Por Javier Mota Abril 10, 2014

© Frederic Gaudin / ACO

Durante las 24 horas continuas de carrera, los pilotos de cada equipo se turnan para manejar. El ganador es el equipo que cubre la mayor distancia durante el día de competencia.

Cada junio, desde 1923 -con contadas excepciones-, los mejores pilotos del mundo, convocados por el Automobile Club de l’Ouest (ACO), aterrizan cerca de Le Mans, una pequeña ciudad  dos horas al suroeste de París, para desafiar el circuito de 13,6 kilómetros de la carrera de resistencia más prestigiosa y peligrosa del mundo: las 24 horas de Le Mans.

Así en el Circuit de la Sarthe, un circuito armado principalmente de las mismas carreteras de la ciudad, los equipos compiten para que su vehículo sea el que cubra la mayor distancia en 24 horas de carrera continuada y así asegurarse la victoria que los ponga en el podio y la historia. “Correr en las 24 Horas de Le Mans te convierte en héroe”, asegura el piloto canadiense Bill Adam de la legendaria competencia que este 14 de junio a las 3 p.m. arrancará su 82ª edición. “Es la carrera más prestigiosa del mundo por todo lo que significa. Por el glamour que tiene, por las personalidades, los aficionados que llegan de todos los rincones del mundo, por los avances de la tecnología [que se estrenan] y porque es una verdadera carrera de velocidad, en la que alcanzas 200 kilómetros por hora (…) en las curvas y porque si cometes un error, las consecuencias no son buenas”, agrega Adam, quien compitió 12 veces para diferentes equipos en las décadas de los ochenta y los noventa.

RIVALIDAD ALEMANA

Para la edición del 2014, el interés es excepcionalmente alto ya que por primera vez Audi y Porsche, las marcas con mayores triunfos en esta carrera, se enfrentarán entre sí en la categoría superior de prototipos (LMP1). Además, entrarán en vigencia los nuevos reglamentos, que ponen como prioridad la eficiencia energética, por lo que Audi, creadora del motor TDI, tendrá una nueva oportunidad para demostrar su gran experiencia técnica tanto en carretera como en pistas de carreras. “Le Mans es un laboratorio de pruebas único para nuestras tecnologías”, dice Ulrich Hackenberg, responsable de Desarrollo Técnico de la alemana. “La amplia variedad de avances técnicos de nuestro nuevo coche [el Audi R18 e-tron quattro] para Le Mans incluye faros con luz láser que iluminan la pista con un alcance de hasta 800 metros. En su adaptación para un vehículo de producción llegan hasta los 500 metros, el doble de alcance de los faros led (...), una importante contribución a la seguridad en la pista y en el tráfico rodado”.

Mientras que, tras 16 años de ausencia, Porsche regresará a Le Mans con cuatro nuevos autos. Uno de ellos, el Porsche 919 Hybrid, que competirá en la LMP1, se desarrolló con un sistema de impulsión híbrido sumamente complejo -un motor de combustión V4 sobrealimentado, un motor eléctrico que impulsa las ruedas delanteras y dos sistemas de recuperación de energía- para cumplir con los nuevos reglamentos de eficiencia.

En la categoría GTE Pro, Porsche competirá con dos modelos 911 RSR sustancialmente mejorados, para dar la batalla ante sus tradicionales rivales: Aston Martin, Corvette, Ferrari y SRT Viper.

“En la temporada 2013, la doble victoria en Le Mans del 911 RSR fue una muestra impactante de sus capacidades en larga distancia”, dice Hartmut Kristen, responsable de la división de competencias de Porsche. “En Daytona, celebramos de nuevo una victoria (...) lo que sin duda es un buen presagio para Le Mans 2014”.

Otros aspectos nuevos de la edición 2014  son las medidas de seguridad, que fueron revisadas tras la muerte del piloto danés Allan Simonsen en 2013. Además de las mejoras a las barreras de protección en las curvas “Tertre Rouge” y “Corvette”, se implementará una zona de baja velocidad (60 km/h) en una sección de la pista, y todos los pilotos que nunca hayan competido en el Circuit de la Sarthe o no lo hayan hecho en los últimos cinco años deberán completar un entrenamiento de medio día.

CABALLEROS DE LA PISTA

Le Mans es una experiencia única, a la que no llega cualquiera. “La carrera como tal no es tan técnica”, explica Adam a Qué Pasa. “La característica principal es la velocidad, y por eso es tan emocionante tanto para los pilotos como para los aficionados. Todos los equipos invierten millones de dólares en la preparación de los autos y en la celebración durante la semana de la carrera. Es realmente algo único”.

Para los pilotos, sólo competir es un privilegio. “Cualquiera puede enviar una solicitud para participar, pero el comité organizador la puede aceptar o rechazar”, explica Adam. “Por lo general, sólo aceptan a lo mejor de lo mejor del mundo. Puedes ser muy famoso y exitoso en tu país y no ser aceptado. Y si te aprueban para participar, todavía debes clasificar para poder correr”.

A pesar de estas restricciones, no sólo los profesionales pueden participar. Existen también los llamados gentleman drivers, conductores amateurs que no tienen las credenciales para participar como pilotos pagados, pero que tienen el talento y, aun más importante, el dinero para financiar parte del equipo. En Le Mans, que exige un mínimo de tres pilotos por equipo que se turnan durante las 24 horas, esa cifra parte en US$ 150 mil (alrededor de $ 82 millones). El caso más famoso es el de Paul Newman, que en 1979 llegó en segundo lugar.

Para los aficionados, la historia es menos complicada y más barata. Las entradas parten en 31 euros para presenciar un día de prueba, y llegan a 550 euros por el pase que da acceso a observar los pits y un asiento en la mejor ubicación, entre otros beneficios.

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