Por Juan Pablo Garnham Mayo 20, 2014

© Vicente Reinamontes

“Bielsa es como tener un affaire  apasionado con una mujer bellísima y loca. Es divertido mientras dura, pero después terminas vacío y devastado”, explica Wilson. “Es un gran entrenador. Pero hay una frase suya que lo define muy bien: si los jugadores fueran robots, él nunca perdería”.

“Si vas a un mundial y empatas 0-0 o pierdes 2-0, es como normal. Pero si pierdes 6-1 todos te lo recordarán”, dice Wilson. “Lo  interesante de Sampaoli es que él no hace nada de esto. Juega un fútbol como si jugara fútbol, y eso hace a Chile muy atractivo de observar”.

Todos jugaban con un 4-4-2, pero el equipo de Jonathan Wilson decidió hacer otra cosa. Lo sabían: eran bastante más malos que los otros equipos de esa liga universitaria en la que jugaban a mediados de los 90. Es más, el mismo Wilson se describe a sí mismo como “basura”. “Yo corría cross-country. Era rápido, pero para nada bueno”, explica el periodista inglés, columnista de The Guardian. Pero decidieron jugar con un líbero y con Wilson como carrilero por la derecha. Lo único que haría es correr de arriba hacia abajo. “Pasaba al mediocampista izquierdo al frente mío y él me perseguía. Terminaba con el defensa y el medio ocupados y quedaban dos de los nuestros libres”, explica Wilson. “Ganamos la liga ese año y fue por el impacto que tienen las tácticas. Me transformé en un jugador muy valioso, a pesar de ser una porquería”.

Jonathan Wilson (37) fundó su propia revista al respecto (The Blizzard) y ya ha escrito seis libros, incluido el premiado Inverting the Pyramid: The History of Football Tactics. Ahí relata cómo la forma en que se paran los jugadores en la cancha ha evolucionado desde fines del siglo XIX, cuando se solía jugar con siete delanteros. “Creo que el fútbol y las tácticas han sido un interés mío desde muy temprana edad”, explica Wilson. Las imágenes que recuerda de su infancia en la ciudad de Sunderland tienen que ver con su padre leyendo y escuchando todos los resultados obsesivamente y ellos dos jugando al Subbuteo, un pasatiempo de moda en los 80 en Europa, donde se recreaba el fútbol con pequeñas figuritas en la mesa. Y si era sábado, a las 4:45 de la tarde siempre había que pegarse a un televisor o a la radio, para escuchar los goles. “No importaba dónde estuvieras, tenías que asegurarte de esto”, recuerda. A los cinco o seis años ya sabía qué era un 4-4-2, 4-3-3, 3-5-2 o la W-M.

Pero, cuando creció, decidió estudiar Literatura. Hizo su pregrado y el magíster. Lo aceptaron en un doctorado para estudiar la ficción inglesa de fines del siglo XIX. Sin embargo, no obtuvo la beca del gobierno. Partió a Londres y tomó un curso de tres meses de Periodismo. Después de un viaje a Estados Unidos, se dio dos semanas para ver si algo resultaba en esta área. “Fui muy afortunado. El jueves de la segunda semana, en una cena conocí a un amigo de un amigo. Él me habló de dos sitios que estaban buscando periodistas de fútbol”, recuerda.

Comenzó a trabajar en Onefootball.com al martes siguiente y poco a poco ganó influencia. Hoy, además de sus libros y su propia revista, ha escrito para medios tan importantes como Sports Illustrated y WorldSoccer. “Pero soy muy malo jugando fútbol”, insiste Wilson, “incomprensiblemente malo, así que creo que ésta ha sido mi forma de racionalizar algo que me gusta mucho. No podía jugar, así que no me quedaba más que pensar”.

LA CHAMPIONS ES EL NUEVO MUNDIAL
Wilson dice que a los que crecieron en el norte de Inglaterra, en la época de Thatcher, les cuesta relacionarse con el equipo de los tres leones. Esa zona, tierra de mineros y obreros, sufrió con las medidas del gobierno en los 80. “Me siento mucho más británico que inglés”, explica. “En el Mundial, creo que me gustaría que ganen, pero si pierden los tres partidos no volveré a casa llorando. No es el Sunderland, el equipo que a mí realmente me importa”.

Su foco está obviamente en la Premier League y ha podido ver cómo Pellegrini se adaptó a esa realidad. Hace dos semanas escribió para The Guardian sobre el chileno: “Hay algunos que dirán que ganó casi por default, simplemente por no caer como lo hicieron de manera inesperada el Chelsea y el Liverpool, pero ganar títulos es muchas veces eso tanto como los triunfos glamorosos”. A pesar de que dice que los periodistas ingleses se aburren con él, Wilson cree que se debería valorar mucho más su labor en el título de este año.

“Partió jugando de manera increíblemente ofensiva, un fútbol muy atractivo, y en las últimas seis semanas mejoró en lo defensivo. Pero lo que pasó ahí es que, cuando comenzó, Pellegrini reconoció errores en la defensa y tomó acciones para solucionarlos”, explica el periodista. “Ahora se ven como un equipo balanceado y muy defensivo. Hay que tener respeto por alguien que puede identificar esos problemas y resolverlos en la misma temporada”.

Para él, va a ser interesante ver cómo seguirá evolucionando y, por ejemplo, cómo trabajará en la próxima Champions League. “Es algo triste, pero la Copa Mundial era el pináculo, donde veías el mejor fútbol. Ahora en la Champions League la calidad y el nivel del fútbol son mucho más altos que en el Mundial. Los equipos internacionales reaccionan a lo que pasó en los clubes seis u ocho años atrás”, dice Wilson. “Me sorprendería ver algo nuevo tácticamente hablando en Brasil”.

Sólo en clubes ve cosas que lo impresionan, comenta Wilson. Como cuando vio al Manchester United jugando contra el Athletic Bilbao de Bielsa. “Los destruyeron completamente en los dos partidos. Esos primeros 45 minutos fueron absolutamente sensacionales. Cuando ves a la selección española la admiras, pero no la amas. Ver a ese Bilbao es algo que se sentía desde las tripas”, recuerda. Cuando terminó ese partido, los hinchas del United aplaudieron a Bielsa y no es raro escuchar a gente que lo quería a él para reemplazar a Alex Ferguson. Pero Wilson dice que no saben de lo que hablan.

“Creo que Bielsa es como tener un affaire realmente apasionado con una mujer bellísima y loca. Es divertido mientras dura, pero después terminas vacío y devastado”, explica Wilson. “Yo adoro a Bielsa, es un gran entrenador. Pero hay una gran frase suya, que creo que dijo en Vélez, que lo define muy bien: que si los jugadores fueran robots, él nunca perdería. Creo que esto es desafortunadamente verdadero. Es tan intenso que es efectivo por un tiempo limitado, hasta que los jugadores se quedan exhaustos. Quizás por eso es mejor para el fútbol internacional”.

A pesar de que no espera ver novedades tácticas como las que se ven en las grandes ligas europeas, Jonathan Wilson está pronto a partir a Río de Janeiro, ciudad que será su base para este Mundial. “Hay una fascinación distinta ahí: la gente juega por orgullo, no por dinero, lo que es interesante. Y, además, los equipos tienen debilidades que no pueden cubrir comprando a jugadores”, explica. “Argentina es un ejemplo perfecto: una delantera fantástica, muy buenos mediocampistas y en la defensa tienes a Rojo. Un entrenador tiene que responder a eso: cómo minimizar debilidades y maximizar fortalezas”.

Y de esos partidos que verá en Brasil, Wilson ya tiene un favorito: “Chile versus Holanda. Es, en la primera ronda, el juego que más me interesa ver. Creo que los holandeses realmente podrían sufrir”.

LA GRACIA DE SAMPAOLI
Luego del 2-0 de Chile en Wembley, Jonathan Wilson dice que, entre los que realmente saben de fútbol en su país, los que van más allá de sólo ver a la selección nacional, algo cambió. Cuando fue el partido de Chile contra Alemania, muchísimos de ellos vieron, al menos, el resumen de ese encuentro. Hoy se habla de Chile. “Contra Inglaterra, ya sea porque siempre juegan así o porque realmente apuntaron a eso, identificaron muy bien nuestras debilidades, los dos defensas centrales. Si juegan a ese nivel en el Mundial, creo que los holandeses van a tener grandes problemas y quizás también España”, dice Wilson.

Para el columnista, la Roja de Sampaoli es algo distinto a lo que espera que sea el promedio. “Lo que ha pasado con los equipos internacionales es que juegan un fútbol muy simple. La gran mayoría juega un fútbol básico, simple, sin complicaciones y casi siempre defensivo. Esto es porque es más fácil organizar la defensa que el ataque; los entrenadores no tienen suficiente tiempo para enfocarse y hacer algo tácticamente interesante”.

El pragmatismo es lo que prima: “Tiene ventajas organizacionales y, además, si vas a un mundial y empatas 0-0 o pierdes 2-0, es como normal. Pero si pierdes 6-1 todos te lo recordarán… Lo que es interesante de Sampaoli es que él no hace nada de esto. Juega un fútbol como si jugara fútbol y eso hace a Chile muy atractivo de observar”.

Sampaoli, dice Wilson, ha tomado el estilo, los elementos centrales de Bielsa, pero modificando algunos aspectos que marcan la diferencia. “Él no es un simple idealista. Él está preparado para hacer modificaciones, para adaptarse a los individuos, a las características humanas. Ser entrenador no es sólo tener ideas, transmitirlas, hacer a los jugadores creer en ellas y mantenerlos creyendo, mantener los éxitos”. En ese sentido, cuando a Wilson se le pregunta a quién preferiría para su querido Sunderland, si preferiría a ese Bielsa que le produjo algo en la guata o a Sampaoli, se ríe, pero no duda.

“Creo que probablemente elegiría a Sampaoli. Sería brillante tener a Bielsa en Sunderland, pero no funcionaría al final”, explica Wilson. “Como te digo, te casas con Sampaoli y tienes un amorío con Bielsa”.

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