Por Francisco Sagredo Agosto 27, 2014

Lo afirmaron Alexis Sánchez, Mauricio Isla y Eduardo Vargas en sus presentaciones con el Arsenal -el primero- y el Queens Park Rangers -los otros dos-: “La inglesa es la mejor liga del mundo”, replicando el discurso de casi todas las estrellas que llegan al campeonato británico.

Ya es una frase hecha. ¿Pero cómo se puede sustentar semejante afirmación de superioridad, cuando un vistazo a los campeonatos continentales parece desmentirlo categóricamente?

Veamos.

Desde el año 2000, seis equipos españoles se han adjudicado el título de la Champions League, doblando el palmarés de los ingleses, que sólo muestran tres “orejonas”. Con la Europa League, ex Copa UEFA, el registro es aun más contundente en el mismo lapso: seis coronas para los cuadros ibéricos y sólo dos para los de la isla.

A nivel individual, el listado de triunfos también se inclina a favor de la “Liga de las Estrellas”. En nueve de sus últimas 14 entregas, el Balón de Oro ha caído en manos de futbolistas que juegan en España (seis consecutivas) y sólo en dos de Inglaterra.

A la hora del registro de títulos entonces, la denominada, mejor liga del mundo, pierde, y por goleada, frente a su competencia española.

Pero la calidad de un campeonato no sólo pasa por el poderío de sus equipos y jugadores más importantes. Hay otras cosas en juego, y ahí es donde los ingleses reinan.

REPARTIR PARA COMPETIR
José Mourinho lo explicó muy bien cuando volvió a hacerse cargo del Chelsea, el año pasado: “Para el concepto que tengo de liga, la Premier es la mejor. Puedes decirme que el Real Madrid es mejor que nuestros equipos top, o que el Barcelona era el mejor equipo de Europa, o el Bayern Múnich. Pero para mí la mejor competición no es la que tiene al mejor equipo, sino la que tiene una competencia real entre varios actores”.

Con la experiencia de haber dirigido y ganado títulos en cuatro países distintos, el ex DT del Porto, Inter de Milán y Real Madrid también afirmó que “Inglaterra ahora es todavía más fuerte que en mi primera etapa (entre 2004 y 2007), porque entonces el Manchester City no tenía la situación financiera que tiene ahora. Hasta el Tottenham está entre los cinco o seis mejores. ¿Quién puede decirme qué equipo ganará la Premier? Puedes intentarlo, pero es imposible saber cuál de los cinco (City, Manchester United, Liverpool, Tottenham y Chelsea) se quedará fuera de la Champions, eso es lo que me gusta”, explicó el portugués.

Mourinho conoció en España el duopolio que protagonizaron Real Madrid y Barcelona entre las temporadas 2003/04 y 2012/13. Ambos clubes se repartieron la totalidad de los títulos, estableciendo una suerte de liga aparte merced a la exuberante diferencia de presupuestos con el resto de los competidores. El quiebre de esa dictadura merengue-catalana recién se produjo la temporada pasada con el Atlético de Madrid.

La excepción no hace más que confirmar la regla de las diferencias entre los dos colosos y el resto. Una brecha ocasionada principalmente por el modelo de repartición de los derechos televisivos de la liga.

En la última temporada, el Real y el Barça se quedaron con el 40% del total de las ganancias de la TV (150 millones de euros cada uno), es decir, triplicaron lo que recibe el tercero en la repartición (Atlético de Madrid con 48 millones de euros) y recibieron ocho veces más que el último de la lista, el Almería, con apenas 18 millones de euros.

En Inglaterra, en cambio, el criterio de distribución es muy distinto y apunta a un objetivo claro: fortalecer la igualdad presupuestaria para generar mayor competencia futbolística.

Entre 2004 y 2011, la liga Premier tuvo cuatro campeones y cinco subcampeones diferentes. El dato confirma la tesis de Mourinho y se basa en el concepto de reparto solidario de los millones de la pantalla chica.

Hoy en Inglaterra el 50% de los ingresos por trasmisiones televisivas se divide equitativamente entre todos los equipos. Otro 25% se reparte proporcionalmente según el número de partidos televisados a cada club (para el mercado local sólo se transmiten seis partidos por fecha). El restante 25% se juega en cancha: se define por la ubicación de cada club en la tabla del último torneo.

El sistema permitió que en la temporada 2013/14 el Cardiff, colista de la clasificación, se embolsara 80 millones de euros, es decir, casi el doble de lo que recibió el mismísimo Atlético de Madrid en España y sólo un 40% menos que lo obtenido por el campeón, Manchester City.

Las cifras -resultado de un estudio de la consultora Deloitte- demuestran que la igualdad en el reparto permite que todos los equipos ingleses, incluso los más pequeños, puedan reforzar sus planteles.

Este año, los cuadros que ascendieron desde la Premiership (segunda división) invirtieron más de 30 millones de euros en contrataciones.

Los ascendidos en España apenas promediaron los 200 mil euros.

QUIÉN TE AUSPICIA
La Premier League hoy es también el campeonato más seguido en el resto del mundo. Sus partidos reúnen 1.800 millones de euros por concepto de derechos televisivos internacionales, una friolera que está muy por encima de los 700 millones de euros que recibe la liga española en ese ítem.

El mencionado estudio también demuestra que la liga inglesa ha incrementado en un 21% sus ingresos comerciales, alcanzando los 4.900 millones de euros anuales. Sólo como referencia, la Bundesliga alemana recaudó 2.850 millones de euros en los últimos doce meses, y la española, 2.680 millones de euros.

Para la temporada que recién comienza, el fútbol inglés proyecta un aumento en sus utilidades de un 30%. Es el éxito de una Premier League que entendió desde sus orígenes con el  actual formato, en 1992, que el reparto proporcional de las utilidades generaría una competencia atractiva no sólo en lo deportivo, para los hinchas, sino también en lo comercial, para los potenciales auspiciadores de todo el mundo. La demostración de esa idea es que este año 15 de los 20 equipos de primera división tienen como sponsor de su camiseta a una marca global con sede en un continente distinto a Europa.

Parece entonces que Sánchez, Isla, Vargas y el mismísimo Mourinho tienen razón. Los ingleses no sólo inventaron el fútbol; también fueron capaces de armar la mejor liga del mundo y transformarla en negocio.

Relacionados