Por Francisca Jara V. Septiembre 4, 2013

Laura Hartwig: Pioneros del polocrosse en Chile

Desde principios de los años ochenta que Cristián y Alejandro Hartwig comenzaron a hacer paseos a la cordillera en caballos de montura. “Hemos recorrido desde Petorca hasta Biobío”, cuenta el segundo, gerente general de esta viña boutique e hijo de Laura Hartwig Bisquertt, heredera de un campo ubicado a un kilómetro de Santa Cruz, que desde 1995 elabora vinos, como su Petit Verdot Reserva 2009, a partir de uvas obtenidas en 80 hectáreas de parras viejas. 

La pasión por el vino ha marcado a esta familia, pero la por los caballos es aun más profunda: “Somos viñateros, pero después del mundo equino”, aclara Hartwig. Basta saber que junto a su hermano tienen 130 mulares y caballares, pero además, en 2004, construyeron una de las primeras canchas de polocrosse en Chile, tras comenzar a practicarlo con amigos en Pirque. Este deporte es una fusión de polo con lacrosse (disciplina en la que los jugadores usan una especie de raqueta para pasar y recibir una pelota de goma). La cancha se instaló frente a la bodega de la viña, lo que dio un impulso temporal a un deporte que había llegado a Chile en 2001. Sin embargo, el polo finalmente se impuso en Colchagua, y el polocrosse dejó de practicarse hace unos años. 

Esto no significó que esta familia dejara los caballos de lado. Al contrario, aún organizan “pichangas” para entrenar a los animales nuevos de su criadero, donde hay razas como la yegua andaluza, el potro Cuarto de Milla o el inglés. Y allí han apareado a los ejemplares para dar origen a nuevas sangres. ¿Un ejemplo? La mezcla de razas percherona y chilena que dio origen a caballos más livianos. Los mismos que tiran los dos coches que hoy recorren los viñedos de Laura Hartwig como parte del tour por la viña.

Viu Manent: Club ecuestre en Colchagua

Instalada en el corazón del valle de Colchagua, la viña Viu Manent comenzó con la producción de vinos propios en 1966, cuando Miguel Viu Manent adquirió su primer campo en el sector, San Carlos de Cunaco. Este viñedo de más de 150 hectáreas -y en donde hoy están la mayoría de sus instalaciones- ya contaba con la estructura tradicional de los campos de la Colonia, como la casona patronal que conservan hasta hoy. Lo mismo su bodega de vinos y unas caballerizas donde se guardaban los caballos chilenos e ingleses con los que recorrían el campo y araban los viñedos. Una tradición que la familia conservó con la finalidad de promover el turismo, sobre todo luego de que en 1995 el valle se transformara en una denominación de origen (D.O.). 

Pero, más allá de eso, la pasión por el mundo equino de la viña se afianzó en 2004, cuando José Miguel Viu fundó el Club Ecuestre Viu Manent. Liderado por el jinete Rodrigo Muñoz, hoy cuenta con 18 caballos que son montados en cabalgatas guiadas o clases de equitación de alto rendimiento -a las que incluso asisten seleccionados nacionales-, y cuatro ponis para entrenamientos con niños. Además, hay seis caballos bretones que tiran los cinco coches de época que hacen paseos por los viñedos, como parte del tour. La cultura equina en Viu Manent se respira. Basta sentarse en su restaurante Rayuela, beber una copa de su recién estrenado ViBo Punta del Viento -un blend de grenache, mourvedre y syrah- y observar a los jinetes galopar en la cancha de pasto contigua. Un verdadero espectáculo.

Casa Silva: Polo, rodeo y equitación

La nobleza de los caballos que usaban para recorrer los campos y trabajar las viñas es el origen de la pasión equina de Casa Silva. Ésta se percibe rápidamente al interior de su fundo Angostura, en pleno valle de Colchagua, donde hectáreas de viñedos de sauvignon gris y merlot, entre otras variedades, se funden con un hermoso hotel boutique, un restaurante y varias instalaciones creadas especialmente para el desarrollo de deportes ecuestres del más alto nivel. Como el rodeo chileno, que se practica diariamente en una medialuna que se esconde en un pequeño bosque contiguo a una cancha de polo reconocida internacionalmente. El primero, un deporte que Mario Pablo Silva, gerente general de la viña, rescató de su abuelo Abel Bouchon, organizador de rodeos en San Fernando; mientras que la práctica del polo comenzó en estas tierras en 1997, cuando nació el hoy exitoso equipo Casa Silva, integrado por Mario Pablo y tres de sus hijos. Además, una escuela de equitación funciona de martes a domingo. Sus alumnos entrenan en otra área verde, ubicada frente al Club de Polo, Rodeo y Equitación, y a un costado del establo Doña Dominga (que le da su nombre a una de sus líneas de vinos), donde se dedican a la crianza, preparación y entrenamiento de caballos de excelencia. “El caballo es una tradición y una cultura que queremos mantener viva, pero también nuestro estilo de vida”, confirma Silva.

Haras de Pirque: Origen fina sangre

Ubicada en Alto Maipo, aquella zona reconocida por la producción de grandes cabernet sauvignon, la viña Haras de Pirque fue fundada en 1991 por Eduardo Matte Rozas. Originalmente llamada Haras Blackie, Matte la rebautizó después de leer el libro El turf en Chile y enterarse de que en Pirque había estado el haras más antiguo del país, donde además había nacido Juliette, el primer caballo de carreras chileno. Fue para el centenario del nacimiento del animal, en 1992, que Matte recuperó el nombre, plantó viñedos y, ya en el 2000, construyó una inmensa bodega gravitacional en forma de herradura. ¿Su idea? Unir la pasión por los caballos de fina sangre y los vinos de excelencia, en un mismo lugar. Desde entonces, en esas 600 hectáreas -de las cuales 120 están plantados hasta a 800 metros sobre el nivel del mar-, además de cultivar viñedos, se dedican a la reproducción, crianza, monta y venta de potrillos de dos años. Todo esto gracias a ejemplares de extenso pedigrí que han dado crías excepcionales. De esta selección de linajes de primera línea ha nacido más de un centenar de animales, que son utilizados como caballos de carreras, algunos de los cuales se exportan a precios que han llegado a superar el millón de dólares. Como ocurrió en 2004, cuando un criadero australiano compró a Hussonet, uno de los más exitosos caballos fina sangre de Chile, y al que en Haras de Pirque recuerdan en la etiqueta de un elegante cabernet sauvignon Gran Reserva, que lleva su nombre. Un homenaje que repiten en la mayoría de sus botellas, ya que fue el mundo equino el que dio origen a esta viña.

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