Por María José López Agosto 22, 2013

A inicios de julio, Eyzaguirre reunió a los conductores y editores del área de prensa. A ellos, más que a nadie, quería advertirles que no podían darse “gustitos personales en la pantalla, porque ésta no les pertenece”.


Luksic ha comentado que no entiende por qué “teniendo a los mejores, no son el mejor canal”. Más allá de ganar en audiencia, lo que le interesa  es tener un canal ordenado, con contenidos de calidad y líder en información.


El miércoles pasado, Nicolás Eyzaguirre se reunió con el dueño de Canal 13, Andrónico Luksic, a las 18 en punto. El encuentro no se efectuó en la estación, lo que daba cuenta del carácter privado de la cita. Después de agitadas semanas, ésta era una conversación determinante para el destino de Eyzaguirre como presidente del directorio de la señal. El ex ministro de Hacienda estaba decidido a renunciar.

Había comentado a sus cercanos que ésa sería su determinación en caso de que le aceptara la renuncia a la jefa de Prensa, Pilar Bernstein, presentada por la periodista el miércoles 14 de agosto. Los fuertes cuestionamientos del directorio del canal al departamento de Prensa y a su programa Contacto, sumado al anuncio de la llegada del ex director de La Tercera, Cristián Bofill, a un cargo sobre ella, la hicieron tomar la decisión, que comunicó a sus editores antes que a Eyzaguirre.   

La renuncia del presidente del directorio -quien este 3 de septiembre cumplía un año en el cargo- fue el final de meses de conflicto. De hecho, en la reunión de directorio del 26 de julio ya había puesto su cargo a disposición.

Tras las polémicas ventiladas luego de la transmisión de dos capítulos de Contacto y las intervenciones de Yerko Puchento, el directorio pidió, ese viernes, sacar de pantalla al personaje y al programa. Eso, al menos hasta conseguir los resguardos editoriales, que según varios de ellos no se cumplían. Eyzaguirre se opuso férreamente a esa determinación. A diferencia de los integrantes de la mesa, aprobaba  las rutinas del humorista y el contenido de los programas de investigación. 

Ese día la pugna entre el presidente y el directorio se hizo evidente e Eyzaguirre amenazó con dejar su cargo. No estaba dispuesto a aceptar algo que consideró como una intervención en su rol. Velar por los contenidos, dijo en esa oportunidad, “es pega mía”. 

La advertencia no cayó bien entre los asistentes: se interpretó como una señal de chantaje por parte del presidente del 13. Fue el directorio más tenso de los tres años de la era Luksic: los directores se enfrascaron en una discusión que duró más de siete horas y que terminó sin la renuncia, pero con su presidente pidiendo un voto de confianza. O sea, que le dieran libertad sobre los contenidos, a cambio de “su cabeza” ante cualquier incumplimiento de la línea editorial que el mismo Luksic puso como desafío cuando llegó: imparcialidad, responsabilidad e independencia. 

Esa negociación vino a confirmar el descontento de varios de los directores respecto al manejo del canal. Por eso el tira y afloja fue tan intenso esa tarde. “Cuando la responsabilidad pasa a ser de todos, no es de nadie”, cuentan que repitió  Eyzaguirre, aludiendo al intento de intromisión sobre la parrilla de los representantes de Luksic. 

La preocupación era tal, que los directores no pudieron abordar las diferentes materias que estaban en tabla ese día, escritas en un gran pizarrón blanco. Sólo se ahondó en el primer punto: Contacto y Yerko. Allí se conversó lo que a muchos directores les preocupaba: que la señal tuviera un sesgo a favor de la Concertación, un tono antiempresarial, ausencia de control editorial y falta de rigor en el área de prensa. 

La batalla estaba desatada. Sin embargo, quien vino a poner paños fríos fue el propio dueño: el miércoles 31 de julio Andrónico Luksic se dirigió al canal y se reunió con los 10 directores y su presidente, quienes habían llegado a Inés Matte Urrejola para terminar de analizar los tópicos que el 26 quedaron pendientes. Antes de esa “sesión extraordinaria” Luksic fue claro: sería Eyzaguirre quien decidiría la suerte de los programas, pero con la condición de que fuera él la garantía de que cumplieran la línea editorial.  

Tras el nuevo trato, el presidente del directorio revisó con detención los guiones del personaje humorístico de Daniel Alcaíno, algo que no había hecho hasta entonces. Lo mismo con Contacto. El 30 de julio, tras revisar el programa sobre la calidad y los procedimientos en la comida rápida, que se emitía esa misma noche, Eyzaguirre hizo público un comunicado donde señalaba que el espacio se suspendía. En el equipo periodístico la decisión causó sorpresa: lo interpretaron como un golpe de timón del directorio. Sin embargo, desde el entorno de ex ministro afirman que fue él quien decidió posponerlo, porque la fiscalización de la entonces seremi de Salud de la RM, Rosa Oyarce -clave para él-, se realizó el mismo día que salía al aire el programa, y él no estaba dispuesto a improvisar. Menos, en el nuevo escenario.  

 

LA MISIÓN: "MARCAR AGENDA" 

El 3 de septiembre, Eyzaguirre cumplía un año como director ejecutivo de Canal 13. Su dueño lo escogió a él entre varios nombres. Primero se lo pidió a Juan Andrés Fontaine, pero éste no accedió. Luksic buscaba ese perfil: un experto en materias económicas, pero con roce político, capaz de enfrentar presiones y servir de puente entre los distintos mundos. Algo que calzaba con el perfil de un ex ministro de Economía o Hacienda.   

Lo primero que le pidieron fue masificar el canal. “Dejar de ser una estación enfocada a la elite para transformarse en un estadio nacional, capaz de convocar a 80 mil personas en vez de 2.000”, es la metáfora que solía repetir Eyzaguirre para justificar su gestión en el canal. Algo que logró en gran parte: el 13 gana tanto en rating general como comercial (ABC1 y C2) con la mayoría de su programación. En el noticiario Tele 13, en cambio, sólo ganan en el comercial. TVN y Chilevisión lo superan desde hace años. 

Si bien desde el directorio miraban con recelo la gestión de Eyzaguirre, al interior de la estación se vivía un ambiente distinto. “El cambio es radical. Hay sensación de libertad como nunca. En las antiguas administraciones siempre teníamos conciencia de las restricciones. Hoy no es que no existan, pero sentimos el impulso de hacer una televisión más atrevida”, explicaba un conductor antes de conocerse la renuncia de esta semana. 

En un año electoral, para Eyzaguirre era clave que la estación explorara con mayor profundidad la arena política. Por eso uno de los desafíos que impuso fue “marcar agenda”, ya no sólo a través de los realities. Les dijo a los periodistas que “el canal tenía que dar que hablar, influir y remover el mundo de los poderosos, los empresarios y políticos”.

Podía darse el lujo: ya en la administración Cortázar Canal 13 había revertido las abultadas pérdidas -$ 14 mil millones en 2010- y el sitial de la señal en el rating. Desde agosto del 2012 el canal tiene el primer lugar.

Era el momento de innovar. Por eso él mismo ideó el programa Protagonistas, y decidió que sus conductoras serían tres mujeres. “Un programa como ése habría sido imposible con Cortázar, que es un hombre mucho más cuidadoso en términos de equilibrios de género y políticos”, explica un productor, quien afirma que el DC ha estado más alineado al directorio que a su presidente.

Promedio rating hogar desde el 1 de agosto del 2012 al 18 de agosto del 2013.

 

ADVERTENCIA EN PRENSA

El primer año de Eyzaguirre había sido turbulento. El ex economista del FMI militaba en el PPD -congeló su afiliación por su actual cargo- y es cercano a la candidata presidencial Michelle Bachelet, por lo que su gestión sería “fiscalizada” más exhaustivamente, sobre todo en un año electoral. En todo caso, cercanos al ex ministro afirman que esa materia fue esencial en las primeras negociaciones con Luksic: afirman que él no estaba ahí para defender ninguna posición ideológica, moral ni política. Siempre dejó claro que no sería una caja de resonancia de sus ideas, pero tampoco de las de su dueño. 

Para despejar suspicacias Eyzaguirre fue más explícito. A comienzos de julio, en un almuerzo, reunió en la sala de directorio del cuarto piso de la dirección ejecutiva, primero, a los conductores y editores del área de prensa. Quería advertirles que no podían darse “gustitos personales a través de la pantalla, porque ésta no les pertenece”. Tampoco en Twitter. Les señaló “que las opiniones de los conductores sobre temas que provocan divisiones políticas, morales y sociales debían quedar fuera, entre ellos juicios de valor sobre aborto, movimiento estudiantil, legalización de la marihuana y toda materia que generara controversia”, explica uno de ellos.

Lo mismo llevó a cabo días después con los rostros del matinal. Fue enérgico en “castigar” actos que le parecieron impropios. Era su estilo: a diferencia de otras administraciones, dejaba hacer, porque lo consideraba esencial para la creatividad  -“no soy de la política del chicote”, les repetía a los periodistas, pero no titubeaba en poner  “tarjetas amarillas” cuando lo creía necesario. Fue lo que hizo con Martín Cárcamo cuando le llamó la atención por utilizar al 13 para defenderse frente a una acusación de paternidad. Lo mismo con Tonka Tomicic, a quien llamó a su oficina para advertirle que Bienvenidos no era de ella, tras salir en defensa de su pareja, conocido como Paribeth, acusado de tener una millonaria deuda. 

Similar situación ocurrió cuando Andrés Caniulef, sin su autorización, envió una carta a El Mercurio criticando al programa Vértigo de racista y homofóbico. También lo citó Eyzaguirre a su despacho para hacerle ver que “aquí la gente no se manda sola”.   

Hace un mes, además, el presidente del canal se reunió con las tres conductoras de Protagonistas en su oficina:  les advirtió a Montserrat Álvarez, Constanza Santa María y Carolina Urrejola, que para mantener la línea editorial era clave preguntar con fundamentos sólidos y dejando de lado las apreciaciones personales. Incluso citó episodios que no debían volver a repetirse: le enrostró a Urrejola, por ejemplo, que haber señalado en pantalla que el FUT era malo quedaba prohibido para siempre. Lo mismo cuando Álvarez salió en defensa de la familia de la mujer atropellada por Johnny Herrera.  

A pesar de esa “hoja de ruta”, varios directores, políticos y empresarios se quejaban del rumbo del 13. En el directorio había preocupación, sobre todo, por Tele 13, incluido Protagonistas. Tanto, que para el directorio del 28 de junio invitaron a la entonces directora de prensa, Pilar Bernstein, para ahondar en el área informativa. En esa ocasión, ella llevó un gráfico que mostraba que Canal 13 emitía cuatro veces más noticias políticas que Chilevisión, y el doble que TVN. Eso fue interpretado como señal de que Canal 13 estaba cubriendo hechos que no eran relevantes en la pauta nacional. 

También había diferencias de criterio en otros espacios. René Cortázar, por ejemplo, se mostró distanciado de Eyzaguirre. En el directorio afirmó que las alusiones que Yerko hace en contra de la moralidad de los políticos, por ejemplo, ponen en riesgo la institucionalidad del país. 

Por otra parte, los representantes de la UC tampoco se cuadraban del todo con Eyzaguirre. En una oportunidad, Silvia Pellegrini, decana de la Facultad de Comunicaciones, hizo ver que estaba en contra de escenas como la de Yerko fumando marihuana en pantalla.

Varios, además, piensan que el capítulo de Contacto sobre parlamentarios no debió emitirse. Argumentan que no sacó a la luz ni todos ni los verdaderos conflictos de interés que tienen los diputados. De hecho, el programa acusaba en su mayoría a legisladores de la UDI, sin mencionar a ningún PPD. El propio presidente de la Cámara, Edmundo Eluchans, envió el viernes 26 de julio, el mismo día que sesionaba el directorio, una carta de reclamo a  Eyzaguirre. Lo mismo hizo el presidente de la DC, Ignacio Walker. Ambas misivas fueron respondidas por Eyzaguirre, quien avaló al programa con estudios realizados por abogados. 

La tensión entre el directorio y su presidente se hacía cada vez más evidente. Eyzaguirre decía que si tuviese los mismos episodios de Contacto en sus manos, volvería a transmitirlos. Pero fue más cauto en los siguientes programas. En el de falsos damnificados por el 27F recibió llamados del gobierno presionando para que el contenido fuera equilibrado.

 

MANEJO DE CRISIS

Luksic ha comentado a sus cercanos que no entiende por qué “teniendo a los mejores, no son el mejor canal”. Lo dice porque, más allá de ganar en audiencia, lo que le interesa es tener un canal ordenado, que genere contenidos de calidad, que triunfe a la hora de informar y que tenga una persona responsable del control de daños, es decir, una cabeza encargada de velar por la imagen del 13, que prevea las crisis, las controle antes que se hagan públicas y fiscalice los contenidos. Eso, según varios directores, no estaba ocurriendo.   

Además, desde el directorio afirman que el 13 necesitaba resguardar la calidad informativa y los estándares periodísticos. Esa necesidad tomó fuerza en las últimas semanas, y para ello se contrató a Cristián Bofill, quien dejó La Tercera para asumir como director general de Prensa del Grupo Canal 13 a partir del 9 de septiembre. En un comienzo la urgencia está en los noticiarios y los programas de investigación, especialmente Contacto. El periodista, además, estará a cargo de potenciar los contenidos informativos en las radios de Luksic: Sonar, Top, Play y Oasis. 

Lo otro que tomó fuerza esta semana es la idea de tener un canal de noticias. Fuentes de la estación comentan que las negociaciones para buscar una forma de asociación con CNN Chile -que podría incluso incluir la compra- están bastante avanzadas. 

Otra crítica que Eyzaguirre recibía de parte del directorio era que en su período se generaron “repúblicas independientes”. Como prueba de ello usaban el ejemplo de lo sucedido hace algunas semanas, cuando Diana Bolocco realizó un spot comercial, sin avisar a la dirección ejecutiva, defendiendo el producto Activia -del cual es rostro- y cuestionando el quehacer periodístico de los profesionales de Contacto en la investigación sobre las falsas publicidades de los productos light. 

Este episodio reflejaba, para muchos,  la “ingobernabilidad” al interior de la estación. Algo a lo que Luksic no está acostumbrado.  Al empresario también le preocupa la cantidad de reclamos en contra de Canal 13: a la fecha hay 1.233 denuncias en el Consejo Nacional de Televisión, el doble de las que acumula Chilevisión, y el triple que TVN. A esto se suman las dos demandas interpuestas por las empresas cuestionadas por Contacto: Cencosud y Danone pedirán indemnizaciones por los daños, que sumarían entre ambas -al menos- US$ 35 millones.

Todas estas piezas marcaron el destino de Eyzaguirre en poco menos de un año en Canal 13. Él ya había manifestado a sus cercanos que si Michelle Bachelet lo llamara para acompañarla, él estaría disponible. Ahora lo está aún más.

En reemplazo de Eyzaguirre en Canal 13 asumirá la presidencia del canal Rodrigo Terré, ejecutivo de confianza de Luksic en sus negocios personales. 

La era de Eyzaguirre no alcanzó a durar un año.

Relacionados