Por Rosario Zanetta Diciembre 23, 2014

No ha sido fácil el proceso que han debido enfrentar los colegios de los Legionarios de Cristo y del Regnium Christi el último tiempo. Durante todo el juicio contra John O’Reilly -que por años fue capellán del colegio Cumbres- los planteles académicos, como el Everest, San Isidro y La Cruz, dejaron en los padres de las familias la tarea de interpretar el caso: era difícil asumir posturas cuando el cuestionado era una figura demasiado relevante en el entorno escolar. Por eso, las comunicaciones sobre el tema estuvieron siempre dirigidas a los apoderados, y eran básicamente resúmenes informativos de lo que estaba pasando judicialmente.

No hubo una actitud proactiva de los colegios a la hora de enfrentar el tema con los alumnos.

Varios de ellos afirman que nunca hubo una reunión en el auditorio y que ningún profesor se acercó a las salas para explicar el caso. Las autoridades estaban disponibles para responder siempre que la inquietud viniera de ellos. En una única oportunidad se agendó una cita con Luis Hermosilla, abogado del sacerdote, con la idea de explicarle a los niños -en términos simples- la línea de la defensa. Sin embargo, ésta se suspendió a pocos días del juicio.  

Al interior de la Legión dicen que los cambios más significativos se concretaron después de la condena a Marcial Maciel, hace ocho años. Fue entonces cuando los directivos se cuestionaron cómo enfrentar el tema de los abusos a menores y se propusieron avanzar en la línea de la transparencia. Hace unos cuatro años crearon el Protocolo de Prevención y Respuesta ante situaciones de abuso sexual, texto que según autoridades del colegio surge por requerimiento del Ministerio de Educación.

Pero lo cierto es que el informe tomó mucho más fuerza en este último año. De hecho, el documento de 23 páginas hoy ocupa un lugar destacado en la página web del Cumbres bajo la sección “Cómo cuidamos a tu hijo”. Allí se detallan las distintas categorías de abusos y se establecen procedimientos sobre cómo actuar en caso de tener sospechas. Además, se sugieren normas de cómo tratar a los niños.

Varios apoderados aseguran que éstas han ganado relevancia tras conocerse la sentencia que condenó al padre John por abuso sexual reiterado en contra de una menor, ex alumna del Cumbres: los niños de preescolar, por ejemplo, deben ser necesariamente recogidos por alguno de sus apoderados en la presalida creada especialmente para tener un mayor control sobre ellos. En el Bambolino, que es donde acuden los niños de entre 1 año y medio y 4 años, la instrucción es clara: una auxiliar puede cambiar de ropa a un menor siempre y cuando se encuentre acompañada por otra profesional.

En algunas instituciones como el Everest, comenta una profesora, instalaron cámaras de seguridad en puntos estratégicos del colegio como medida de prevención, las que llamaron la atención de los propios alumnos que llegaban a sus casas comentando la novedad. Otra medida que tomó por sorpresa a varios estudiantes de ese establecimiento es el cambio de capellán: el padre Reuben Nuxoll hasta mediados de año encargado del colegio femenino fue trasladado al masculino. “Al cura Reuben que era muy amigo nuestro lo cambiaron y nadie dijo la razón, pero todas entendimos que era para marcar una diferencia en la relación tan cercana que teníamos con él. Querían que tuviéramos más distancia con los sacerdotes”, dice una alumna. Algo que hace sentido, ya que varios de quienes conocen al padre John afirman que a él muchas veces se le recomendó que tuviera un trato más formal y menos cercano con las alumnas, sobre todo en estos tiempos. 

Otra materia que se ha reforzado dentro de los establecimientos es que los menores nunca pueden estar solos. Por eso aumentó el control de las prefectas en los recreos. Asimismo, los niños de los primeros años de básica sólo pueden ir al baño en horas preestablecidas, como dice el protocolo, en grupos grandes y siempre supervisados por un adulto de la sala. Los alumnos de media, por su parte, sólo pueden hacerlo durante los recreos, y en ocasiones muy puntuales reciben autorización para ir durante las horas de clase.

No ha sido fácil el proceso que ha vivido la Legión. La noticia del padre John terminó por afectar las cifras de admisión de varios de los colegios. En el caso del Cumbres sus autoridades reconocen que ha habido una baja, sin embargo, aseguran que es bastante menos dramática que la que enfrentaron, en 2006, tras la condena a Maciel.

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