Por Juan Andrés Quezada Abril 20, 2011

© EFE

Desde Buenos Aires, donde participó en una reunión de la Sociedad Mont Pelerin, junto al Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa y el ministro Cristián Larroulet, entre otros, Carlos Alberto Montaner (67) siguió de cerca -esta semana- lo que sucedía en Cuba en el primer congreso del partido comunista en 14 años. "Lo seguí por CNN, que tenía un corresponsal en La Habana y expertos en Atlanta. Ha sido el típico congreso estalinista con votación prácticamente unánime. Un profesor de la Universidad de La Habana lo calificó como 'perestroika sin glasnost'. Es decir, cierta reforma económica sin libertades y sin cambios políticos. Raúl quiere la cuadratura del círculo: socialismo sin subsidios y capitalismo sin mercado. Será un fracaso", afirma desde su hotel el  periodista y doctorado en Ciencias Sociales.

- ¿Qué le pareció la clausura con los delegados de pie cantando La Internacional y Fidel Castro levantando el puño de su hermano, que acaba de ser elegido primer secretario?

- Fidel trataba de legitimar la autoridad de su hermano y, entre todos, ratificar la vocación comunista de la revolución. Lo que quiere decir ese esfuerzo simbólico es que hay una gran resistencia entre los reformistas a persistir en el camino del colectivismo. Su aparición fue su despedida política, al oficializar lo que sucedía desde hacía varios años. Raúl Castro gobierna y tiene todo el poder. Fidel está frágil y tiene periodos de desorientación.

- ¿Qué perfil haría usted hoy del ex mandatario a sus 84 años?

- Es algo así como la reina madre de la dinastía comunista. O como el abuelo que ya está un poco loco y cada cierto tiempo sale de la habitación, dice alguna cosa impertinente o divertida y vuelve a recluirse. A estas alturas, pertenece más a la antropología que a la política.

- Raúl Castro habló de la "actualización del modelo".

- Es la fórmula semántica para tratar de esconder las contradicciones ideológicas. Han renunciado a la superstición del pleno empleo y del igualitarismo, dos elementos consustanciales a la mitología comunista, pero se empeñan en mantener un modelo de partido único. Es como mantener una dictadura del proletariado, pero renunciando a los fines del marxismo-leninismo. Para la mayor parte de los demócratas de la oposición interna es más de lo mismo.

- ¿No cree que poco a poco Cuba comenzará a abrirse a la iniciativa privada y al mercado para estabilizar el sistema?

- No es lo que Raúl Castro dijo ni lo que aprobó el VI Congreso. Ellos han afirmado que no renuncian ni a la planificación ni al control estatal del aparato productivo. Las reformas se limitan a crear unos pequeños espacios económicos destinados a aliviar la incompetencia del colectivismo. La paradoja del comunismo es que sus males se mitigan con mecanismos de la economía capitalista, pero los operadores de ese disparate se niegan a abandonar un modelo que les proporciona el control del poder.

- ¿Y qué le parece la propuesta de limitar a un máximo de 10 años los cargos políticos a partir de ahora?

- Para los cubanos es un acto de cinismo. Los dos hermanos han gobernado 52 años, pero al final de sus vidas han descubierto las virtudes de la alternancia en el poder. Varias veces Raúl Castro ha insistido en que no va a enterrar el comunismo, sino a tratar de fortalecerlo y en estos cinco años ha sido incapaz de elegir a sus sucesores. Por otra parte, no está dispuesto a realizar la reforma más importante, que es ampliar los cauces de participación de la sociedad.

Llamado a Piñera

Invitado por la Secretaría General de la Presidencia a dar una conferencia como parte de las charlas Bicentenario, Montaner tenía previsto reunirse con Sebastián Piñera en La Moneda. Sobre su charla, dice: "Hablaré de las verdades y mentiras que circulan en torno al desarrollo de los pueblos". Sobre el primer gobierno de centroderecha desde la recuperación de la democracia, afirma: "Me parece razonable. En una situación como la chilena, tiene que buscar consensos y operar desde el centro. De alguna manera eso también lo hicieron los gobiernos de la Concertación. La lección de Chile es que en una verdadera democracia caben todos los que respeten las reglas del juego. Todos los que entienden que la democracia liberal cubre un espacio enorme, que va desde la centroderecha a la centroizquierda. Ahí están 90 de cada 100 chilenos. La moderación es un síntoma de madurez".

- ¿Cree que Sebastián Piñera puede hacer algo más a favor de la democracia en Cuba?

- Claro que puede hacer más. Son muy importantes las declaraciones de apoyo a la oposición. La embajada chilena dentro de la isla puede abrirles sus puertas a los disidentes, como hacen los checos, polacos, suecos, norteamericanos, holandeses. Para ellos es muy importante tener acceso a internet, a libros. Es vital que la diplomacia chilena los trate como lo que son: la oposición que cree en la libertad de la isla.

"La idea platónica del idiota latinoamericano hoy la encarna Hugo Chávez mejor que nadie, pero ahí cabe toda la fauna del socialismo del siglo XXI: Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa. Me temo que Ollanta Humala pronto figure en el elenco".

- ¿Por qué el vínculo de la disidencia cubana es con el PDC en Chile y no con los partidos de derecha, como RN y la UDI?

- Porque el PDC tiene una larga historia de colaboración internacional que no la tienen otros partidos.

Los actuales idiotas

Montaner es columnista semanal del Miami Herald y autor de libros de poesía, cuentos, dos novelas y 19 ensayos políticos, tres de los cuales (Manual del perfecto idiota latinoamericano, Fabricantes de miseria y El regreso del idiota) escribió en conjunto con Álvaro Vargas Llosa y Plinio Apuleyo Mendoza.

Pero no sólo se dedica a escribir: es un alto dirigente de la Unión Liberal Cubana, partido político que se creó fuera de la isla para confrontar al castrismo, y por ello es invitado frecuente a Londres, donde funciona la Internacional Liberal. Al  respecto, reconoce que hoy son "débiles" las coordinaciones de los grupos que pelean contra Castro y lo atribuye a una gran represión contra los opositores. "Siempre existen esfuerzos unitarios, pero eso no se concretará hasta que exista una oportunidad real de actuar", dice.

- ¿Actuar en qué, cómo y para qué?

- No existe sobre el planeta un régimen que no evolucione. Aunque los Castro se opongan, llegará un momento en que comenzará un cambio que acabará por ponerle fin a la dictadura. Cuando haya síntomas que apunten en esa dirección, los demócratas encontrarán formas de colaborar para liquidar a la dictadura.

- ¿Por qué cree que en Cuba no pasó lo que sucedió en Polonia, Checoslovaquia..., donde hubo levantamientos sociales que derrocaron esos gobiernos?

- Porque la represión es más intensa y porque en Cuba los Castro no han permitido que surja un sector reformista. Al gobierno cubano lo llaman los niños cantores de La Habana. Es un coro bien afinado. Es lo mismo que sucede en Corea del Norte.

- En Chile se creó la Concertación, en Uruguay fue el Frente Amplio. ¿Cree que una experiencia de ese tipo tenga cabida hoy en Cuba para recuperar la democracia?

- En Cuba hay varias plataformas unitarias, pero todavía son débiles.

- Los movimientos disidentes más grandes están en Cuba, Miami,  y en el resto del mundo (Venezuela y España). Internamente la oposición cree que en una transición, los disidentes que viven fuera de la isla llegarán a hacerse cargo del país. ¿Ese temor tiene asidero?

- Desde principios de la década de los noventa, el eje de la oposición se desplazó al interior del país. La misión de los exiliados es ayudar a los que están luchando dentro.

- El 17 de abril se cumplieron 50 años del fracasado intento de EE.UU. de invadir en Playa Girón, ¿a su juicio, sigue siendo válida una operación militar en la isla?

- No. Hace medio siglo que la dictadura comunista, entonces aliada con la URSS, hizo imposible un desenlace violento. Ese escenario hoy sólo es posible si, tras la desaparición de los Castro, el ejército se divide y las facciones se enfrentan. Pero hoy no me parece probable.

- El gobierno de Estados Unidos aprobó US$ 20 millones a la oposición. Hace días varios supuestos disidentes resultaron ser agentes de la seguridad cubana. ¿Está a favor de la intervención de Washington o cree que éste es un problema interno?

- La defensa de la democracia es una tarea que tiene una dimensión internacional. Si el gobierno cubano reclama, y ha ejercido su derecho al internacionalismo revolucionario, tiene que admitir el derecho al internacionalismo democrático. Por cierto, los chilenos se beneficiaron de ayudas de este tipo cuando luchaban contra la dictadura del general Pinochet.

- Usted en el Manual del perfecto idiota latinoamericano -coescrito con Álvaro Vargas Llosa- hace una crítica a estadistas e intelectuales (los "idiotas", según el libro) de izquierda, ¿a qué líderes ubica hoy en ese grupo?

- La idea platónica del idiota latinoamericano hoy la encarna Hugo Chávez mejor que nadie, pero ahí cabe toda la fauna del socialismo del siglo XXI: Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa. Me temo que Ollanta Humala pronto figure en el elenco.

Relacionados