Por Benito Baranda Diciembre 17, 2010

© AFP

El dolor es indescriptible. Luego del terremoto de enero del 2010, que dejó más de 200.000 personas fallecidas y una destrucción demencial, hoy cada día mueren 50 personas de cólera en Haití. No sería muy costoso el tratamiento para salvarlos, pero ni el Estado ni las organizaciones sociales dan abasto: faltan profesionales, faltan insumos, faltan campañas de prevención y condiciones de salubridad. Sin embargo siempre es posible y donde hay un ser humano ya está la esperanza.

Chile ha estado ahí en medio de estos grandes dolores: la Cancillería en transferencia de capacidades; el Techo para Mi País en viviendas de emergencia; la Minustah apoyando la Construcción de Paz; América Solidaria en salud, vivienda, educación. Chile ha estado ahí, y debe seguir estando por una razón de dignidad y justicia.

No descansemos en sensibilizarnos e interesarnos por ese masivo dolor que es parte también del nuestro y al cual estaremos irremediablemente unidos. Hoy la sociedad chilena puede volver a apoyar con recursos para enviar médicos e insumos para disminuir el número de muertes por cólera. Pongámonos en el lugar de quienes viven hoy en Haití. Es el turno de que nos una la solidaridad.

*Presidente Fundación América Solidaria.

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