospechoso lo que se decía de que Chile iba a caer en un precipicio [si no se hacían las reformas], cuando las encuestas revelaban que los chilenos reconocían vivir mejor que sus padres e, incluso, que sus hijos iban a vivir mejor que ellos.

Beyer: —cuando Michelle Bachelet inició su campaña en 2013, diagnosticó que el país estaba enojado y que, de no abordarse el malestar, podría producirse un quiebre institucional. Su programa se orientó a enfrentar este supuesto enojo, pero nuestras encuestas decían algo distinto: existía preocupación en la población, pero —al mismo tiempo— la gente estaba relativamente satisfecha con lo que había logrado.

Algo no cuajaba, y el CEP supo proyectarlo 33 años después de ser fundado.

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