Por Ana María Sanhueza Diciembre 30, 2014

© Pablo Sanhueza

“Porque en Chile hay 3.200 colegios no podemos estar preocupados de que haya sólo 10 con pasaportes. Lo que está mal es que haya un paradigma en el que poquitos distribuyan estas oportunidades. No es justo, porque no en todas partes hay un Instituto Nacional”.

Esta semana, una noticia alegró especialmente a Francisco Javier Gil, profesor de la Universidad de Santiago (Usach), asesor del Mineduc y experto en programas de inclusión: los resultados de la PSU mostraron indicios de que la brecha desde 2012 a 2014 entre los colegios municipales y los particulares pagados, aunque levemente, disminuyó en ocho puntos. “Nuestra hipótesis es que estos son los primeros resultados de haber introducido en la sala de clases una expectativa concreta de que estudiar más sí vale la pena”.

Gil, junto a un grupo de profesores, lleva más de 20 años estudiando el acceso a la educación superior. Como coautor, junto a otros académicos, del proyecto del ranking de notas que se incluyó en 2012 en la PSU y que ha sido resistido por algunos alumnos de los liceos emblemáticos, dice que gracias a ello 12 mil estudiantes han logrado entrar, por sus méritos académicos en la enseñanza media, a  universidades del Consejo de Rectores (Cruch) “y en las carreras de su preferencia”.

Este año, el gobierno  fichó a Gil como asesor del Ministerio de Educación (Mineduc) para implementar en 885 colegios vulnerables del país el Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo para la Educación Superior (PACE), muy similar al Propedéutico que la Usach opera desde 2006 y que implica que alumnos talentosos tanto de establecimientos municipales (95%) como de particulares subvencionados (5%) entren directo a la universidad, independiente de sus resultados en la PSU.

De hecho, tan clave son las notas de enseñanza media para Gil, que cree que los alumnos del 10% al 15% con las mejores notas en el ranking, debieran acceder directamente a la universidad, gratis y sin PSU.

“La gratuidad es una promesa que espero podamos cumplir como chilenos, porque hay una demanda muy grande.  Pero  yo creo que hay que empezar por algún lado. Y yo le daría gratuidad a todos los niños del 10% superior del ranking de notas y después, si tengo más plata, lo subiría al 20% o al 30%. Es decir, todos los que tengan 700 puntos por ranking de notas, educación gratuita”.

-¿Es decir, no 100% gratuidad?
-Es que tienes que hacer planes piloto, como siempre. Darles gratuidad a todos los niños de cualquier tipo de colegio del país que tengan notas, por ejemplo, del 10% % al 15% superior en el ranking. Entonces, todos van a tratar de tener esas notas, para estudiar gratuitamente. Es un incentivo súper concreto. Yo no le daría gratuidad a un niño que tiene el rendimiento más bajo de su colegio para que entre a la universidad, porque, lo más probable, es que no le vaya bien. Por eso siempre vuelvo al mismo tema: hay que darle cupo y gratuidad mañana a todos los alumnos que tengan altas notas y de todos los colegios, pero no al 100%. Porque la gratuidad hay que ganársela. ¿O estoy mal en eso? Porque si no, es un engaño y le vendes humo a un niño. Piensa que ya cuesta que en la educación media un niño estudie. Y en la universidad se van la mitad de ellos. Entonces, que cada individuo se gane la gratuidad. Eso yo lo haría… ayer. Si te esfuerzas, te ganaste la gratuidad.

-¿Y esos buenos alumnos tendrían un cupo asegurado en la universidad o debieran dar la PSU?
-Es una opinión muy personal y en esa dirección estamos avanzando desde hace 20 años: que todos los niños que finalicen su educación media con notas del 10% al 15% superior, tengan asegurado un cupo en una institución de educación debidamente acreditada y gratuita, sin PSU. Porque tú puedes asumir que una persona que ya demostró que tiene motivación, facilidad y gusto por el estudio, ¿para qué tiene que probarlo de nuevo?

-¿Entonces para quiénes queda la PSU?
-Para los demás chiquillos. Porque entre quienes no están en ese 10% o 15%, muchos descubren después, a los 19 o 20 años, su motivación y gusto por el estudio.

"EL RANKING LLEGÓ PARA QUEDARSE"

-¿Cómo evalúa el ranking de notas con los resultados de este año en la PSU?
-Se cumplieron las expectativas que teníamos quienes lo creamos: que ingresaran a la educación superior estudiantes con mejores trayectorias escolares y más vulnerables. En los dos procesos anteriores, la diferencia del puntaje ranking entre los 12 mil que entraron, gracias a sus notas y los que fueron desplazados, fue de 150 puntos ranking a favor de los que lograron ingresar. Estamos hablando de 12 mil personas que hoy están estudiando en las universidades del Cruch gracias al esfuerzo que hicieron durante los cuatro años de educación media. Y este año estimamos que se van a sumar unos 8 mil.

-¿Son jóvenes que de otra manera no habrían entrado a las universidades del Cruch?
-Sí. Hablamos que este 2015 van a sumar entre  15 a 16 mil personas que en tres años van a estar estudiando la carrera y en la universidad que formaba parte de su proyecto de vida. Hay gente que tal vez piensa que 15 chilenos es un número chico, pero no para nosotros. Ellos son más estudiosos, con mejores antecedentes  escolares, un 15% más vulnerables y con 150 puntos más de ranking. Eso es lo que nos propusimos siempre. Nunca nos propusimos que dejaran de entrar niños de colegios particulares pagados, porque la base sobre la que esto se sustenta es que los talentos están igualmente distribuidos entre ricos y pobres, mujeres y hombres y en todas las etnias y culturas. Y hay niños con esas características en colegios municipales, subvencionados y particulares pagados. Esa es la novedad de este instrumento, porque no discrimina y beneficia a todos los estudiantes aplicados de todos los colegios del país.

-Si año a año la PSU aumenta la brecha, ¿el ranking de notas debería ser la tendencia?
-Sí, porque hay un incentivo concreto para que tú te esfuerces y un impacto positivo en las universidades porque están recibiendo mejores alumnos y más diversos. La composición de las universidades debería ser  la misma de la gente que está en la calle. Y si en Chile hay 20% de personas más pobres y los talentos están igualmente distribuidos, también debería haber un 20% de niños de familias más pobres estudiando. Pero en las universidades están sobre- representados los grupos económicos más favorecidos. En lenguaje bíblico, los más ricos. Y subrepresentados los alumnos de los colegios más pobres.

-Si usted dice que el ranking es el futuro, ¿cree que está en crisis la PSU?
-Hay que hacerle caso al Informe Pearson de 2012, que dio una serie de recomendaciones que son clave: disminuir el sesgo por género, porque es inexplicable;  disminuir el sesgo socioeconómico e incorporar pruebas para los alumnos egresados de la educación técnica profesional. Hay avances, pero eso no se puede postergar.

-José Joaquín Brunner criticó que este año no hubo ninguna novedad y que los resultados en la PSU son los mismos de siempre: los mejores puntajes siguen en manos de los mismos colegios.
-La brecha de puntajes PSU entre los niños municipales y la de egresados de colegios particulares pagados, supera los 140 puntos, igual que todos los años. Pero el ranking de notas no pretendía resolver eso. La brecha del ranking, sin embargo, es de 60 puntos. Es decir, el ranking tiene la mitad del sesgo de la PSU. Y como se están valorando cada vez más las notas, entran alumnos que antes no habrían entrado, porque son niños de muy baja PSU y muy alto ranking que se quedaban fuera. Antes, ese mejor alumno no tenía ninguna posibilidad. Son 3 mil colegios en Chile de educación media y de ellos, hay 300 en que ningún niño saca más de 475 puntos en la PSU y eso no puede ser. Esto se va a seguir replicando, porque hay que esperar los efectos de toda la reforma educacional para que la brecha disminuya.

-¿Qué pasa con esos buenos estudiantes que hoy entran con mala base a la universidad?
-Según los estudios que tenemos, los niños que entran con mala base y que en el colegio eran muy buenos estudiantes, al año y medio son indistinguibles que el resto, desde el punto de vista académico. Ese déficit lo puedes subir fácilmente porque ellos tienen hábitos de estudio y son más responsables. Porque hay niños que aunque traen buena base, si no fueron aplicados, esa base sólo les sirve para el primer año, pero ya en segundo o tercero, cuando tienen que volar con alas propias, no es suficiente. La mitad de los jóvenes que ingresan regularmente a la universidad, no se titula jamás. En cambio, en el caso de la Usach, la tasa de retención del propedéutico es de 65%. Y en regiones ha sido más alta.

EL MONOPOLIO DEL INSTITUTO NACIONAL

-¿Qué opina de las críticas respecto de que la calidad en la educación no es lo mismo que preparar para una buena PSU?
-La calidad de la educación media, si se le sigue dando tanta importancia a la PSU, nunca va a salir del hoyo. La PSU aumenta la brecha. No puede ser que la educación media esté focalizada exclusivamente en preparar a los alumnos para el Simce y la PSU. No. Porque eso hace que la calidad de la educación en los colegios, baje. Porque el joven en vez de estar preocupado de estudiar, de aprender, de ser responsable, está preocupado del instrumento PSU y de saber la mecánica para responder.

-El rector de la Usach, Juan Manuel  Zolezzi, hizo una crítica muy dura al Instituto Nacional: dijo que sólo prepara para la PSU y que nunca estudiaría allí. ¿Comparte sus dichos?
-No, yo sí habría estudiado en el Instituto Nacional. Pero la educación es más grande que sólo la PSU. Porque si fuera verdad lo que dice don Juan Zolezzi a mí también me preocuparía. Pero no me consta y no lo creo tampoco. El Instituto Nacional tiene el monopolio de los pasaportes para entrar a la universidad. Y lo que estamos haciendo con el ranking, el PACE y los propedéuticos, es democratizar y quitar el monopolio a los liceos emblemáticos y entregárselos a todos los colegios. Esa es una solución mucho más lógica. Porque en Chile hay 3.200 colegios no podemos estar preocupados de que haya sólo 10 con pasaportes. Las regiones también tienen que tener esa posibilidad, si es que te esfuerzas estudiando. Y lo que está mal es que haya un paradigma en el que poquitos distribuyan estas oportunidades. No es justo, porque no en todas partes hay un Instituto Nacional.

Relacionados