Por Catalina Jaramillo, desde Filadelfia Julio 28, 2016

Todo comenzó con el pie izquierdo. El viernes, antes de que la Convención Nacional Demócrata comenzará oficialmente, WikiLeaks filtró más de 20 mil correos electrónicos que revelaban cómo el Comité Nacional Demócrata intentó activamente perjudicar la campaña de Bernie Sanders en varias ocasiones y con diversas estrategias. Como resultado, la presidenta del comité, la congresista Debbie Wasserman Schultz tuvo que renunciar a su cargo el domingo.

La filtración, que según la inteligencia estadounidense fue obra del gobierno ruso, contenía además emails que hablaban sobre la importancia del voto latino en lenguaje que algunos medios hispanos leyeron como ofensivo y condescendiente. Los hispanos, decían, son “los consumidores más leales a una marca en el mundo” y hay que tratar de mantenerlos contentos porque una vez que se van, “no perdonan”.

Según el Pew Research Center, 27.3 millones de hispanos podrán votar en las elecciones de noviembre, un porcentaje mayor a cualquier otro grupo racial o étnico. Y casi la mitad de esos posibles votantes (44%) son millennials, lo que establece la tremenda importancia de los latinos nacidos en Estados Unidos en el grupo de nuevos votantes. Se estima que 3,2 millones de latinos cumplieron 18 desde las últimas elecciones.

Y es justamente ese grupo de latinos el que esta semana no caminó por los salones con aire acondicionado del Centro de Convenciones de Filadelfia, donde se reunieron todas las delegaciones políticas, ni en el Centro Wells Fargo, donde cada noche se congregaron jóvenes demócratas con pases VIP para escuchar a los líderes del partido.

La gran mayoría de jóvenes latinos que viajaron a Filadelfia esta semana estuvieron en las calles, con temperaturas que alcanzaron los 34 grados Celsius y una sensación térmica de 41, con poleras y stickers de Bernie Sanders o sus organizaciones locales, con carteles pidiendo el fin de las deportaciones, educación y salud accesible, el uso de energías limpias y rechazando el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica.

Muchos de ellos dijeron que votarían por Hillary pero con culpa, eligiendo el mal menor o porque no tenían otra opción. Donald Trump es una amenaza demasiado grande para familias que están acostumbradas a tener a la mayoría de sus miembros deportados o arrestados. Otros aún no sabían qué hacer y otro porcentaje dijo que no votaría por Clinton, siguiendo consignas que sonaron fuerte esta semana como “Bernie or Bust” (Bernie o funa) y “Jill, not Hill”, aludiendo a la candidata del Partido Verde Jill Stein.

“Es muy injusto sentir que si no voto por Hillary, Trump va a ganar”, dijo Pati Gutierrez, californiana de 23 años. “Pero la verdad no creo que haya una gran diferencia, Hillary está tan a favor de las deportaciones y el encarcelamiento masivo como Trump. No sé que hacer, pero es como que no tenemos otra opción”.

Quedan menos de cuatro meses para que los demócratas usen sus herramientas para apelar a los preciados Latino millennials. Muchos dijeron que estarían atentos a las acciones del partido. Si optan por escuchar sus demandas, es probable que la mayoría termine marcando el voto por Hillary. Si no, puede que no perdonen y la pesadilla de Trump se convierta en realidad.

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