Por Felipe Hurtado H. // Foto: Agenciauno Septiembre 29, 2017

Son dos los conceptos que más se reiteran a lo largo de la conversación con Bernard Charreyre, el head coach del rugby chileno. Uno es “el problema en Chile” y el otro, la necesidad de desarrollar un “método”.

El técnico francés (67) refleja así que no ha sido fácil su labor en el país, donde llegó en julio de 2016 apoyado en su extenso currículum con procesos en las selecciones menores galas, en Rumania, España, Uruguay, Argentina, Túnez y Costa de Marfil, por citar algunos de los destinos por los que ha pasado en los 40 años de lo que califica como una “aventura humano-deportiva”.

MMG_3219.jpgPero no se amilana este oriundo de Perpiñán. El quinto lugar que obtuvo la sub-20 en el último Mundial B de Uruguay es un faro que espera se transforme en la guía para el resto.

—¿Cuál es la realidad que encontró en Chile?

—Hay chicos con potencial. Pero el nivel del campeonato de rugby chileno es muy bajo, muy lento, muy programado. Esto se debe a que los entrenadores no son formados. Y en esa formación considero fundamental el tener un método. El problema de los entrenadores en Chile es que creen que mirando internet y haciendo (un curso de) 15 días en Nueva Zelandia es suficiente. No es así. Se necesita una formación más completa. Para lograr eso se necesita experiencia. Los libros pueden decir cosas, pero el tema es cómo llevar la teoría a la práctica. Y como no tienen método, no saben cómo hacerlo y copian. Los sub-20 no sabían dónde iban al comienzo, porque era un proceso distinto a lo que conocían. Pero tenemos jugadores inteligentes, que entienden cuando se les muestra otro proceso y se entregan al 100%. Hicieron un buen Mundial porque han querido este proceso y han cambiado las maneras. Hemos peleado en el camino, fue un esfuerzo, pero al final te das cuenta de que el proyecto es muy importante.

—¿No considera, entonces, que el rugby chileno haya avanzado en el último tiempo?

—Lo he encontrado con los sub-20, con los que trabajamos junto a los técnicos Marcelo Arancibia y Jorge Alvarado. Hemos hecho un trabajo que involucraba un proyecto. El problema acá es que no saben trabajar dentro de un proyecto. Cada uno quiere hacer lo suyo. El rugby es un proyecto colectivo.

—¿Afecta que el rugby se mantenga como un deporte de elite en Chile?

—En el primer mundo es para todos. Es una escuela fantástica para la vida. Te enseña dos cosas primordiales: la inteligencia y el coraje. El problema de Chile es eso. No es normal que la sub-20 tenga 23 jugadores de Santiago y 3 de provincia. No existe un proyecto de desarrollo. Acá el rugby pasa de padre a hijo o en los colegios. No. Hay que ir a buscarlos a los barrios, a las escuelas.

 

El conformismo

“El problema acá es que son muy conformistas. No quieren decirles a los chicos que deben trabajar, todo es siempre ‘bien, bien’. El jugador, como está siempre bien, cuando no tiene éxito se frustra mucho y no tiene medios para trabajarlo, porque no está preparado. La educación es todo un concepto, es una alquimia de todo eso. Es eso, no siempre decir ‘bien, bien’, porque no es verdad”, subraya.

—Y menos cuando los resultados no van en sintonía.

—Totalmente. Acá son muy conformistas. Te das cuenta de por qué no hay resultados a nivel internacional, porque se equivocan totalmente.

—¿Podría ayudar en el desarrollo una política más grande de la Federación Internacional para fomentar el deporte, como empezó a hacerlo la FIFA en los 70 con el fútbol?

—Nunca se debe esperar lo que te den los otros. Si te dan, muy bien, pero lo importante es lo tuyo. Tener un método chileno. Tener un rugby con marca chilena y no copiar, como hacen los entrenadores, lo que realiza Nueva Zelandia. Eso no alcanza, porque el entrenamiento es más complejo. Es como querer ser médico e irme a un curso por 15 días, y después querer operar. ¡Por favor!

“No hay proyecto en la Federación, no existe. He presentado uno y no me han contestado”, critica.

—¿Qué características debe tener el rugby hecho en Chile?

—Un rugby inteligente y no tontito, de reproducir lo que hacen los otros. Los sub-20 han entendido que hay otra forma de entrenar. Con ellos se debe continuar.

—¿Y qué tienen ellos que no ha visto en otros equipos?

—Al comienzo fue difícil, porque no estaban acostumbrados. Sin embargo, luego se han adecuado al proceso. Los jugadores son lo más importante, porque si intercambio equipos con el entrenador de los All Blacks te aseguro que voy a ganar yo. Acá existe el potencial, el problema acá es que no lo preparan. Entonces, vuelve a surgir la pregunta: ¿Qué rugby queremos? ¿Qué jugador vamos a formar para este rugby? ¿Y cómo se va a entrenar? Y el cómo se entrena es muy complejo, es como la formación de un médico. Para ser un entrenador se necesitan siete años. Hay que tomar un club, ver cómo se manejan las cosas y, sobre todo, tener un método. Ver lo que tienen los All Blacks, Australia, Sudáfrica, Francia, Inglaterra, sí, no hay problema, pero tú debes tener un método. Eso es importante. A los sub-20 les he presentado un proyecto de juego hecho en Chile.

—¿Y qué tiene?

—Dos cosas importantes. El proyecto de vida. Cómo se vive. Y cómo vamos a jugar en defensa, en ataque. No repetir. Aprender a jugar. Los chilenos que van a Francia dicen que acá no sabemos jugar, porque no les han enseñado a jugar. Acá se hacen entrenamientos cerrados, cuando el rugby es un deporte abierto. En el alto nivel, el equipo que marca la diferencia es aquel que es capaz de ser creativo, de imaginar cosas, no de copiar. Nosotros copiamos y si siempre copiamos, será difícil alcanzar triunfos. No hay reflexión sobre el entrenamiento. El rugby es un deporte muy rico, con todos los componentes: estrategia, táctica, técnica, mentalidad, físico. Acá es sólo físico. El físico es fácil, son recetas. El rugby no son recetas. Es adaptativo. Poner a los jugadores y la pelota en el movimiento que corresponde a las situaciones que presenta el juego. Se necesita tiempo para eso.

—Clasificar a un Mundial, y hacerlo constantemente, ayuda al desarrollo de un deporte en los países. Me imagino la respuesta, pero se la pregunto igual. ¿Chile tiene nivel para clasificar a un Mundial?

—En este momento, no. Pero se debe trabajar con las generaciones que van a venir.

 

EL FUTURO

—¿En qué parte de su proceso está Chile?

—No hay proyecto en la Federación, no existe. He presentado uno y no me han contestado. Quiero trabajar dentro del proyecto de la Federación. Yo estoy a disposición del rugby, de la Federación.

“El rugby no son recetas. Es adaptativo. Poner a los jugadores y la pelota en el movimiento que corresponde a las situaciones que presenta el juego”, dice Charreyre.

—¿Cómo es su relación con la dirigencia?

—Hay una persona muy buena, que es Alfonso Escobar (director de la Federación), quien entiende rugby y prueba hacer cosas. Espero que siga. El centro es el rugby, no las personas.

—¿Hasta cuándo dura su contrato?

—Hasta final de año.

—¿Y su idea es quedarse?

—Si se cambian cosas, sí. Si no se cambian, no.

—Entre esas cosas que se deben cambiar, ¿cuáles son sus prioridades?

—Un proyecto deportivo. Mi tarea es un proyecto deportivo que incluya formación de jugadores, de entrenadores y un desarrollo en todas las áreas. El rugby debe ser parte de la sociedad chilena, eso es fundamental. Sobre el juego, definir qué es lo que quiere hacer Chile. Sólo Chile debe decir qué quiere hacer: rugby social o rugby de alto nivel. Para este el camino es totalmente diferente. Acá hay demasiado rugby escolar, lo que está bien y se debe continuar, pero no te prepara para la competición. La Federación debe tener un campeonato fuerte, para alcanzar de a poco un proceso. He presentado este proyecto global donde creo está la base del futuro del rugby chileno.

—Cuando llegó planeaba un proyecto en regiones. ¿Cómo va eso?

—Sólo he podido trabajar con los sub-20. No se puede trabajar con los mayores. No quieren. No entiendo que no haya un hilo conductor.

—¿Por qué no quieren que trabaje con los mayores?

—Eso debes preguntárselo a la dirigencia.

—¿Está enfocado sólo con los jóvenes, entonces, y lo demás son proyectos sin respuesta?

—Por el momento.

—Con todas estas circunstancias, se ve complicada su permanencia, ¿no?

—Pienso que has comprendido todo. Absolutamente, sí.

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