Por Emilio Maldonado Junio 19, 2014

"El río Baker, el Pascua, el Futaleufú, el Puelo y el Cuervo son ríos que deben ser preservados y Chile seguirá teniendo un futuro energético seguro sin tener que recurrir al carbón, al diésel o al fracking (shale gas)"

"Envié una carta al ex presidente Piñera en 2011, y en ella le pedía que se enfocara en la construcción de un futuro energético verdaderamente sustentable para Chile, basado en las ERNC en vez de construir un proyecto tan mal planificado como HidroAysén. Jamás recibí una respuesta"

El martes 10 recién pasado, Robert Kennedy Jr. (60) recibió una buena noticia cuando estaba en su oficina de Nueva York. En Chile, durante las primeras horas de la mañana, el Comité de Ministros había rechazado la viabilidad del proyecto hidroeléctrico HidroAysén.

Mientras en Santiago y en la Patagonia los grupos ambientalistas celebraban la caída de las emblemáticas centrales, las cuales iban a ser levantadas conjuntamente entre Endesa y Colbún, Kennedy comenzó a ver en las redes sociales que HidroAysén se venía al suelo. Por supuesto, también celebró: una de las causas que venía apoyando hace años terminaba satisfactoriamente.

Hoy, a una semana de ese suceso, Robert Kennedy, hijo del asesinado senador del mismo nombre y además sobrino del carismático presidente demócrata, accede a conversar acerca del proyecto hidroeléctrico, de los errores cometidos durante su diseño y, fundamentalmente, sobre el destino de la Patagonia chilena, la cual, a su juicio, debe  mantenerse intocable.

Kennedy ha declarado en reiteradas oportunidades que su tío John, cuando él tenía siete años y lo visitaba en su despacho del salón oval de la Casa Blanca, le comentaba sobre causas medioambientales. Incluso le habló de querer instaurar el Día Mundial de la Tierra en 1962, pero la carrera nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética, que vivía su peak precisamente por esos años, terminó por desplazar esos planes “verdes”.

Sin pensar en convertirse en un activista pro causas ambientales, en 1983 un acto delictual cambió su vida. Con 29 años, y ya egresado de la Escuela de Derecho de Harvard, Kennedy fue sorprendido en Dakota del Sur con 182 miligramos de heroína. Fue condenado a hacer 800 horas de trabajo comunitario y su castigo fue limpiar las aguas del río Hudson, el cauce que separa la isla de Manhattan de Nueva Jersey.

Gracias a ese nexo con una ONG de corte ecológico, el abogado se involucró en luchas ambientales. Primero como asesor legal en Hudson Riverkeeper, la misma que lo albergó mientras cumplía su condena, y luego, en 1996, como cofundador de Waterkeeper Alliance, la ONG que hoy preside y que busca proteger a los ríos del mundo. “Desde el Mississippi hasta el Amazonas; desde el Tigris hasta el Ganges”, señala.

Ha sido desde esa vereda, además de su rol como abogado principal del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC por sus siglas en inglés), una de las ONG “verdes” más grandes del mundo, con más de 1,4 millones de socios, que ha puesto sus ojos en el sur de Chile.

A través de esta fundación ha recorrido los cauces chilenos en varias oportunidades e incluso inició una cruzada a mediados de los noventa para impedir la construcción de la central Ralco en el Alto Biobío, causa que perdió. Hoy, como abogado de la NRDC, se involucró en la lucha de la ONG Patagonia Sin Represas, la fundación que se opuso desde un comienzo a HidroAysén.

La última vez que vino a Chile fue en 2011, cuando hizo rafting en el río Futaleufú, uno de los cauces que hoy quiere preservar. Y aunque no tiene planes de regresar en lo inmediato, ya adelanta que la lucha contra HidroAysén es recién el comienzo, ya que pretende ayudar a conservar intactos los ríos Puelo y Cuervo, donde ya hay proyectadas nuevas centrales hidroeléctricas.

-¿Qué opina de la decisión de rechazar el proyecto HidroAysén?
-Esta decisión envió una potente señal, similar a la que mandó la Agenda Energética, de que la administración Bachelet está dispuesta a abordar seriamente el tema de su futuro energético. Ahora es el momento en que Chile puede construir su camino hacia el futuro, basado en fuentes de energía verdaderamente sustentables, como las energías renovables no convencionales (ERNC). Un futuro en el cual el país no tiene que destruir sus ríos para tener una matriz independiente, segura y estable.

-Desde un comienzo usted estuvo en contra de este proyecto. ¿Por qué?
-Como presidente de Waterkeeper Alliance, creo firmemente en que los ríos y cursos de agua necesitan ser protegidos. Los recursos hídricos y las comunidades que dependen de ellos, en todo el mundo, están cada vez más amenazados, por lo cual se hace más importante proteger los ríos que aún corren libres, que no tienen represas, como el Baker y el Pascua. Siempre he tenido una voz contraria a proyectos que dañen a las personas, su medioambiente y sus medios de vida. Cuando HidroAysén fue propuesto, vi potenciales similitudes con lo ocurrido en el río Biobío. Antes de que Endesa construyera represas en su cauce, el Biobío era uno de los más asombrosos del planeta. En ese momento no podía creer que un país dejara que un privado destruyera ese lugar y tuvieran que reubicar a tantas comunidades. Desafortunadamente, perdimos esa campaña y mucha gente sufrió enormemente por ello. Yo estuve contra HidroAysén porque no quería -y sigo no queriendo- el mismo destino para Aysén.

-El gobierno rechazó el proyecto, pero no fue claro en definir si la Patagonia debía o no seguir intocable. ¿Debe Chile permitir proyectos en la zona?
-Chile puede ser independiente energéticamente sin la necesidad de construir otra gran represa hidroeléctrica en sus ríos. La tecnología está, los recursos están y también los inversionistas. El futuro de Chile se puede asegurar con las energías renovables no convencionales y con más eficiencia. El río Baker, el Pascua, el Futaleufú, el Puelo y el Cuervo son ríos que deben ser preservados y Chile seguirá teniendo un futuro energético seguro sin tener que recurrir al carbón, al diésel o al fracking (shale gas). Otros proyectos pueden ser propuestos para construirse en la Patagonia, pero después de lo visto con HidroAysén es difícil que sean aprobados.

-La última vez que vino, en 2011, usted entregó una carta al ex presidente Sebastián Piñera. ¿Qué le pedía en esa carta y qué le respondió?
-Efectivamente envié una carta al ex presidente Piñera en 2011, y en ella le pedía que se enfocara en la construcción de un futuro energético verdaderamente sustentable para Chile, basado en las ERNC, en vez de construir un proyecto tan mal planificado como HidroAysén. Jamás recibí una respuesta de su parte.

-¿Considera que la decisión del gobierno significa un avance para la legislación ambiental chilena?
-La decisión del Comité de Ministros acerca de HidroAysén es absolutamente importante. Porque demuestra que el gobierno va a respetar sus leyes y políticas medioambientales. No podría demostrar lo suficiente para graficar lo importante que es esto. Chile tiene una gran variedad de instituciones para proteger el medioambiente, como el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), el tribunal medioambiental, la Superintendencia y el Ministerio. Pero si las leyes no se respetan, la eficacia de esas instituciones se daña y la confianza que la gente tiene en ellas también queda herida. Tener buenas leyes es una cosa, pero respetarlas y hacerlas cumplir es otra. La decisión sobre HidroAysén demuestra que este gobierno es serio en cuanto a hacer cumplir la ley. Y eso es alentador.

LA PRÓXIMA BATALLA
-Con el fin de HidroAysén, y considerando la causa que perdió al defender al Alto Biobío, ¿lo siente como un triunfo?

-Cuando dejas que las empresas destruyan un río, ya no puedes volver atrás. Una represa altera profundamente los ecosistemas y la mayoría de esos daños son irreversibles. Endesa siempre será culpable de lo que hizo en el Biobío y de lo que le hizo a la comunidad pehuenche. HidroAysén demuestra cuán lejos ha llegado Chile en términos de tener una ciudadanía activa y que es escuchada por el gobierno. Todavía no sabemos qué pasará con estos grupos en el futuro, pero entiendo que esto es un motivo para celebrar y que les dará confianza para continuar con la pelea. La batalla para conservar los ríos de Chile está lejos de terminar.

-¿Desde cuándo y por qué se involucró en Patagonia Sin Represas?
-Mi compromiso con Chile partió a inicios de los 90 con la lucha contra las represas proyectadas para el río Biobío. En 2006, como abogado principal del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC), me pidieron que participara en la lucha contra el proyecto HidroAysén que se haría en la Patagonia. Desde el comienzo nos hemos centrado en la necesidad de energías alternativas y en la eficiencia energética. En marzo de 2008 me reuní con la ex presidenta Bachelet en Santiago para discutir estos temas. Fue desde ahí que he estado apoyando a Patagonia Sin Represas. Creo que son un ejemplo para las causas de todo el mundo, que intentan reclamar la propiedad de sus ríos.

-Después de HidroAysén, ¿cuál será su próxima causa en Chile?
-El río Futaleufú es una prioridad, ya que es uno de los ríos más notables que he visto. El nuevo grupo de Guardianes del Río Futaleufú (ONG a la cual apoya Kennedy) está trabajando en salvaguardar al cauce de futuras represas, trabajando con las comunidades, tanto en Chile como en Argentina. Otros cauces, como el Puelo y el Cuervo, ya tienen proyectos hidroeléctricos en carpeta, eso a pesar de la abrumadora resistencia de las comunidades. En Estados Unidos tenemos la ley de Ríos Salvajes y Escénicos, que otorga una protección permanente para los ríos, al tiempo que también permite las actividades económicas locales y recreativas. Otros países también tienen este tipo de leyes, pero en Chile no hay nada parecido, por lo cual ningún río está a salvo.

-Chile necesita energía. Si no se toca la Patagonia, y las ERNC aún mantienen altos costos, ¿qué solución le queda al país?
-Muchos estudios que se han publicado en los últimos años -y por diversas fuentes- demuestran que Chile cuenta con los recursos suficientes de energías renovables para satisfacer de sobra su futura demanda por energía. Muchos de esos recursos ya tienen costos competitivos en comparación con la energía tradicional, a pesar de que hace pocos años eran vistos como muy caros. Por ejemplo, en Chile hay proyectos solares compitiendo en el mercado spot sin ningún tipo de subsidio. ¡Eso hace a Chile verdaderamente único! Es una prueba de la potencia real que tienen.

-En Estados Unidos, ¿qué otro tipo de iniciativas está promocionando?

-En EE.UU., el traspaso hacia un futuro de energía limpia sigue siendo estrangulado por la industria del gas y el petróleo. Estamos ganando la batalla contra el carbón, y el presidente Obama acaba de proponer nuevos estándares de carbono, los cuales deberían ayudar a limpiar el sector energético. Pero el petróleo y el gas siguen siendo actores increíblemente poderosos. Una gran preocupación en estos momentos en detener el avance y dispersión del fracking (shale gas), el cual afecta a las comunidades, ya que contamina sus fuentes de agua, destruyendo su ecosistema. Las energías renovables no convencionales tienen un enorme potencial, pero tenemos que llegar primero a Washington y poner las políticas correctas en su lugar. Como en Chile, hemos dado importantes pasos, pero aún tenemos un gran camino que recorrer.

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