Por Sebastián Rivas Agosto 4, 2011

72 millones de dólares es mucho dinero. Alcanza para comprar el pase de Alexis Sánchez y quedarse con US$ 19 millones en el bolsillo. Ésa fue la cifra que recaudó en cinco años el predicador radial estadounidense Harold Camping, que anunciaba el fin del mundo para el 21 de mayo de 2011, a las 18 horas. Ese día, a esa hora, efectivamente sucedió algo anormal: Twitter colapsó con bromas sobre el supuesto Apocalipsis. Que, por supuesto, no llegó. Y que, pese a su error, hizo a Camping multimillonario.

La cifra es una pequeña muestra de lo que pasará hasta el viernes 21 de diciembre del 2012. La fecha en que -según dicen, ahora sí- será el fin del mundo.

Esta vez la culpa la tienen los mayas. La historia, en breve, es así: ese viernes sería el último día del extenso calendario de esa cultura. Las interpretaciones varían entre quienes hablan de un cambio espiritual  y quienes postulan un fin del mundo fiel a la escuela de Hollywood. Algo así como una lluvia de meteoritos, una invasión extraterrestre, una serie de explosiones solares o una catástrofe nuclear. O todo eso al mismo tiempo.

A 500 días, sólo hay algo concreto: el Apocalipsis mueve millones. Y en Chile hay gente que lo tiene claro.

La conexión maya

El ejemplo clásico es una película: 2012, estrenada a fines de 2009 y que incluía escenas de terremotos, erupciones volcánicas y un tsunami que azotaba los montes Himalaya. Con un presupuesto de US$ 200 millones, hasta la fecha lleva recaudados US$ 759 millones, es decir, más de tres veces su inversión. Negocio redondo.

En México lo entendieron así. El 22 de junio pasado, el  presidente Felipe Calderón lanzó el plan "Mundo Maya", que espera acoger a más de 52 millones de turistas entre este año y el próximo en las zonas donde hay ruinas.

Chile también tiene su "conexión maya". En 2010, el explorador canadiense Jim Turner grabó un documental llamado La isla del Apocalipsis, que en nuestro país se vio por History Channel.  Allí, postulaba que los mayas habían llegado por el mar a la isla Robinson Crusoe, en el archipiélago de Juan Fernández. La prueba sería una formación rocosa tallada  que alcanza 50 metros de altura. Y su tesis era que, el 21 de diciembre de 2012, ése sería uno de los lugares escogidos para la salvación.

"Han llamado bastantes personas solicitando la compra de terrenos para radicarse acá, porque supuestamente ésta va a ser la isla de la salvación", dice el alcalde de Juan Fernández, Leopoldo González.

La empresa de Luis Díaz, Supervivencia 2012, ofrece productos que van desde alimentos en polvo que pueden durar 30 años, kits de pesca, sachets de agua, herramientas y hasta un baño portátil. Sus principales compradores son comunidades esotéricas, las FF.AA. y montañistas.

En la isla ya están pensando en su propia "ruta maya". En diciembre del año pasado, funcionarios de la alcaldía y la Conaf empezaron a trabajar en posibles senderos para acceder al faro. "Y estamos viendo también unas tumbas que están en un lugar lejano, pero que es supuestamente donde desembarcaron los mayas", cuenta González.

Por supuesto, el momento peak, tendrá su actividad especial. El alcalde  tiene un plan: "La idea es tratar de captar público que sea creyente en torno a toda la historia maya, crear un sector de camping, llegar ahí en diciembre de 2012 y hacer un gran evento".

Arcas de Noé 2.0

"¿Y si las profecías son ciertas?". Así parte el video del sitio web de Terra Vivos, empresa fundada por el estadounidense Robert Vicino y que es una de las pocas que  ofrecen públicamente lo que muchos buscan en secreto: refugios para sobrevivir a una eventual catástrofe.

A partir de US$ 9.950, una persona puede reservar su espacio en uno de los cinco búnkeres construidos en EE.UU.  o su última creación, un  complejo en Europa.

Vicino reconoce que sus planes incluyen expandirse a todos los continentes. Y que Chile tiene un lugar privilegiado. "Buscamos la ubicación ideal, como una elevada altitud, abundancia de recursos naturales y que esté cerca de una gran concentración de población. Las montañas al este de Santiago están siendo consideradas", plantea.

En todo caso, también hay iniciativas "made in Chile". Es cosa de buscar en internet: por ejemplo, la empresa santiaguina Newtecsol, a través de correos, ofrece "blindar" las casas con avanzada tecnología importada directamente desde Finlandia. Y otro sitio, bunkerschile.hostei.com, intenta reclutar interesados para hacer un complejo en el valle del Aconcagua. El único problema es el costo: el más pequeño, según sus cálculos, costaría $480 millones. Y sólo albergaría a cuatro personas.

Rumores hay muchos. Que Chile sería uno de los lugares escogidos para salvarse del cataclismo. Que hay gigantescas construcciones subterráneas en el valle del Elqui. O que la Patagonia es un sitio estratégico. Pero el que ha cobrado más fuerza es el que habla de una construcción en Olmué hecha por un matrimonio estadounidense, John Daniel Andre y Nancy Mae Page, que sería una granja orgánica, pero cuyas dimensiones son de alrededor de 800 metros cuadrados, incluidos varios subterráneos.

El negocio del fin del mundo

Aunque los administradores desmienten una y otra vez la información, el pueblo vive también su pequeño "boom del 2012". Varios diarios e incluso tres canales de TV han emitido notas sobre la casa, que según los lugareños tiene alimento asegurado para sobrevivir 35 días. Por ahora sólo hay dos cosas ciertas: los estadounidenses son amables y una de las mayores fuentes de empleo del pueblo, porque requieren mucha mano de obra. Y esperan terminar su construcción a más tardar a fin de año.

"Se habla mucho de que en Olmué hay energías, como las que hay en el valle del Elqui. Por eso, el 2012 puede ser una oportunidad turística", dice Yolanda Pablo, concejala de la comuna, que añade entre risas: "Y es una oportunidad para que todos los olmueínos nos salvemos".

Emprendedores del Apocalipsis

Lo primero que llama la atención del jeep 4x4 que conduce Luis Díaz es el logo que cubre su rueda trasera. "Supervivencia 2012: Y tú, ¿estás preparado?", es la sencilla -pero inquietante- pregunta, con logos de color amarillo, negro y rojo, similares a los de un accidente nuclear.

La paradoja es que Díaz ni siquiera cree que el próximo año se vaya a acabar la humanidad. Es un joven empresario amante de las excursiones al aire libre que, hasta el momento, es un ganador de la fiebre del fin del mundo.

Después del terremoto de 2010 a Díaz se le ocurrió crear kits de supervivencia portátiles. Y fue un amigo -o un visionario- el que le dio el consejo: vincularlo al 2012. "No creo que pase algo. Pero es un buen enganche", dice.

Comenzó hace tres meses, y recibe entre tres a cuatro llamados diarios, incluso algunos desde Rancagua, Antofagasta y Concepción, para encargar sus productos, que van desde alimentos en polvo que pueden durar 30 años, kits de pesca, sachets de agua, herramientas y hasta un baño portátil.  "La mayoría de los productos  son fabricados en Japón, China y Estados Unidos", señala.

Sus principales compradores han sido comunidades esotéricas, que se abastecen de alimento y agua; oficiales de las Fuerzas Armadas y montañistas. Y una de las joyas de su repertorio es un set de píldoras de yodo, iguales a las que repartió el gobierno japonés tras el desastre de Fukushima, que al consumirlas impiden que el cuerpo absorba radiación ante una catástrofe nuclear. Valen 10 mil pesos. En 90 días, ha vendido 20 paquetes.

Las empresas más grandes también están tomando nota. Por ejemplo, el desodorante Axe lanzó una nueva línea llamada 2012 y promocionada como "el último Axe". Y  TVN comenzó esta semana a grabar en el valle del Elqui una teleserie nocturna que se transmitirá el próximo año y abordará el tema del fin del mundo, aunque no se mencionará explícitamente ni a los mayas ni el 2012. "La teleserie se basa en una secta, y la mayoría de ellas tiene un carácter apocalíptico. Es casi inherente a ellas", cuenta Víctor Carrasco, su guionista.

El antipredicador

Es sábado, 19.30 horas. La música de Réquiem por un Sueño y de La Guerra de las Galaxias se apodera de un salón del Hotel O'Higgins. Apenas tres luces y un proyector iluminan el escenario, en el que hay sólo una silla y una mesa con flores amarillas. De pronto, las luces se apagan. Sólo queda el proyector con un video inicial. Reproduce un programa de TV. El subtítulo inquieta: "Según nuestro Salfate, el 2012 sería el fin del mundo".

Juan Andrés Salfate es, sin duda, el símbolo de la fiebre por el 2012. Lleva casi tres años mencionando el tema como parte de las llamadas "conspiraciones". Y hoy tiene su agenda copada: aparece en tres programas de La Red -Pollo en Conserva, Expediente S y Así Somos-, un programa de radio Tiempo y una serie de charlas con las que recorre todo Chile, que incluyen "entradas VIP" que dan derecho a souvenirs y una charla después de la presentación.

Dos días más tarde, entremedio de las grabaciones de sus programas, Salfate me contaría su visión. Que no es la que uno se imagina. Sobre todo al revisar los más de 600 videos en YouTube en que aparece hablando del tema y en que se leen subtítulos como: "Comienza la cuenta regresiva. El fin del mundo está muy cerca". O "Al saber esto… estás en peligro". O "Se aproxima el fin del mundo y creías que todo estaba bien".

"Mientras más leo, de diversas fuentes, más debiera decir que no sé lo que va a pasar. No tengo idea. Y les tengo más miedo, pase o no el 2012, a los que efectivamente van a hacer que el ambiente sea lo más parecido a una cosa trágica para utilizar los momentos de crisis", dice.

Salfate explicará después que nunca lee los subtítulos que le colocan mientras habla. Que son parte de la "cuática periodística, del espectáculo". Que lo que él busca es que cada persona haga algo por sí misma, y que por eso detesta a los profetas que piden plata a las personas por salvarse. Y contará de una vez que recibió un llamado desde Paine para contarle que habían creado una secta con seguidores suyos. "Me invitaron y yo fui. Y los paré en seco. Les dije: 'Esto está mal, no pueden seguir'".

Antes de terminar el diálogo, antes de volver a hablar de extraterrestres, profecías y complots gubernamentales, Salfate sintetizaría su visión. "El 2012 es un tema importante, pero si es que hay que interpretarlo, debiera ser sólo en la medida de estar preparado para un cambio positivo. Si es que sólo quieres ver la parte de la hecatombe, no creo que valga la pena vivir una vida pensando así. Y además, si va a pasar eso, ya estamos fritos".

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