Por Francisco Sagredo | Editor de Deportes de TVN Junio 30, 2011

"La administración anterior fue eliminada en primera ronda, con una de las selecciones con peores resultados. Superar eso es bueno, y llegar dentro de los cuatro primeros, muy bueno; y si se puede ganar la Copa, sería histórico", declaró el presidente de la ANFP, Sergio Jadue, la semana pasada. Un par de cosas para aclarar acerca de la frase del timonel del fútbol chileno. En Venezuela 2007, jamones voladores y pailones de farra de por medio, Chile clasificó a segunda ronda y ahí fue goleado por Brasil. No se trata de levantarle un monumento a esa campaña de Nelson Acosta, pero nobleza obliga a corregir el error.

Ahora, apuntando al fondo de la declaración y poniéndonos en la lógica del dirigente: ¿Si Chile gana la Copa América será gracias a la gestión del directorio de Jadue?

No, para nada. En lo más mínimo.
Y si el equipo de Borghi queda eliminado en primera fase, ¿el fracaso será achacable a la gestión del calerano? Tampoco, en ningún caso.

Más allá de la "repasada" que le dedicó Jadue a Harold Mayne-Nicholls y de la influencia de los dirigentes en la planificación de una competencia como ésta, en esta Copa América los festejos o llantos deportivos serán total responsabilidad del cuerpo técnico y los jugadores.

Claudio Borghi agarró una generación de lujo, bien trabajada por Marcelo Bielsa y con jugadores probados a nivel internacional, pese a su juventud. El Bichi ha sido sabio, manteniendo lo bueno que encontró y aplicándole su estilo y visión futbolística al equipo. Ojalá le vaya bien… Pero nada de exigir títulos. La Roja jamás ha ganado la Copa América y ésta no tiene por qué ser la excepción (ojalá sea, en todo caso). Pero aunque Jadue no será el dueño del éxito o fracaso del equipo de Alexis Sánchez en Argentina, el dirigente se jugará cosas importantes para su administración en pastos trasandinos.

En primer lugar, imagen. En el fútbol, el hincha tiene memoria frágil y una buena campaña de la Roja ayudará a alivianar esa mochila de desprestigio que carga el directorio de Jadue, tras su polémica elección en la ANFP. El amor incondicional que le mostró la "marea Roja" a Bielsa lleva meses en una especie de "statu quo" colectivo: listo para archivarse si llegan los triunfos o explotarle en la cara a la ANFP.

Luego está la credibilidad. Tras prometer "una ANFP con puertas abiertas", los asesores comunicacionales del directorio han optado por  "submarinear" a la mesa de Quilín. Jadue habla poco y nada (pareciera que la premisa es "entre menos aparezco menos opciones de meter la pata"); el vicepresidente Cristián Varela desapareció del mapa después de su numerito con un hincha en Ámsterdam, y el hombre fuerte de la ANFP, Jorge Segovia, se autoexilió de la opinión pública. Un campañón de Borghi le permitiría a Jadue y sus amigos ganar crédito en la hinchada,  posicionándose sin la necesidad de mantener un obligado bajo perfil.

Estabilidad. Tras seis meses al mando de la ANFP, varias de las promesas electorales de su lista  no se han cumplido: retener a Marcelo Bielsa, mejorar el pobre trabajo de las selecciones menores en la era Harold (hoy las rojas juveniles ni siquiera  tienen técnico) y reordenar la administración de la ANFP (después de medio año, en Quilin aún no definen al nuevo gerente general).

Esas tareas pendientes tienen inquietos a varios clubes que votaron por Jadue en enero y, según algunos dirigentes de esas instituciones, están provocando una molestia que podría transformarse en una pública oposición a la mesa de la ANFP en caso de una mala campaña de la Roja en Argentina. Todo está en manos -pies en realidad- de los dirigidos de Borghi. Todo un país y especialmente un dirigente esperan que Alexis y sus compañeros tengan una gran actuación en el torneo continental.

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