Por M.Cecilia González y Javier Rodríguez Diciembre 9, 2016

Bastó media hora para terminar con lo que había sido un ícono por 30 años. Ícono que, incluso, dio pie para una exitosa teleserie adolescente: 16, de TVN, transmitida en 2003. La noche del domingo 6 de noviembre, siete estudiantes de cuarto medio de los colegios Cumbres femenino y masculino cortaron con una galletera los dos tramos centrales de la reja negra de metal que desde 1986 dividía a los estudiantes hombres de las mujeres.

La idea se le había ocurrido a uno de ellos una semana atrás. Felipe Capurro (18), uno de los jefe del comité de ambientación —un equipo que decora el colegio para darles ánimo a los alumnos que van a participar en el Interescolar de Atletismo—, pensó que sería una buena manera de terminar su paso por el Cumbres.
—Siempre había estado la conversación de que se iba a sacar la reja, pero después no pasaba nada. Sacarla iba a ser un hito en la historia del colegio, porque es la reja del Cumbres, todos la conocen —dice Capurro, a una semana de haber dado la PSU.

Le contó la idea a sus amigos más cercanos y juntos empezaron a idear un plan. El domingo 6, las puertas del Cumbres estarían abiertas para que quienes quisieran ayudar a decorar —colgando lienzos amarillos y azules con la imagen del vikingo, el símbolo del colegio— pudieran hacerlo. Ellos se quedarían hasta el final, esperando con paciencia a que el resto de los estudiantes volviera a sus casas y ellos estuvieran solos.

Escogieron con pinzas a quién contarle el secreto. No querían que fuera un asunto a la ligera, sino que fuese una suerte de ritual en el que todos los participantes tuvieran el mismo compromiso con el espíritu del colegio, según dicen. Así llegaron a la lista de los siete. Y estuvieron de acuerdo en que no lo harían a la mala, sino con el apoyo de las autoridades del colegio.
Mandaron mails, pidieron reuniones y lograron convencer a los directores de adelantar una decisión que, en el fondo, ya estaba tomada: en 2017 no habría más reja en medio del Cumbres.

El legado de Maciel

A mediados de octubre, la dirección anunció a través de una carta que el próximo año se comenzará a implementar un proyecto de unificación de las direcciones de los tres colegios que, hasta este momento, formaban el Colegio Cumbres: femenino, masculino y preescolar. Desde 2017 la directora será Virmar Visconti, actual directora del colegio femenino y consagrada de Regnum Christi, el movimiento laico de los Legionarios de Cristo.

MEX01 - CIUDAD DE MÉXICO (MEXICO), 31/01/08.- Imagen del 6 de octubre de 2001 en la que se observa al padre Marcial Maciel, fundador de la congregación de Los Legionarios de Cristo, quien falleció a los 87 años, según confirmaron a Efe fuentes del Arzobispado de la capital mexicana. El fallecimiento de Maciel se produjo el 30 de enero de 2008 en Estados Unidos, precisó un escueto mensaje aparecido este jueves en la página web de los Legionarios y firmado por el padre Álvaro Corcuera, director general de la congregación. Los últimos meses de vida de Maciel estuvieron marcados por el castigo que en mayo de 2007 le impuso el Vaticano, tras recibir denuncias de que el clérigo abusó sexualmente de seminaristas durante décadas. EFE/J.L. Pino MÉXICO-LEGIONARIOS CRISTO

Aunque se va a mantener el carácter coeducacional del colegio —clases separadas para niños y niñas—, desde principios de este año los alumnos de tercero medio comenzaron a tener electivos mixtos. En total, son 11 horas a la semana las que pasan con estudiantes del otro sexo. Además, por primera vez los profesores de los distintos colegios se van a tener que sentar en una mesa en común para hacer un programa único para todos los alumnos, equipos que por más de 30 años han trabajado separados.

La unificación responde a un proceso de renovación que ya ha sido implementado en la gran mayoría de los colegios de Regnum Christi en el mundo —en Chile también lo está haciendo el Colegio Everest— y coincide con las reformas que el Vaticano ordenó a los legionarios en 2010, luego de que se descubriera la doble vida que llevaba Marcial Maciel, su fundador.
A pesar de que las primeras acusaciones de abusos sexuales en contra del sacerdote mexicano datan del 97, cuando ocho ex seminaristas que habían sido víctimas le escribieron una carta a Juan Pablo II, no fue hasta 2006 que la Iglesia sancionó a Maciel por pederastia. Más tarde se confirmaría que tenía tres hijos con dos mujeres distintas, una en España y otra en México, quienes lo acusaron de abusos.

En 2009, 13 años tarde, los legionarios salieron a reconocer y a disculparse con la víctimas de lo que el Vaticano calificó como verdaderos delitos, mientras que el papa Benedicto XVI intervino en la estructura de la Legión y del Regnum Christi. Además de limitar las poderosas funciones del vicario general, ahora éste y dos consejeros son escogido por el Papa. El objetivo era borrar los vestigios de Maciel, por lo que se prohibieron sus libros y se retiraron sus fotos de todas las sedes de la orden, que corrió el peligro de ser disuelta.

Si bien este remezón afectó a la congregación en todo el mundo, teniendo que cerrar universidades, seminarios y comunidades religiosas en algunos lugares de Europa, Estados Unidos y Brasil, en el caso del Cumbres la crisis se vio agravada por una situación local. En 2012, una familia del colegio puso una denuncia en contra del capellán y guía espiritual del establecimiento, el sacerdote John O’Reilly, por presuntos abusos sexuales contra sus dos hijas. Tras dos años de investigación y juicios, en 2014 el sacerdote irlandés fue condenado por delitos de abuso sexual contra una de las menores, recibiendo una pena de cuatro años y un día de libertad vigilada. En agosto la Congregación para la Doctrina de la Fe instruyó un juicio canónico contra O’Reilly.

Uno de los efectos más palpables de estos escándalos para el colegio fue la baja en la matrícula. Entre 2004 y 2014, la cantidad de alumnos del colegio disminuyó de 3.000 a 2.000 estudiantes aproximadamente, pese a que, según lo que las autoridades del colegio afirmaron en La Tercera, en los últimos tres años esta cifra se estabilizó.

La disminució de alumnos radicó en el despido de profesores, lo que llevó a que en 2014 se formara el primer sindicato del colegio, no sin conflicto. El año pasado, varios de estos despidos terminaron en tribunales, sindicados como malas prácticas empresariales.

La suma de problemas llevó a que en 2016 se decidiera cambiar por completo la administración del colegio, buscando dotarla de una planta profesional que permitiera dejar atrás las políticas de verticalidad y secretismo que hasta el momento habían primado, siguiendo la lógica impuesta por Maciel. Ha sido esta nueva administración la que ha llevado adelante los principales cambios, desde la unificación de las directivas para hacer más eficiente el uso de recursos y la toma de decisiones, hasta la liberalización de normas que dictaban cómo se tenían que vestir las profesoras, sin mostrar los hombros ni los dedos de los pies.
—Ahora tenemos una línea directa de conversación con la administración. Conversamos con la directora, con el gerente de recursos humanos, con el representante legal, hacemos reuniones de acuerdo. Estamos en otra órbita
—dice Luis Fuentealba, profesor de Educación Física del colegio desde hace 20 años y presidente del sindicato desde su formación.
Pero el proceso no ha sido sin resistencia. Fuentes ligadas al colegio explican que en los mandos medios todavía hay seguidores de Maciel, quienes han sido los primeros en oponerse a las transformaciones. Aunque su influencia está en retirada, todavía tienen poder.
Consultada la dirección del colegio, no quiso referirse a los vientos de cambios que la caída del muro intenta simbolizar.

La vida después de la reja

—Desde chico nunca entendí por qué estaba esta reja, te hacía pensar que estaba mal pasar para el otro lado. Pero ahora es muy normal, hay recreos en los que me quedo allá —dice Diego Calvo (16), estudiante de tercero medio que fue parte de la primera generación en tener electivos mixtos.
Después de la sorpresa del primer día, tras sacar la reja, la vida en el Cumbres siguió como siempre. O casi.
Porque luego de la semana del Interescolar, donde las mujeres obtuvieron el séptimo lugar y los hombres el cuarto, un grupo de alumnos tomó la pelota con la que juegan en todos los recreos y cruzó al otro patio, del que ya no los separaba una reja. Por primera vez las niñas vieron como los hombres armaban los arcos en el patio donde, nunca antes, se habían topado.

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