Era 2015 y los anuncios luminosos de Times Square de Nueva York decían: “Cada historia tiene dos lados” y “no creas todo lo que lees”. En el rincón de abajo aparecía RT, un logo desconocido. Se creyó que sería un medio independiente, del ala izquierda del progresismo y completamente anti-establishment. RT era, sin embargo, Russia Today (Rusia Hoy), una cadena de noticias internacional financiada por el Kremlin en un 100%.

La “CNN” rusa incluye tres canales de noticias que emiten 24 horas al día desde Moscú para más de 100 países del mundo, en español, inglés y árabe. El grupo RT posee, además, las estaciones RT America y RT UK, que transmiten desde Washington y Londres
“Sólo en su delegación de Washington, RT gasta alrededor de 400 millones de dólares al año”, informó la alemana Deutsche Welle. RT lo desmintió. Margarita Simonyan , editora en jefe de RT en inglés, dijo que el presupuesto para el 2016 fue de 277 millones de dólares.
Simonyan es una mujer de ojazos verdes y lleva una cruz en el cuello. Mientras, el servicio mundial de la cadena británica de información global, la BBC, ha sufrido cortes del 16% y su staff se redujo en un quinto del total.

La rusa Margarita Simonyan es una belleza y es una de las 20 mujeres más influyentes de Rusia. A sus 36 años, esta morena de ojos verdes es, para la inteligencia de EEUU, “la periodista más peligrosa del planeta”. Fue mencionada 27 veces en el informe de la Dirección Nacional de Inteligencia, el FBI, la CIA y la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) sobre el hackeo y la injerencia de Rusia en la elección del presidente de EE UU. Se la menciona por “haber contribuido a la elección de Donald Trump” gracias al “apoyo abierto” que ofrecieron las cadenas de televisión rusas.

“Esta es una infoguerra en la cual nosotros utilizamos todas las armas posibles para restablecer la verdad, que es distorsionada por la prensa occidental”, dijo Simonyan a La Nación de Argentina.

RT News se transformó en una polilla para la Casa Blanca de Obama. La cadena entró en las casas de los estadounidenses a través del cable, Youtube y las redes sociales. Bombardeó por aire, mar y tierra. “Estamos en una guerra de información y la estamos perdiendo”, dijo la entonces candidata demócrata Hillary Clinton durante la campaña. Se refería a la “CNN” rusa.
RT fue crítico. Mostró el lado amable del republicano Donald Trump, amigo del líder Vladimir Putin.
La atacó por no haber enviado tropas cuando —como secretaria de Estado de Obama— un grupo islámico atacó a diplomáticos de EEUU en Benghazi, Libia (2012). Se investigó por qué Clinton no evitó la muerte de 4 norteamericanos, se descubrió el pecado de Hillary: jamás usó el servidor oficial del Departamento de Estado, se manejaba con su mail personal. Los secretos que hacían más vulnerable a EEUU quedaron a merced de cualquiera.

Existen opiniones encontradas sobre los estándares informativos de RT. La red, creada en el 2006, pero internacionalizada más tarde, es polémica, pero predecible. En la crisis del 2013-2014 en Ucrania, tomó partido por el Kremlin, uno de los incumbentes (y financista de RT) defendió la ocupación del territorio ucraniano por la Federación Rusa. CNN y Occidente, en tanto, difundieron la noticia como la reprochable invasión sobre la península de Crimea.
La red tiene segmentos como: “Las 3 falsedades que la mayoría de los estadounidenses cree que son verdad” o “vea cómo EE UU se ha pasado la historia en guerras”.

Una reportera británica, Sara Firth, renunció a RT.“El nivel de desinformación era chocante. No podía seguir”, dijo. Reporteó la caída del avión de Malasyia Airlines en 2014. La nave, con 283 pasajeros a bordo, se estrelló tras ser alcanzada por un misil ruso Buk. Volaba sobre el este de Ucrania. RT responsabilizó a los rebeldes ucranianos. La investigación aeronáutica internacional, a los rusos.
Durante el levantamiento egipcio de enero del 2011, quien se informaba con RT veía que EE UU había orquestado el levantamiento y que la Hermandad Musulmana había sido creada por el servicio de inteligencia inglés (M16).

El éxito

70 millones de personas en el mundo ven RT cada semana. Ya está entre las mayores cadenas internacionales en EE UU y Europa (Ipsos, 2016).

Se les culpa de mucho en EEUU y Europa. Meten en un mismo paquete a los difusores de troleos y de noticias falsas. Éstas últimas circulan mayoritariamente por Facebook —y no en el de RT— y no son obra de la red rusa.
Agrada la molestia que provoca este canal en occidente, sin su monopolio de las pantallas de televisión globales.