Por Emilio Maldonado Julio 17, 2014

UNA CIUDAD SEGREGADA
El año pasado un informe elaborado por la OCDE reveló un triste récord: Santiago es la ciudad más segregada de las 30 capitales de la muestra. La alta presencia de guetos urbanos, la concentración de viviendas sociales en los anillos periféricos y la falta de servicios de calidad en las comunas de menos recursos pusieron a Santiago en el centro de las críticas.

Para el investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP), Slaven Razmilic, la segregación de Santiago tiene relación directa con el nivel de distribución del ingreso, altamente desigual.

Sin embargo, la solución no pasaría -a su juicio- por simplemente integrar viviendas de menos recursos a lugares más cerca del centro, sino por dotar a toda la ciudad de servicios públicos -como calles, plazas, parques, hospitales- de la misma calidad que los presentes en sectores de mayores ingresos. Además, explica Razmilic, resultaría vital dotar a toda la ciudad de un buen sistema de transporte público, expedito y confiable, para acercar la periferia al centro.

Similar diagnóstico tiene la investigadora del Centro de Políticas Públicas de la UC Mariana Fulgueiras, quien cree que es necesario homologar la calidad de los servicios en todo Santiago, y para ello se debe abordar el tema desde una mirada intergubernamental.

Soluciones para terminar con la segregación actual hay varias: subsidios para el arriendo en zonas céntricas; instaurar una autoridad global, tal como lo hizo Londres, que coordine las políticas públicas en toda la urbe; densificar los ejes cercanos a redes de Metro; y resolver el financiamiento a las comunas pobres. Aquellas son algunas de las propuestas para lograr un Santiago más equitativo hacia 2041.

 

EL AIRE QUE RESPIRAMOS
Desde que comenzaron los planes de descontaminación atmosférica en la capital, hace 30 años, la cantidad de preemergencias y alertas ambientales se ha reducido, pero Santiago sigue mostrando una cara gris, pese a las agresivas medidas de control de material particulado.

¿Puede una ciudad de más de 6 millones de habitantes aspirar a un aire puro? La respuesta no está del todo clara.

Para el director del magíster en Gestión y Sustentabilidad de la Universidad del Desarrollo, Álex Godoy, en Chile la institucionalidad ambiental ya ha puesto severas normas para Santiago, por lo cual un aire puro no pasa netamente por lo que haga el ministerio del ramo, sino por otros factores. Uno de ellos es evitar la expansión de la urbe, para reducir los tiempos de traslado en vehículos. “Se debe contar con una real planificación urbana”, dice Godoy.

En sintonía con Godoy, el académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile Javier González, también cree que una mejora pasa por rediseñar el transporte urbano, como también aumentar el parque automotor afecto a restricción vehicular. A ello, se sumaría implementar una agresiva política de áreas verdes.


LAS EMERGENCIAS PERMANENTES
La ciudad parece haber respondido bien al  terremoto de 2010, pero  ¿está preparada para cualquier tipo de catástrofe? Para el Premio Nacional de Urbanismo 2014, Sergio Baeriswyl -quien además coordinó la reconstrucción urbana del borde costero del Biobío a partir de 2010-, Santiago debe llegar al 2041 como una ciudad resiliente, capaz de seguir funcionando tras una catástrofe, sea ésta un terremoto, inundación o aluvión.

En 2013 la Universidad de Bonn, Alemania, apuntó que las ciudades chilenas están en el top 10 de las más riesgosas por desastres naturales. Baeriswyl cree que nos estamos quedando atrás en la planificación de una ciudad resiliente, donde se identifique la cartografía de riesgo, se prohíba la construcción en fallas tectónicas y, además, se haga un catastro de las áreas susceptibles de crisis toxicológicas por su alta concentración de industrias.

 

LA INCÓMODA Y COSTOSA BASURA
En Santiago son contados los programas que promueven el reciclaje. Salvo iniciativas de particulares o de municipios con más recursos, la basura termina completamente mezclada en un vertedero común.

Según el investigador del CEP Slaven Razmilic, antes de echar a andar cualquier programa global de reciclaje, como lo han hecho países más desarrollados, otro tema debe ser abordado: en Chile pocos pagan por lo que botan. Sólo el 22% de las 4,5 millones de viviendas (es decir, unas 996 mil) pagan contribuciones y por el retiro de su basura.

A esa cifra se suman otras 1,1 millones de casas que, exentas del pago de tributos, deberían pagar por su basura, pero en su mayoría no lo hacen, traspasando esa carga al municipio, que en la mayoría de los casos no tiene los elementos para llevar esta carga. Mucho menos, para reciclar.

Razmilic cree que mientras no se asuma un compromiso de que la sociedad debe hacerse cargo de lo que genera en desechos, será poco exitoso echar a andar una cultura del reciclaje.

EL DESAFÍO DEL TRANSPORTE
Si bien no existe en el mundo una ciudad sobre 5 millones de habitantes que haya solucionado satisfactoriamente sus problemas de transporte, Santiago tiene la oportunidad de mejorar significativamente el actual modelo.

Con 103 kilómetros construidos de red de Metro, la ciudad sigue presentando un déficit de 80 km de red. Y aunque se puede subsanar con extensiones hacia la zona sur (San Bernardo y La Florida), más otras hasta Quilicura, toda solución real pasa por descongestionar la Línea 1.

Para el ingeniero y doctor en Transporte Louis de Grange, el Metro es el real articulador de todo sistema de transportes, tanto para reducir la cantidad de buses que hoy circulan por las calles como también para conectarlo a otros servicios que han dado resultado en otras capitales, como trenes suburbanos, teleféricos y tranvías.

En todo este modelo debe estar considerado el automóvil, ya que no se trata de un sistema por sobre otro. Será difícil que la gente se baje del auto, explica De Grange, “pero se pueden realizar estacionamientos en las estaciones terminales, para evitar que entren al centro”, dice.

La bicicleta, alternativa masificada en capitales europeas, puede ser un ingrediente más del modelo, explica, pero no la principal solución, debido a la gran extensión de la capital.

 

Relacionados