Por Emilio Maldonado Octubre 23, 2014

© Esteban Zúñiga

El proyecto de Acuerdo de Vida en Pareja (AVP) se aloja hoy en la Cámara Baja. En su discusión en el Senado, donde fue aprobado el 7 de octubre, algunos parlamentarios manifestaron su preocupación porque ésta sea la puerta de entrada hacia la discusión del matrimonio igualitario.

Uno de ellos fue el senador UDI Hernán Larraín, quien solicitó en tres oportunidades que el AVP fuese exclusivo para homosexuales, lo cual fue rechazado por la Cámara Alta. Sin embargo, el parlamentario sigue manteniendo su argumento: los heterosexuales ya tienen la herramienta del matrimonio, institución que debe conservarse exclusivamente para esas parejas.

En una conversación con el senador, en su oficina en el Congreso, el presidente de Fundación Iguales Luis Larraín debate sus argumentos de por qué el matrimonio debe ser para todos.

-Hernán Larraín (H.L.):
El AVP se entiende por dar un reconocimiento, de llenar un vacío donde no hay una norma. Y eso ocurre con las personas del mismo sexo. Pero no creo que tenga sentido generar una nueva institucionalidad jurídica para resolver un problema que ya tiene solución: los heterosexuales tienen una alternativa, y es el matrimonio.

-Luis Larraín (L.L.):
Para nosotros hay dos razones por las cuales el AVP debería estar abierto a todo tipo de parejas. Una es simbólica, porque consideramos que no podemos seguir produciendo legislaciones que sean para un segmento de la población y no para todos. Creemos que eso atenta contra el principio de igualdad y contra el espíritu de la ley antidiscriminación. Y hay una segunda razón, más bien práctica: hay dos millones de chilenos heterosexuales que viven en pareja sin estar casados. Me parece que es tapar el sol con un dedo decir que ellos tienen o pueden casarse, porque por algo no lo están haciendo. Si existe ese gran número de personas que conviven sin estar casadas, me parece bien que el Estado ofrezca otra herramienta.

-H.L.: Creo que hay un error en pensar que porque no es extensivo el AVP para parejas de distinto sexo, termina siendo discriminatorio. Porque la igualdad lo que exige son regulaciones jurídicas iguales para los iguales.  Y creo que las relaciones de personas del mismo sexo no son iguales a las de personas heterosexuales. Son realidades distintas que generan consecuencias distintas. Decir que es discriminatorio porque no tenemos AVP para parejas heterosexuales es un argumento falaz. Finalmente, creo que esto es una estrategia para llegar al matrimonio igualitario. Porque si tenemos el AVP para dos tipos de relación, ¿por qué vamos a tener el matrimonio sólo para algunos? Es una manera indirecta de buscar eso, y yo no creo que corresponda.

-L.L.: Respecto a tratar igual a los iguales y distinto a los distintos, creo que ahí está el punto central de la discusión. Sí constituye una discriminación arbitraria el hecho de que el matrimonio esté cerrado a parejas del mismo sexo. Analizando los componentes del matrimonio, uno puede encontrar los argumentos que hacen arbitraria la discriminación. Y los que no la hacen arbitraria, es quizás el fin de procreación y el simple enunciado que dice que es entre un hombre y una mujer. Pero esas son cosas modificables, tal como lo fue el carácter indisoluble que tenía antes, cuando se discutió la Ley de Divorcio. Si existe un Congreso es para que las leyes sean revisadas. Me parece que el argumento de tratar igual a los iguales ha sido muy peligrosamente usado. Es el mismo argumento que se ha dado para negar el voto femenino o negar el matrimonio interracial. El hecho de que una persona sea del mismo o distinto sexo es irrelevante para los fines del matrimonio, que es un proyecto de vida en común, de ayuda mutua, vivir en pareja, etc.

-H.L.: Tienes razón de que el argumento se presta para abusos. Pero aquí me parece que hay una realidad objetiva: el matrimonio tiene dos fines esenciales: uno afectivo, pero además hay una consecuencia natural de esa relación, que son los hijos. Y eso es lo que lo hace distinto a las relaciones del AVP.

-L.L.: Claramente tiene una perspectiva más naturalista. De hecho, los argumentos de las personas que se oponen a estas regulaciones van en la lógica de la naturaleza. Yo me permito cuestionar que sea esa lógica la que deba primar. La que debe preponderar es la realista y el derecho debe regular lo que se da en la sociedad. Y en la sociedad se observa que, más allá de que la forma natural de procrear sea la unión entre un hombre y una mujer, los tipos de familia son muy diversos.

-H.L.: Tú agregas naturalista, pero no es exactamente la expresión que yo uso. Lo que hago es tratar de definir la realidad jurídica de lo que se está regulando. Y esa realidad me hace ver que el matrimonio, cuando se trata de personas de distinto sexo, tiene un contexto diferente que cuando se trata de individuos del mismo sexo.

-L.L.: En la práctica, no necesariamente.

-H.L.: Bueno, pero eso es lo que ha hecho el matrimonio. Efectivamente hay otros órdenes familiares y resolvámoslos. Pero no por eso debilitemos al matrimonio o pongámoslo en jaque. No tenemos por qué definir una institución, como es el AVP, para regular una situación que hoy día tiene una resolución jurídica, y de paso debilitar al matrimonio.

-L.L.:
Me gustaría citar al primer ministro británico David Cameron, quien justificaba su iniciativa de matrimonio igualitario en el Reino Unido diciendo que él es un político conservador, a quien le gusta el matrimonio y que busca preservarlo. Y, para ello, abría la opción a que más parejas se unan a esa institución. De esa forma aumentaría el número de matrimonios.

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