Por Rodrigo Vergara Noviembre 25, 2016

El negocio de la familia Vilches siempre fue familiar y dorado. Y, al parecer, Harold Vilches (23) lo entendió bien. El joven tuvo que hacerse cargo de las empresas de su padre, Mario, cuando este enfermó y ya no pudo seguir liderando el clan dedicado a la comercialización de joyas y que fundó junto al conocido pastor evangélico Enrique Vilches, dueño de Joyas Barón, hermano de Mario y, por cierto, tío de Harold.

Pero el joven, estudiante de Ingeniería Comercial, podría haber superado a su tío Enrique, quien cada cierto tiempo aparece en la prensa como víctima de asaltos en sus tiendas y por algunos problemas que ha tenido con la justicia, en popularidad. Al menos en minutos de televisión y centímetros en prensa escrita. Esto, después de que en agosto de este año se hiciera conocida la investigación llevada en su contra por una serie de delitos ligados a un supuesto contrabando de oro. En efecto, sobre Harold Vilches pesan al menos tres investigaciones. La más grande, la que lleva el fiscal Tufit Bufadel de la unidad de Alta Complejidad de la Fiscalía Metropolitana Occidente, quien formalizó a Vilches por una serie de delitos, entre ellos contrabando, asociación ilícita, presentación de documentación falsa en Aduanas y lavado de activos.

Vilches se podría acoger a un programa con ciertas similitudes al que ampara al investigado ex líder del fútbol chileno Sergio Jadue. Pero en este caso se descarta que el joven permanezca allá indefinidamente.

Pero la fama de Harold Vilches, quien está con arresto domiciliario luego de pasar más de dos meses en prisión preventiva, podría crecer en las próximas semanas. Lo anterior porque Vilches tiene acordada su colaboración con el FBI y con la fiscalía de Miami, en Estados Unidos, para apoyar la investigación que los organismos persecutores norteamericanos llevan en contra de varias empresas comercializadoras de oro en el país del Norte, entre ellas la más grande: NTR (North Texas Refinery), con quienes, según la indagatoria chilena, Vilches estableció relaciones comerciales a partir de 2014, cuando se cayó el negocio exportador que tenía montado con la transnacional india Fujairah FZC. De hecho, Harold Vilches entró a las carpetas de la Fiscalía y la policía chilena luego de que Aduanas le retuviera un embarque de 50 barras de oro en Arica, avaluadas en más de US$2 millones. Esto último, dado a conocer en un reportaje de Qué Pasa publicado en agosto, hizo que el joven no pudiera cumplir los acuerdos comerciales con los indios, quienes le tenían endosado un vale vista por US$5,2 millones. Este hecho generó una acción legal en Chile de parte de Fujairah que tiene al joven Vilches formalizado, también, por estafa en una causa que lleva la Fiscalía Oriente.

La abogada Catherine Lathrop, representante de los indios, dijo que Vilches se quedó con el dinero. “En vez de ocuparlo para la operación, se apropió del dinero que Fujairah dejó en garantía. El banco la ejecutó, porque él la utilizó para créditos propios”, dijo en agosto.

La investigación llevada por el Ministerio Público chileno apunta a que Vilches traía oro de contrabando al país desde varios lugares de Sudamérica, principalmente de Perú. El metal, mediante diferentes empresas creadas en Chile, lograba ser blanqueado (Vilches argumenta que lo obtenía de la fundición de monedas de oro) y enviado hacia los compradores extranjeros. Primero Fujairah, y luego a la norteamericana NTR. Esta última una de las más grandes del mundo y, según un reportaje de Ciper, tan relevante que fija el precio del metal dorado a nivel internacional. Según la misma publicación del portal de periodismo de investigación chileno, NTR cambió su nombre a Elemetal, cuyo presidente, Alan Stockmeister, está ligado al Partido Republicano. En 2015 fue elegido el Republicano del Año.

Testigo clave

De acuerdo a los datos ventilados en la audiencia de formalización, el perjuicio fiscal que habría generado Vilches por no declarar en Aduanas el oro ingresado al país supera los mil millones de pesos.

Según lo que ha trascendido (ningún involucrado quiso hablar oficialmente para este reportaje), Vilches viajaría a Estados Unidos junto a su suegro, Carlos Rivas, la primera semana de diciembre. Allá prestará declaración oficial ante el fiscal de Miami, Michael Sherwin, y el FBI, quienes llevan la indagatoria por tráfico de oro en ese país. Según indicaron extraoficialmente desde la Fiscalía Nacional, para materializar el viaje, la defensa de Vilches, liderada por el abogado Ignacio Pinto, sólo debe solicitar ante un tribunal el alzamiento temporal de la medida cautelar para que los imputados puedan viajar. El Ministerio Público chileno no se opondrá, ya que los norteamericanos se han ceñido a los protocolos de cooperación internacional establecidos a través de diferentes convenios. En Chile es la Unidad de Cooperación Internacional y Extradiciones (Uciex), de la Fiscalía Nacional, la unidad interlocutora de los norteamericanos. Es probable que a EE.UU. viaje un equipo de la PDI y un representante de la Fiscalía. En principio sería Tufit Bufadel, quien lleva adelante la indagatoria.

De acuerdo a la legislación norteamericana, Vilches se podría acoger a un programa con ciertas similitudes al que ampara al investigado ex presidente del fútbol chileno, Sergio Jadue. Pero en este caso se descarta que el joven estudiante permanezca allá por un tiempo indefinido. La idea apuntaría a que declare, entregue la información y pueda volver al país. La figura de colaboración eficaz a la que se acogen Vilches y su suegro apuntaría a que ambos puedan obtener penas bajas en EE.UU. o que no sean imputados allá.

Esta no será la primera vez que Vilches esté ante los investigadores estadounidenses. Esto porque, según quienes conocen la indagatoria, los agentes del FBI estuvieron dos veces en Chile y concurrieron a las oficinas de la Fiscalía Occidente para entrevistarse con los investigadores chilenos y el propio Vilches.

Oro sangriento

Punto importante, según se supo, es determinar una serie de elementos que confirmen que las empresas norteamericanas negociaron oro obtenido fraudulentamente a través del contrabando. Es más, una de las aristas apunta a que se pudo traer oro desde África. El punto es que los investigadores miran con detención si es que se comercializó el denominado metal precioso proveniente de ese continente. Esto, por las prohibiciones y sospechas ciertas del tráfico de oro obtenido de forma fraudulenta, cuyo dinero podría financiar, incluso, movimientos armados irregulares.

Las fuentes consultadas por este medio señalan que Vilches explicó en una declaración reservada que sí estuvo en África, aunque aún no está definido si compró oro de allá para negociarlo en Estados Unidos.
De acuerdo a la indagatoria que lleva adelante el Ministerio Público, el suegro de Vilches, Carlos Rivas, era el encargado de llevar el oro a Miami, junto al novio de la hermana de Vilches. Allá se quedaban por unas pocas horas y volvían con el dinero. Para el blanqueo del metal, Harold habría usado una serie de empresas, en principio ficticias (lo que hizo que el SII se hiciera parte con una querella), que oficiaban como las vendedoras del metal al imputado. El argumento incluía que el oro se conseguía de la fundición de monedas de oro de cien pesos acuñadas en la década de los 70. Según publicó este medio, el argumento se cae, ya que Vilches señaló a Aduanas que han fundido más de 30 mil de estas monedas, cuando en Chile sólo se acuñaron tres mil.

Lo que sí está claro en la indagatoria es que el oro que vendía Vilches provenía, principalmente, del Amazonas peruano. Esta zona, según varias publicaciones periodísticas limeñas, sufre un nivel de deforestación complejo por la minería ilegal. De acuerdo a los datos ventilados en la audiencia de formalización, el perjuicio fiscal que habría generado Vilches por no declarar en Aduanas el oro ingresado al país supera los mil millones de pesos. El monto total de las ventas de Vilches al extranjero es un dato que se mantiene en reserva formal por parte del Ministerio Público. Una vez levantada esta restricción es probable que el SII presente una querella en contra del imputado. Pero posiblemente esto último no sea la principal preocupación de Harold y su entorno. Por ahora, la mirada está puesta en Miami y la diligencia que lo podría poner como la pieza clave de una indagatoria que podría cambiar el negocio del oro en el mundo. Lo que no es poco para un chileno de 23 años.

Relacionados