Por Sebastián Rivas Noviembre 6, 2014

“Incluso si legalizas todas las drogas ilegales, esos grupos no se irán. Continuarán proveyendo drogas al mercado negro; en otras palabras, si tú legalizas las drogas y les haces pagar impuestos fuertes, habrá un mercado negro”.

En 1990, el abogado estadounidense Robert Bonner (72) recibió un encargo del propio presidente George Bush padre. Recién nombrado como jefe de la DEA, la agencia que vela por el combate contra las drogas en ese país, a él le correspondería delinear la estrategia en una batalla que se veía cuesta arriba. El número de consumidores subía y los efectos paralelos -como la situación en Colombia con Pablo Escobar y los carteles gozando de un poder impresionante- representaban riesgos concretos.

Bonner cuenta que ya en esa época tenía clara su posición de que legalizar las drogas no es una buena idea. Su voz se escucha clara a través del teléfono: está de visita en Oregon, un estado que votó este martes a favor de permitir el consumo de marihuana, tal como ya lo hacen Colorado y Washington. El abogado -quien además encabezó la Agencia de Aduanas y Fronteras estadounidense en el gobierno de George Bush hijo-dice que fijó su postura antes de llegar a la DEA, cuando trabajaba en Los Ángeles haciendo talleres para estudiantes jóvenes. “Tenía doctores junto a mí que podían hablar con conocimiento de los efectos adversos, e incluso tenía deportistas profesionales, jugadores de Los Ángeles Rams, cuando todavía Los Angeles tenía un equipo de fútbol americano”, recuerda. “Pero una de las cosas que más influenciaban a los adolescentes contra comenzar a usar drogas era que era algo contra la ley”, explica, anticipando la postura que defenderá en el debate del Intelligence Squared Unit en Santiago.

-¿Por eso piensa que la legalización de las drogas no es una buena idea?
-Si tú mantienes como ilegales drogas como la cocaína, la marihuana y las metanfetaminas, es un mensaje educacional. Pero cuando legalizas las drogas, en esencia les estás mandando un mensaje de que la sociedad aprueba su uso. ¿Y cuál es la consecuencia de eso? Un muy fuerte incremento en el consumo. No todos los que usen esas drogas se convertirán en adictos, pero tendrás un aumento en ese número. Y creo que eso tiene profundos efectos dañinos sobre la sociedad.

-¿En qué se basa para esa afirmación?
-Sólo si tomamos marihuana, hay un estudio hecho a lo largo de mucho tiempo y con un gran número de personas, que demuestra que si tú comienzas a consumir regularmente esa droga siendo un adolescente, cuando estés en torno a los 30 años tú, en promedio, habrás perdido cerca de 8 puntos de coeficiente intelectual. No creo que ningún país pueda permitirse tener una población con un CI más bajo, que es exactamente lo que pasa si incrementas el uso regular de las drogas. También están los costos médicos asociados, como la hospitalización, el tratamiento y otros temas similares.

-Usted trabajó en dos importantes agencias gubernamentales. ¿Qué pasaría en un escenario en que algunos países legalicen las drogas y otros no?
-Primero, tenemos que entender algo claramente: no hay ningún país en el mundo que haya ido hacia la legalización. La legalización significa legalizar la producción, cultivo a escala masiva, distribución y venta de drogas que son actualmente ilegales: estamos hablando de cocaína, heroína, metanfetaminas, LSD y marihuana. Y eso no está pasando en ninguna parte. Sí hay una distinción entre despenalización y legalización. Algunos países han optado por despenalizar el consumo, pero manteniendo ilegal la producción, distribución y venta. Eso ocurrió, por ejemplo, en Portugal hace diez años. Y el número de jóvenes que usan drogas se ha duplicado en la última década.

-¿Y cuál es su postura ante esta situación?
-En Estados Unidos la mayor parte del país permite o bien ha despenalizado de facto el consumo personal de drogas ilegales. Para bien o mal, eso es un hecho. Incluso yo estaría de acuerdo en que no deberían existir penas demasiado severas para gente que sólo está usando drogas: no es realmente una buena estrategia para el objetivo mayor, que es tener un bajo número total de consumidores en la población. Pero no es el tema que estamos debatiendo, sino que estamos hablando de legalizar, que es distinto. La legalización va más allá de la despenalización.

“NO VA A TERMINAR CON LA VIOLENCIA”

-¿Cómo evalúa la forma en que Estados Unidos ha enfrentado el tema de las drogas en las últimas décadas?
-Yo fui parte del desarrollo inicial de la estrategia nacional de control de drogas para Estados Unidos, que fue en la década de 1990. Primero que todo, no siempre hemos seguido lo que predicamos en nuestra estrategia tan efectivamente como deberíamos haberlo hecho. Por ejemplo, no hemos puesto tanto esfuerzo en el mensaje de educación y en las facilidades para tratamientos, que son cosas necesarias. Pero incluso así, la estrategia ha sido bastante exitosa.

-¿En qué sentido?
-Por ejemplo, en el consumo de cocaína. En los años 80 había una epidemia -creo que puedo usar esa palabra- de consumo de esa droga en Estados Unidos, que vino asociada a una tremenda cantidad de hechos violentos. Cuando partió la estrategia, a inicios de los 90, había cerca de seis millones de consumidores habituales de cocaína en el país. Ahora, la cifra se estima en 1,4 millones. A eso me refiero cuando se habla de reducir la cantidad de consumidores. Ha habido una baja sustancial. También, aunque es más reciente, ha caído el consumo de metanfetaminas. Y diría que casi todas las drogas han experimentado una baja de gente que las usa o que se convierte en adicta. Pero la única excepción, por cierto, es la marihuana. Y esa excepción comenzó cuando partimos con la legalización de la marihuana con fines terapéuticos en Estados Unidos. Eso vuelve a mi punto: si la legalizas, vas a tener un incremento de usuarios.

-En el debate de Intelligence Squared Unit estará con Ricardo Lagos. Junto a otros ex presidentes ha planteado la legalización como un camino. Y es imposible no separar el tema de lo que ocurre en países como Colombia y México. ¿Por qué cree que esa medida no ayudaría a aliviar la situación en esos lugares?
-No creo que la legalización de las drogas termine con la violencia relacionada con ese tema en México o en cualquier otro lugar, ni tampoco creo que termine con los carteles de drogas. Suena bien, pero creo que la noción es falsa: las organizaciones criminales, y esto lo sé por mi experiencia, no se van tranquilamente para su casa, incluso si tú legalizas las drogas. La legalización suena bien, pero es una promesa falsa: no va a cambiar sustancialmente el escenario.

-¿Pero no tendrían menos incentivos para el tráfico?
-Una pregunta que me hacen a menudo es: “¿qué pasaría si se legaliza la marihuana?”. Y la verdad es que eso difícilmente tendría algún impacto, porque sólo cerca del 4% de las ganancias de esos grupos provienen de la venta de marihuana. Pero el hecho es que, incluso si legalizas todas las drogas ilegales, esos grupos no se irán. Continuarán proveyendo drogas al mercado negro; en otras palabras, si tú legalizas las drogas y les haces pagar impuestos fuertes, habrá un mercado negro. Además, son criminales, y sacarán ganancias de otro tipo de delitos, como el secuestro, la extorsión y los asesinatos por encargo. Así que básicamente, al final del día, lo que tienes que hacer es fortalecer y profesionalizar a tu policía y tu sistema judicial, para que puedas romper estas organizaciones.

-Y desde la perspectiva estadounidense, ¿sería mejor darle a México el tipo de ayuda que se le dio a Colombia hace 20 años que legalizar las drogas?
-Estados Unidos está trabajando en conjunto con el gobierno mexicano y las fuerzas de seguridad. Probablemente no es al nivel que tuvo con Colombia en la década de 1990, pero es sustancial. Sin embargo, también siento que el gobierno de México se da cuenta de que se requiere desmantelar y destruir a los principales carteles, aunque eso es algo difícil y que va a tomar tiempo. Y está empezando a dar pasos muy serios para hacer eso. Por ejemplo, está profesionalizando su policía, que fue algo que hizo Colombia. Sé que hay intelectuales en México a favor de la legalización, pero pienso que no pueden hacer una argumentación de peso de que eso terminaría con las organizaciones criminales.

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