Por Francisco Aravena Noviembre 20, 2014

© José Miguel Méndez

LiveWire, la primera motocicleta eléctrica de Harley-Davison, llegará al cine de la mano de Scarlett Johansson en la película Los vengadores: la era de Ultrón.

Hablemos del sonido. Obviamente, si usted conduce una Harley-Davidson, sabrá de qué estamos hablando. Usted lo llamará sonido. Si su vecino no tiene una Harley-Davidson, sabrá de qué estamos hablando. Probablemente él lo llame ruido. La razón de la diferencia es clara: el vecino sólo escucha. El señor de la moto, la monta. Tiene la experiencia completa de la trilogía que define a una Harley-Davidson: sonido, aspecto y sensación.

Así la define al menos Matt Levatich, presidente y chief operating officer de Harley- Davidson Company desde 2009. Es una respuesta, cuenta, a la que llegaron tras hacerse las preguntas cruciales a la hora de definir cómo proyectar una marca tan conocida, tan icónica, con un público tan fiel. No basta con saber que te aman; necesitas saber por qué te aman.

Como en la vida y, aunque el vínculo romántico que estás explorando tiene menos que ver con una fantasía cyborg que con una de Jane Austen, la pregunta vale igual. ¿Por qué me amas? Yendo a lo concreto: ¿Qué es  lo que genera el vínculo entre una persona y un objeto?

Levatich habla de amor porque está viajando por el mundo presentando a su nueva

musa: LiveWire, la primera motocicleta eléctrica de Harley-Davidson, aún un prototipo sin fecha de salida al mercado, pero suficientemente real como para poner a prueba el amor de los “harlystas” de todo el mundo. Vino a Chile hace algunas semanas, y aunque no trajo consigo a la doncella nueva de la fiesta, sí habló de sus virtudes, lo suficiente como para que cualquier motoquero con el corazón bien puesto muera por conocerla.

La historia de la idea es un poco anterior a la historia de la pregunta. Cuenta Levatich que a su llegada a su actual puesto en la compañía comenzó a llevar a la práctica una reflexión anterior: “En Estados Unidos hay un viejo dicho: si haces lo que siempre has hecho, obtendrás lo que siempre has obtenido”, explica el ejecutivo. “Nosotros sabíamos lo que podíamos ser, pero nos dimos cuenta de que Harley- Davidson podía ser mucho más. Queríamos descubrir todo el potencial de nuestra marca”.

Y si estás en la industria de los vehículos y buscas un desafío, te metes con el más grande: el combustible. En concreto, ¿podría Harley-Davidson crear una motocicleta eléctrica? No se trataba sólo de hacerla; se trataba de que ésta fuera, sin duda alguna, para un cliente fiel y tradicional, el de una Harley-Davidson.

La pregunta se la planteó a los ingenieros de la compañía en 2010. En 2011, el propio Levatich -quien también es ingeniero- ya estaba conduciendo un prototipo. Tres años y medio más tarde, han llevado el más reciente de los desarrollos a manos de “harlystas” de varios puntos de Estados Unidos, en un tour que el próximo año se extenderá a Canadá y Europa.

Todo para saber si les gusta, y por qué les gusta. El recorrido desde entonces ha sido auspicioso: por ejemplo, en mayo de 2015 el mundo verá a  Scarlett Johansson conducir una LiveWire en la película Los vengadores: la era del Ultrón.

-¿Qué tan difícil es innovar con una clientela tan tradicional?
-Creo que el atajo es decir que esto es acerca de un producto tradicional; pero en realidad es sobre un ideal tradicional, el ideal de libertad que proyecta una Harley. Por supuesto, hay elementos del producto: la autenticidad, la integridad, la calidad, el tipo de materiales reales, y la aproximación honesta, directa, al diseño, a la ingeniería. Esos son elementos de la ecuación para la gente. Pero no es literalmente que hagamos una motocicleta que se vea igual que hace 50 años. Cuando lanzamos un producto como LiveWire, que es radicalmente diferente, rescatamos aspectos del diseño, los materiales, el rendimiento, el sonido, la sensación de la motocicleta.

Los ingenieros y diseñadores trabajan para entregar esa experiencia emocional. Hemos tenido motoqueros de 80 años, pelo largo, motoqueros duros, subirse a esa motocicleta y bajarse con una sonrisa en el rostro. La reacción más común que recibimos de cualquiera que se suba a una LiveWire es “quiero una”.  Es un producto no tradicional, pero refuerza los ideales tradicionales del producto.

-¿Qué otras observaciones les hacen?
-El  primer,  y creo que el más obvio de los feedbacks es el rango. Y esto se aplica a todos los vehículos eléctricos: se necesita más rango en la autonomía, al menos el doble del que tiene ahora, que es  de cerca de 50 millas. Quieren algo que llegue a 100 millas. Nosotros coincidimos en que debe ser así; el problema es que hoy no existe la tecnología para hacer posible eso, que vaya el doble de lejos por la mitad del dinero. Sabemos que la tecnología está evolucionando rápidamente, y podemos ver que en los próximos dos o tres años deberíamos estar muy cerca de lo que el cliente espera de una Harley-Davidson eléctrica, sin excusas. Vemos que en unos pocos años seremos capaces de llevar el concepto LiveWire a algo comercialmente viable.

-¿Y cómo suena LiveWire?
-Lo hablamos durante el desarrollo del producto.  Tres cosas que tenían que estar, porque son las que crean el vínculo emocional con el usuario: el look, el sonido y la sensación. Nos pusimos ese desafío.¿Cómo debería ser una Harley-Davidson en esos aspectos? Las respuestas son fáciles en cuanto a look y sensación. Pero en cuanto al sonido… todos dicen “no hay sonido ¿verdad?”. Bueno, por varias razones, porque nuestros ingenieros han puesto el motor en línea con el vehículo, quedando expuesto como está hoy, y porque el motor gira en un sentido y las ruedas en otro, hay un engranaje que traduce eso en movimiento y que emite un sonido muy característico. Es muy difícil de describir, pero cuando la manejas tienes esta respuesta emocional a cómo suena, y cuando aceleras tienes este sonido de turbina…

-No es imitación de sonido...
-No, no. ¡Es real! Tiene que ser real, tiene que ser auténtico, tiene que ser creíble. No hacemos eso, cosas falsas, fingidas, no hay tal cosa como una melamina en Harley, hay madera. Es lo real. Es otra razón del atractivo de Harley, su autenticidad.

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