Por Paulo Ramírez Junio 23, 2011

Hay silencio en los alrededores de la sede central de la Universidad Alberto Hurtado, donde el sacerdote Fernando Montes tiene su amplia y ascética oficina de rector. A media cuadra, en la esquina de Almirante Barroso y Alameda, ya se respira la tensión de los bordes de la marcha de los estudiantes del jueves 16 de junio, cuando universitarios, secundarios, profesores y hasta algunos rectores hicieron la mayor demostración de fuerza organizada vista en las últimas dos décadas.

Entre las muchas consignas esparcidas ese mediodía, una destacó por sobre todas: "¡Fin al lucro!". Es un grito que parece dirigido exclusivamente a la educación privada y a los intersticios legales que ha encontrado para producir ganancias pese a las restricciones regulativas. Pero Montes, sacerdote jesuita de larga experiencia en las salas de clases, predicador escogido por parte de la elite de Santiago, dirige ese susurro de voz con que hace digeribles ideas grandes y palabras duras para elaborar un novedoso "yo acuso". Cuando hablamos de lucro, dice, estamos hablando de harto más de lo que a primera vista se cree.

"Si hablamos de lucro hay que ser honestos", dice. "Una institución comercial puede tener un fin primario de lucro y se juzgarán sus resultados al final de año viendo si las cifras son azules o rojas. Una universidad o un colegio no pueden tener como fin primario el lucro, pues no son instituciones comerciales y deben ser evaluados  por la calidad de su servicio educativo".

- ¿Eso en todos los niveles?

- En todos los niveles: una institución que se preocupa de la formación de personas no puede tener como fin primario el lucro, sino la calidad del servicio, y debe ponérsele parámetros y exigencias educacionales. Pero en esto pido finura. El diccionario define el lucro como una ganancia o provecho que se saca de algo. Como decíamos, una institución comercial puede tener un fin primario de lucro y una universidad no. Sin embargo, debo reconocer que es lógico que un profesor reciba un sueldo por su trabajo, y esto técnicamente es lucrar. Por eso es necesario precisar de qué estamos hablando.

- Pero cuando se escribe "no al lucro" en las pancartas la condena es al bulto...

- Claro, pero todas las instituciones tienen más de un objetivo. Por ejemplo, puede ser que se reúnan cuatro o cinco profesores que juntan todos los ahorros de su vida y forman un colegio que les va a permitir ganar una cantidad de dinero para su vejez. Si ese colegio cumple bien su fin primario que es educar, y yo le pongo parámetros de exigencia educacional,  me parece aceptable que obtengan un beneficio con eso, como fin secundario del colegio.

- ¿Cómo hacer las distinciones, entonces?

- Hay que ser precisos en la ley, poner límites y transparentar. El límite fundamental es no dañar la calidad académica. Además, tiene que haber instancias claras de control. Las ganancias lucrativas tienen que pagar todos sus impuestos.

- ¿Qué está pasando hoy día?

- Bueno, hoy se dice que las universidades no pueden tener fines de lucro, pero no se define exactamente qué se quiere decir con eso y no hay ninguna instancia actualmente que verifique y corrija si eso se cumple. Es lo peor que puede pasar en un país: que haya una ley que es sistemáticamente burlada por la misma autoridad.

"Lo que le pido a la Católica y a la Chile, y a todas las universidades es que nos atrevamos a transparentar estos pingües negocios. Son hechos con todas las apariencias legales de instituciones sin fines de lucro, pero aprovechan el nombre y el prestigio de las universidades, y se convierten en un negocio interno de los profesores".

- Algo bien chileno, en todo caso.

- Muy chileno, y peor aún. No basta con impedir el fin de lucro. Hay que ir más allá porque todas las universidades tienen actividades lucrativas y es el reino de la oscuridad chilena, donde generamos fundaciones internas a las universidades que se convierten en pingües negocios de los profesores. Esto incluidas las estatales.

- ¿Como en qué casos?

- Yo no digo que sea malo, pero quiero transparencia total en todas las Empresas UC, en todas las fundaciones de la Universidad de Chile, como por ejemplo la Fundación de la Facultad de Economía y Negocios. El Hospital Clínico de la Católica es en parte propiedad de los profesores y es un excelente negocio. Yo no tengo inconveniente en que ellos pongan sus ahorros ahí, pero tiene que haber perfecta transparencia en una institución que no tiene fin de lucro y que no es bueno que otros lucren a su sombra. Que me expliquen por qué fue tomado preso el rector de la Universidad de Santiago por  consultorías pagadas en el Registro Civil.

- Y uno se pregunta qué hace una universidad realizando estudios para el Registro Civil...

- Me parece bien que una universidad sirva a la comunidad, siempre que las ganancias sean para ella. Pero se generan instituciones internas donde la universidad no lucra, porque el negocio lo hicieron los profesores y se quedan con la plata. Son sobresueldos, en definitiva.

- ¿Usted pide que eso no exista?

- No, lo que le pido a la Católica y a la Chile, y a todas las universidades es que nos atrevamos a transparentar estos pingües negocios. Son hechos con todas las apariencias legales de instituciones sin fines de lucro, pero aprovechan el nombre y el prestigio de las universidades, y se convierten en un negocio interno de los profesores.

- ¿Y no critica el lucro que se hacen algunas universidades privadas a través de las inmobiliarias?

- Por supuesto que sí, pero lo que digo es que eso no es lo único. Yo no estoy señalando con el dedo, no estoy condenando, sólo estoy pidiendo transparencia para todos por igual. Hay situaciones complicadas en la justicia, como el informe del Dictuc para el caso Kodama, problemas en los sobresueldos del Ministerio de Obras Públicas. No acuso, pido transparencia.

- ¿Y eso pasa sólo en la UC y la U?

- No, pasa en la mayoría de las universidades. Hay un submundo del lucro que se oculta, y  que me encantaría que  el rector de la Universidad de Chile, por su autoridad, denunciara.  Él que además acusa, no sin razón, a las universidades privadas por sus actividades lucrativas sin establecer las debidas diferencias. Debe haber transparencia total, incluyendo a las universidades estatales, que tienen investigación pagada por agencias externas. ¿Esas ganancias van a la universidad, que paga los sueldos, o son negocios de los profesores usando el prestigio de la universidad?

- ¿Usted qué cree?

- Le aseguro que el noventa por ciento de esas actividades, que son multimillonarias, va en parte importante a sobresueldos de los profesores. ¡Transparencia, transparencia!

- Ahora, la Universidad Alberto Hurtado, que usted encabeza, también hace estudios...

- Así es. Nosotros hicimos la Encuesta Casen, para Mideplan, por muchos millones de pesos. El ministerio nos paga y todo lo que sobra después de los costos entra a la universidad.

- ¿No va plata para los profesores o investigadores?

- Sólo para los investigadores externos, a los que se les paga. En algunos casos he debido intervenir para que haya más transparencia y control. Nosotros no tenemos empresas lucrativas al interior de la universidad. No creo que haya fraude, pero yo quisiera transparencia total, incluida mi universidad, para que hablemos mirándonos a los ojos.

"¡Si a mí me dieran el dinero que le dan a la Chile o a la Católica, yo las haría zumbar! Tal vez podría hacer igual o mejor investigación. Comparemos peras con peras, porque si no es injusto. No pueden decir que ellos sí hacen investigación. ¡Si les dan la plata para que la hagan!".

- ¿Y hay universidades que tienen el lucro como fin primario?

-Se compran y se venden en el mercado y esto es delicado, por decir lo menos. Es importante, por lealtad, reconocer que algunas de ellas que tienen fin de lucro están prestando un servicio real. Han ayudado a resolver el problema de la cobertura y de integración social. El que se transen a mí me parece muy distorsionante.

- La crítica que se hace es que muchas de esas universidades finalmente engañan a sus alumnos, ofreciendo títulos que valen muy poco y por los que tienen que pagar mucho...

- ¡Cuidado con eso! La Universidad Diego Portales no engaña -para no nombrar a la Alberto Hurtado-, tiene mejor acreditación y es mejor que muchas de las universidades del Consejo de Rectores, que tienen más baja acreditación. Cuidado con la simplificación y la generalización. Ha habido universidades estatales que han hecho fraudes. Corrijamos los abusos donde estén. No nos tiremos piedras hipócritamente.

- ¿Qué tipo de regulación se requiere?

- Lo que echo de menos es una superintendencia que realmente regule y controle. Hoy día el sistema  está desregulado totalmente, incluyendo el problema de las investigaciones que hacen las universidades "sin fines de lucro". Se necesita una autoridad que no sólo mire a las universidades privadas, sino también a las estatales. De hecho, la autonomía de los profesores permite que muchas de esas universidades estatales se comporten como privadas, sin que la autoridad tenga la posibilidad de dar políticas y controlar. En la calle de mi universidad, hay una sede de la Universidad Arturo Prat creada por el Estado para pensar el Norte de Chile. ¿Qué hace acá en Santiago? El Estado no puede controlar esas anomalías. Tiene que darles razonables fondos y ponerles metas y finalmente crear organismos razonables de control.

- ¿Es responsabilidad del Estado, entonces?

- Por supuesto, porque en Chile el Estado no propone ni controla las políticas educacionales. Pongamos el caso de la UMCE. La ministra Aylwin alguna vez dijo que debía volver a la Chile, pero los profesores dijeron que no. ¿Y qué pasó? Ahora la Chile está abriendo un área pedagógica. ¡Y el Estado ya tiene una universidad completa dedicada a la pedagogía! ¿Dónde está la lógica?

- ¿Qué le parece cuando ve a rectores de universidades estatales marchando junto a los estudiantes y pidiendo fin al lucro?

- Me parece ambiguo. Hay demandas muy justas de los estudiantes, pero no defienden por igual a todo el estudiantado y sobre todo a los más pobres. Yo pediría a los rectores de universidades estatales que por su rol frente al bien común, precisamente por ser estatales, nos defendieran a todos los que tratamos de hacer las cosas bien. Les creería más si no nos excluyeran del Consejo de Rectores y defendieran a nuestros alumnos más pobres con toda su inteligencia y su poder. Que los defiendan de los abusos y la mala calidad en las privadas y también en las universidades del Consejo.

- La otra crítica es que las universidades estatales no sólo enseñan, sino que también investigan...

- ¡Si a mí me dieran el dinero que le dan a la Chile o a la Católica, yo las haría zumbar! Tal vez podría hacer igual o  mejor investigación. Comparemos peras con peras, porque si no es injusto. No pueden decir que ellos sí hacen investigación. ¡Si les dan la plata para que la hagan! La Chile invierte en investigación lo que el Estado le da. La Católica recibe una cantidad enorme de millones de dólares al año. Yo celebro eso, debe ser así, pero no usen ese privilegio para desacreditar a los que a pesar de todo hacemos alguna investigación.

- Las tiene entre ceja y ceja...

- No, yo quiero que quede muy claro: me gustaría que tanto la Católica como la Chile estén cada día mejor, soy un defensor de las universidades del Estado, pero hay que tener la visión de conjunto: hay que tener transparencia total, los mismos controles para todos.

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