Por Paulo Ramírez Julio 14, 2011

Lo lógico para el sacerdote Cristián del Campo, capellán de Un Techo para Chile, hubiera sido tener un 2011 lleno de celebraciones. La de sus últimos votos como jesuita, la de su primer año en el cargo, la de haber logrado una internacionalización que los tiene en 19 países de América Latina, la de estar prontos a recibir el Premio Rey de España por el trabajo en favor de los más pobres.

Pero nada ha sido como debiera. El capellán está indignado. Como dice que también están las 33 mil familias que siguen viviendo en campamentos a lo largo del país. Primero, porque hay una celebración que nunca llegó: la que hubiera permitido conmemorar un Bicentenario sin campamentos (la gran meta propuesta para el 2010). Segundo, porque los hechos les han demostrado que para el país y, sobre todo, para el gobierno, están lejos de ser una prioridad.

A Del Campo le duele que, pese a que el Ministerio de Vivienda está plagado de "ex Techos", el término de los campamentos es el único compromiso anunciado el 21 de mayo por el presidente Sebastián Piñera que excede su mandato.

- ¿Cómo se entiende eso?

- Sinceramente, no se entiende. O sea, entiendo el punto que ellos están queriendo hacer: no es posible en 3 años.

- ¿No es posible terminar con los campamentos en 3 años?

- Nosotros sabemos que es imposible que estén todas las viviendas inauguradas el 2013, pero sí creemos que de aquí a ese año es posible que una buena parte de los campamentos esté con una solución en su mano o con viviendas construidas o con viviendas en construcción, o con un terreno asignado.

- ¿Y no es a eso a lo que se comprometió el gobierno?

- No. El gobierno se comprometió a entregar 25 mil subsidios en los próximos tres años, pero nadie nos asegura que esos subsidios efectivamente tengan un proyecto para concretarlos. Mi pregunta es por qué tratan distinto a las familias de campamentos, que llevan muchos años esperando, y a las familias de aldeas de viviendas dañadas por el terremoto.

- ¿Se las trata distinto?

- Absolutamente. Las familias de aldeas tienen una fecha clara: de aquí al término del mandato de este gobierno el total va a estar reconstruido. ¿Y por qué no podemos hacer lo mismo con las familias de los campamentos? ¿Por qué no podemos facilitar los trámites, como se ha hecho para esas familias damnificadas?

- ¿Qué le responden cuando hace esa pregunta en el Gobierno?

- Me responden que eso sólo es posible cuando hay una catástrofe. Y yo digo: "Ministro, ¿usted no considera que la situación de los campamentos es una catástrofe permanente?". Hoy estuve en una entrega de subsidios donde una persona llevaba veintiocho años viviendo en un campamento. ¡Veintiocho años! ¡Eso es una catástrofe! Si no consideramos que eso es una catástrofe nacional quiere decir que hemos perdido un horizonte moral de indignación ante una injusticia caballa.

"Las familias de aldeas tienen una fecha clara: de aquí al término del mandato de este gobierno el total va a estar reconstruido. ¿Y por qué no podemos hacer lo mismo con las familias de los campamentos? ¿Por qué no podemos facilitar los trámites, como se ha hecho para esas familias damnificadas?"

- ¿Y puede hacerse?

- ¡Sí! Y ahí está la gravedad moral mayor: en este país tenemos todos los recursos para terminar con los campamentos. Ya no es un problema de dinero. El mismo gobierno ha duplicado los subsidios.

- ¿Cuál es el problema, entonces?

- Es un problema de voluntades: simplemente decir "esto se puede". Y tiene al "Techo" y a las familias que se van a poner detrás de este Gobierno si es que damos ese salto, no sólo para asignar partidas presupuestarias, sino para destrabar todo lo que haya que destrabar, tal cual como se está haciendo con las familias damnificadas del terremoto. ¡Hoy lo podemos hacer! Eso es lo que nos cuesta entender, y moralmente es injustificable.

- Ahora, el propio "Techo" ha ido perdiendo presencia en el último año. Mi lectura es que se hizo una promesa: "Un 2010 sin campamentos". Y se fracasó. Y al país no se le ha dado una explicación…

- Estoy absolutamente de acuerdo contigo. Pero hay que decir que ésta no fue una promesa del "Techo". Esta fue una promesa hecha por el presidente Lagos y la presidenta Bachelet, a la cual el "Techo" se sumó plenamente. Y durante cinco años pusimos esa promesa en nuestro logo. ¡Nos jugamos la vida en eso!

- Y un año después tenemos 33 mil familias en campamentos…

- Sí, pues, porque a los campamentos o les damos un golpe serio o nos iremos quedando con ellos por los siglos de los siglos. Por más grandes que seamos nosotros, por más voluntarios que podamos movilizar, no lo podemos hacer solos. Se necesita a muchos otros actores, partiendo por el compromiso del gobierno.

- ¿Pero de quién es el fracaso de no haber logrado un Bicentenario sin campamentos?

- De todo el país.

- Pero eso es como decir "de nadie"…

- ¡Es que es de todo el país! Si los presidentes Lagos y Bachelet se pusieron esa meta, a la cual nosotros nos sumamos plenamente, y trabajamos durísimo por eso, pero no lo logramos, es el país el que fracasa. Fracasa el gobierno, con su Ministerio de Vivienda, fracasa la sociedad civil.

Indignado, también

- ¿Qué faltó? ¿Plata?

- Sí, plata, pero también que las autoridades comprendieran que los proyectos para las familias de campamentos son lejos los más complicados: son las familias más vulnerables, se necesitan terrenos disponibles, se necesitan constructoras que estén dispuestas, se necesita un Estado que esté dispuesto a desburocratizar, como ahora lo está haciendo para las familias del terremoto.

- ¿Y qué autocrítica hace el propio Techo para Chile?

- No haber sido capaces de movilizar más voluntades, no haber incorporado más gente, no haber sumado más actores.

- ¿El "Techo" ya no es lo que fue?

- No, ojo, el "Techo" está más vivo que nunca. Coincido contigo en que el tema de los campamentos ha ido perdiendo prioridad, espacio en la prensa y en el imaginario del país, justamente porque ha habido otros temas. Pero nuestra labor como "Techo" es no descansar hasta que el tema de los campamentos sea prioritario. Porque yo no concibo por qué es prioritaria la reconstrucción post-terremoto y no son prioritarios los campamentos. Yo no digo que las familias de los campamentos sean más importantes que las familias de damnificados, pero sí digo que están esperando desde hace mucho más tiempo. Y al menos eso les da una prioridad.

- ¿Injusticia?

- Absolutamente. Y, ojo, no es una injusticia que le pueda achacar únicamente a este gobierno, pero sí es una injusticia que habla de una sociedad que tiene menos sensibilidad para las pobrezas más evidentes: la pobreza de las familias que viven en campamentos, la pobreza de los inmigrantes, la pobreza de los mapuches. Esas pobrezas más duras, más dramáticas, yo creo que hay una tendencia a ocultarlas, a marginarlas. Y sólo cuando viene la huelga aparece una acción, pero luego pasa y se nos vuelve a olvidar.

- Pero no ha habido movilizaciones de los propios afectados. Uno podría imaginar una reacción de personas que viven en campamentos. ¿Eso no va a pasar?

- Yo creo que puede pasar en algún minuto. La gente de los campamentos está bastante bien organizada. Creo que esa indignación está bastante presente y que los municipios, el Ministerio de Vivienda, el Serviu lo sienten. Hoy el nivel de empoderamiento de quienes viven en campamentos es mucho mayor que hace veinte años.

- Y en estos días de movilizaciones, nadie se moviliza por los campamentos…

- Yo tengo la impresión que es porque a nosotros, como país, hay ciertos temas que nos da vergüenza mirar. Chile se creyó el cuento de ser un país de la OCDE. A nosotros nos gusta decir que somos parte del club de los países desarrollados y por lo tanto no reconocer que tenemos estos focos de exclusión que todavía son muy grandes. No sólo en cuanto a la pobreza más dura, también en relación con la desigualdad. La desigualdad en Chile todavía no nos parece un problema. ¡Y por eso tú ves la distribución que tenemos! ¡Es la misma desde los años 80! Pero hay temas más atractivos: los pingüinos de Humboldt, los parques nacionales. ¡Pero para mí son temas de segunda generación!

"Nos gusta decir que somos parte del club de los países desarrollados y por lo tanto no reconocer que tenemos estos focos de exclusión que todavía son muy grandes. (...) Pero hay temas más atractivos: los pingüinos de Humboldt, los parques nacionales. ¡Pero para mí son temas de segunda generación!"

- Y estamos en deuda con los de primera generación…

- ¡Yo no puedo creer que un país que tiene un ingreso de 15 mil dólares per cápita tenga 33 mil familias viviendo en campamentos!

- Si hay recursos, entonces el tema es que no se quiere gastar la plata en eso…

- ¡No se quiere, no se quiere! Al final, es un problema de prioridades.

- ¿Quién debe hacerlo prioritario?

- Son problemas tan profundos que si los actores políticos no los cambian, difícilmente se va a lograr. Chile es un país hiperpresidencialista. Así que si el Ejecutivo no lo tiene como prioridad esto se va a demorar más.

- ¿Entonces la lectura es que para el presidente los campamentos no son prioridad?

- No me cabe ninguna duda que no es prioridad. Lo que no quiere decir que no sea importante para él, pero prioridad no creo que sea. Si hubiera sido prioritario, y conociendo a este presidente, que es amigo de las metas y de los plazos, hubiera colocado metas y plazos un poquito más ambiciosos.

- ¿Y no será que políticamente no se gana nada eliminando los campamentos?

- ¡Por supuesto que es así! Para el presidente, para el Ministerio de Vivienda, la presión política está puesta en las aldeas del terremoto y en las familias damnificadas. Y los parlamentarios de oposición están listos para sacarlos al pizarrón cuando se cumplan los plazos. No sé si hay algún parlamentario sacando al pizarrón a este gobierno o al gobierno pasado por la situación de los campamentos.

- ¿Lo que hay, entonces, es un cálculo político?

- Sin ninguna duda. Nosotros hemos dicho con mucha insistencia: "Ponga a un ministro en terreno, que tenga todas las atribuciones, que destrabe". Si no, no vamos a solucionar los problemas. Me cuesta entender que una medida así de simple no la tomen.

- La pregunta es cuántos votos se obtienen…

- Estoy de acuerdo, ése es el drama. Y, por lo mismo, esa prioridad está hoy en las familias damnificadas por el terremoto. Porque ahí están los votos, ahí está la presión política, ahí está "el tema".

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