Por Facundo Fernández Barrio, desde Buenos Aires Mayo 20, 2014

El gobierno pagó 18 millones de dólares por los derechos de la transmisión de la Copa. La idea es presentar la televisación de los partidos como una prolongación de Fútbol para Todos, uno de los proyectos más ambiciosos del segundo kirchnerismo.

“No se hablará de otra cosa que de fútbol en la Argentina”. El jefe de gabinete sonríe como quien acaba de decir una reconfortante obviedad. Desaceleración económica, alza de precios, caída del salario real: nada de eso importará por un mes en el país del potrero, la gambeta y el aguante. En directo desde los estudios de la TV Pública, Jorge Capitanich anuncia la decisión “estratégica” de la presidenta de transmitir gratis los 62 partidos del Mundial en la señal oficial. Frente al escenario, en primera fila, Alejandro “Pachorra” Sabella espera su turno para revelar al fin la lista de 30 futbolistas preseleccionados para viajar a Brasil. A su lado, el mandamás de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Julio Grondona, es víctima de la malicia de un camarógrafo que lo engancha justo cuando cabecea de sueño.

Con el acto que Capitanich, Sabella y Grondona protagonizaron esta semana, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner mostró su intención de capitalizar un evento deportivo y cultural por el que el argentino medio pierde la cabeza. Claro que CFK no es la única que ensaya esa jugada de manual: candidatos a sucederla en 2015, como el gobernador bonaerense Daniel Scioli y el alcalde porteño Mauricio Macri, también buscan asociar sus prematuras campañas presidenciales a los once de Pachorra.

¿Cuál es el valor de la Copa del Mundo para una presidenta sin expectativas ni posibilidades legales de ser reelecta? “El Mundial puede funcionar como distracción en un contexto de malas noticias económicas”, señala a Qué Pasa el politólogo Alejandro Catterberg, director de la consultora Poliarquía. Según el analista, aunque el impacto del Mundial en términos electorales será relativo, le servirá al kirchnerismo como “vehículo para difundir propaganda y posiciones políticas, al estilo del programa Fútbol para Todos”.

No por nada el gobierno pagó 18 millones de dólares por los derechos de transmisión de la Copa. La idea es presentar la televisación de los partidos como una prolongación premium y gratuita del FPT, uno de los proyectos más ambiciosos del segundo kirchnerismo, al que este año se destinaron 1.140 millones de pesos argentinos (176 millones de dólares al cambio oficial) en el presupuesto. El gobierno compró los derechos del Mundial a la productora Torneos y Competencias. La señal pública satelital emitirá los 64 encuentros a todo el país, mientras que TyC tendrá la mitad de los partidos en su pantalla. Las negociaciones por la televisación habrían incluido hasta una pulseada entre funcionarios por la definición del equipo periodístico que irá a Brasil. Finalmente, los relatores y comentaristas “militantes” serán mayoría.

Por ahora CFK no tiene un viaje al país vecino en su agenda oficial. La mandataria confirmó su presencia en la Cumbre del G77+China, que se realizará el 14 y 15 de junio en Bolivia, en coincidencia con el debut de la selección. Pero otros dirigentes sí quieren ir. Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires y candidato natural del Partido Justicialista a la presidencia, es uno de los que se proponen explotar el “efecto Mundial” en los próximos meses. Gracias a su buena relación con Grondona, Scioli consiguió que la selección juegue su partido de despedida el 7 de junio en el Estadio Único de La Plata, la capital bonaerense. Unos días después, el ex vice de Néstor Kirchner se fotografiará con los jugadores en el predio de la AFA, pocas horas antes de que partan a Brasil. La posibilidad de que el gobernador viaje a la Copa dependerá de la agenda de la provincia. Según el diario La Nación, el diputado Sergio Massa, candidato del peronismo no kirchnerista, le prometió a su hijo que lo llevará a ver a la selección. Mauricio Macri, jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y presidenciable de centroderecha, ya tiene pasajes para los encuentros de la primera ronda. Invitado por su par de Río de Janeiro, Eduardo Paes, el ex presidente de Boca estará presente en el Maracaná durante el debut argentino, el 15 de junio.

Macri guarda una carta envidiable para sus rivales: Lionel Messi. A fines del año pasado, el alcalde porteño ofreció personalmente un contrato a Leo y su padre para que la figura del Barcelona fuera el embajador de los Juegos Olímpicos de la Juventud, que se celebrarán en Buenos Aires en 2018. La Pulga firmó a cambio de 10 millones de pesos para su fundación, que serán destinados a obras en barrios pobres. Aunque faltan cuatro años para 2018, el macrismo sacará a relucir la imagen del “embajador Messi” en plena fiebre mundialista. Macri madrugó a sus competidores al cerrar el acuerdo con el futbolista: Scioli también sondeó al crack para que fuera el rostro de los juegos provinciales, y el socialismo del presidenciable Hermes Binner lo tentó para que fuera la cara de su Rosario natal.

Alejandro Sabella, por su parte, también saca a relucir la política, por convicción. Unos días antes del evento, junto a Capitanich, el entrenador contó en una entrevista que se siente ideológicamente identificado con el kirchnerismo y recordó su militancia setentista. “Comencé la facultad de abogacía en el ’73 y, con aquella cultura popular del ‘Perón Vuelve’, fue creciendo en mí la necesidad de estar siempre del lado de la distribución de la riqueza”, le dijo Sabella a La Garganta Poderosa, una revista escrita en las villas de emergencia bonaerenses. Cuatro décadas después, Pachorra tiene la chance de cambiarle el humor, aunque más no sea por un mes, al crispado pueblo argentino. Y, por qué no, a la “compañera” Cristina.

Relacionados