Por Antonieta De la Fuente Julio 2, 2010

Considerado un hombre cauto y moderado, el rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez, sorprendió la semana pasada cuando interpeló públicamente al presidente Sebastián Piñera por los cambios a la educación superior anunciados por el gobierno.

El siempre cálido y sereno rector de la casa de estudios más antigua del país dejaba a un lado su perfil más diplomático y conciliador para marcar claramente sus diferencias con el primer mandatario.

Y aunque en su entorno prefieren bajarle el perfil a la polémica y dicen que no se trató de un enfrentamiento, lo cierto es que nadie quedó indiferente ante sus dichos. "Lamento profundamente que se nos haya notificado por la prensa de una serie de cambios en el sistema universitario, que han sido aparentemente resueltos entre cuatro paredes, sin consulta, diálogo o discusión alguna con este Consejo (…). De ser permanente, reflejaría un espíritu autoritario y poco dialogante", le dijo a Piñera en su discurso de asunción como rector reelecto el 23 de junio pasado, a quien minutos antes había condecorado como patrono de la casa de estudios.

Aunque el mismo Pérez ha comentado a sus cercanos que su alocución y la posterior respuesta del presidente fueron parte de un acto tranquilo y "muy republicano", algunos de los que presenciaron el episodio se sorprendieron con el tono. "No invitas a alguien a tu casa para darle un palo en la cabeza. Sus palabras fueron muy fuertes", comentó uno de los asistentes. Mientras otros creen que se trata de una nueva estrategia del rector para marcar la pauta en el fuerte y largo debate que se avecina en torno al futuro de la educación superior y aplauden su decisión de establecer su independencia ante los cambios que se están fraguando desde La Moneda.

"Rechazamos de modo respetuoso, pero de la manera más categórica que sea necesaria, toda propuesta que, con el argumento de modernizar el sistema universitario, termine por profundizar la privatización y mercantilización del sistema", dijo ese día. 

Esta semana volvió a arremeter. A través de una carta a El Mercurio, el ingeniero reforzó sus críticas a las ideas del gobierno de igualar a las instituciones públicas y privadas ante el Estado.

Educación en la sangre

Pérez (67 años) es el mayor de cinco hermanos. Sus padres eran profesores primarios de Rancagua. "Es una condición de la que se siente muy orgulloso y que recalca cada vez que puede, para dejar en claro cuáles son sus orígenes y explicar su compromiso con la educación pública", dice Antonio Holgado, uno de sus amigos cercanos y quien fue su compañero en la universidad.

Aunque algunos lo ven más cercano a la Concertación -pues participó en la elaboración del programa educacional de Bachelet-, ni en su círculo más estrecho, saben a ciencia cierta cuál es su postura política. Hay quienes lo sitúan cerca de la DC.

Entre sus recuerdos de infancia, la figura paterna, director de la Escuela Granja de Doñihue, lo marcó profundamente. Cuando la familia Pérez Vera iba de vacaciones a Pichilemu, el padre del rector se paseaba por la playa vestido de chaqueta y corbata. "Era profesor todos los días del año", ha comentado Pérez a sus cercanos.

El rector se siente producto de la educación pública del país. Cursó sus estudios secundarios en el Liceo Manuel Barros Borgoño y estudió en la Universidad de Chile. No siguió el mismo camino de sus padres y optó por entrar a Ingeniería Industrial, desde donde egresó en 1968.

Holgado recuerda a Pérez como un joven formal y reservado, que además de ser muy estudioso, mostraba un gran interés por la música y la pintura. "Durante los recreos, le gustaba tocar el piano de la cafetería de la universidad para entretenerse y entretener a la gente", recuerda.

Entusiasmado con la idea de estudiar más a fondo las entonces emergentes tecnologías de la información, Pérez decidió partir a Estados Unidos, a fines de los 60 para estudiar un Master of Science en la Universidad de Michigan. En ese viaje lo acompañó su mujer, la educadora de párvulos, Carmen Stephens.

A su regreso, volcó sus conocimientos en sistemas de información en la docencia. Se integró como profesor en la Facultad de Ingeniería de la U. de Chile y escribió varios documentos y libros sobre la materia junto al académico Óscar Barros.

A eso sumó una incursión empresarial. Junto a Holgado y Barros creó una firma de capacitación en tecnologías de la información; una editorial que publicaba en Chile las revistas Computer World y PC World, entre otros documentos relacionados a la informática; una empresa de desarrollo de sistemas, que tuvo una corta vida; y el instituto profesional CIISA. De esos emprendimientos, el único que sobrevive hasta hoy es este último, que continúa en manos de Holgado.

El grito de Pérez

Camino a la rectoría

Desde su ingreso como profesor en Ingeniería, Pérez fue escalando posiciones en la facultad. Fue director del Departamento de Ingeniería Industrial -primero entre 1980 y 1984; luego entre 1988 y 1990-. También asumió como vicedecano de la facultad entre 1984 y 1985. En 1993 entró a la prorrectoría, hasta que al año siguiente fue elegido decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, por dos períodos, hasta el 2002.

Fue en esos años que su gestión obtuvo notoriedad para el resto del plantel. A él se le atribuye el proceso de "modernización". Marcelo Trivelli, ex intendente de Santiago y quien fue asesor del entonces decano, dice que una de las reformas más destacadas que impulsó Pérez fue un plan de jubilación para los profesores, a fin de apurar una generación de recambio. También redujo las matrículas de entrada para disminuir la cantidad de alumnos por clase y mejorar así la calidad. Otro de sus aportes fue mejorar las asignaciones a los profesores y generar un fondo de desarrollo que permitiera financiar inversiones destinadas a infraestructura y nuevos equipos. De hecho, fue uno de los que abogaron para que el Departamento de Geofísica tuviera una red sismográfica. "La pelea por obtener financiamiento para la red sismográfica viene de esa época. Fue ahí que se consiguieron los recursos en el Ministerio del Interior", explica Trivelli.

Así fue como el nombre de Pérez se transformó en sinónimo de cambios en la Universidad de Chile, lo que pavimentó el camino hacia a la rectoría, a la que llegó en 2006.

Aunque en su entorno prefieren bajarle el perfil a la polémica con el presidente, lo cierto es que nadie quedó indiferente ante sus dichos. Esta semana el rector volvió a arremeter a través de una carta a El Mercurio.

Quienes lo conocen desde esos años, coinciden en que siempre tuvo como meta ser rector de la U. de Chile. "Es una persona muy planificada y tiene una mirada de largo plazo en todo lo que hace. Por eso, aunque nunca lo conversé con él, creo que siempre pensó en ser rector. Siempre tuvo la idea de ser un aporte y un actor relevante en el desarrollo de la Universidad de Chile y en la educación pública del país",  afirma Holgado.

Estilo reservado

Quienes conocen a Pérez y han trabajado codo a codo con él coinciden en que se trata de un hombre reservado. Es difícil saber lo que está pensando, es muy metódico y ordenado. Siempre anota todo en una libreta de apuntes que lleva para todas partes y, generalmente, termina una conversación con la frase "tengo que formarme un criterio". "Muy rara vez da a conocer lo que piensa o cuál es su conclusión", afirma una persona que lo asesoró en la primera elección. Por esa razón, se le considera un intelectual solitario, al que se le critica por no tener un "delfín" o alguien que opere como su brazo derecho en la toma de decisiones.

Sus más cercanos en la Universidad de Chile son el vicerrector de Asuntos Económicos y Gestión Institucional, Luis Ayala, a quien confirmó en su cargo para el nuevo período. También el decano de Ingeniería Industrial, Francisco Brieva, y los profesores de esa escuela Francisco Martínez y Máximo Bosch. Con ellos y otros asesores, Pérez instauró la tradición de juntarse en su casa, situada en el sector de Los Dominicos, a comer pizzas. El grupo se creó para las elecciones de 2006 y volvió a reunirse en el último proceso con el objetivo de planear los próximos pasos que daría la candidatura de Pérez. "Es una buena instancia para compartir opiniones en un ambiente más distendido", explica uno de los asistentes.

Aunque la Universidad de Chile siempre se ha enorgullecido de su profundo laicismo, e incluso ha sido considerada un baluarte de la masonería, Pérez es un hombre católico. Es una persona creyente, que incluso -cuenta un amigo- siempre lleva consigo una cadena con una cruz. Sin embargo, él mismo ha comentado a sus cercanos que está orgulloso de ser el rector de una universidad laica, donde no se hacen diferencias por credos o ideologías políticas.

Aunque algunos lo ven más cercano a la Concertación -pues participó en la elaboración del programa educacional de Bachelet-, ni en su círculo más estrecho, saben a ciencia cierta cuál es su postura política. Hay quienes lo sitúan cerca de la DC. Un asesor sostiene que "debe tener su corazoncito en alguna parte, pero siempre se ha cuidado de no manifestar una preferencia".

El grito de Pérez

Sus críticos

El pasado 19 de mayo, Pérez fue reelegido como rector de la Universidad de Chile en una reñida contienda, donde obtuvo el 52,8% de los votos. La abstención docente fue del 30%, considerada alta para el tipo de elección. Se trataba de un panorama muy distinto al de 2006, cuando el ingeniero civil salió elegido con el 55% de los votos, derrotando nada menos que a uno de los hombres fuertes del plantel: Luis Riveros. En ese entonces, casi no había voces críticas contra Pérez.

Hoy, en cambio, existen varias opiniones disidentes. Lo que más se le critica es "tibieza" a la hora de enfrentar los cambios necesarios para la modernización de la universidad y no haber cumplido con las expectativas. "Yo pensé que él iba a generar un verdadero cambio en la universidad", comenta un ex asesor.

Uno de los más críticos con su gestión es el historiador Alfredo Jocelyn-Holt, profesor asociado de la Facultad de Derecho. Según él, Pérez "ha mostrado signos de debilidad" y "ha respondido a presiones de diferentes sectores para acomodar sus posturas". El académico critica además la actitud del rector, la semana pasada, lo que considera una señal errónea. "Cuando recrimina rencorosamente a Piñera, al mismo tiempo que lo condecora, en el fondo está sepultando la proposición del nuevo trato", dice. Jocelyn-Holt agrega que centrar las críticas en torno a una dinámica de "platas van y platas vienen es no entender a la institución".

Pero en el entorno de Pérez se defienden. Argumentan que si bien hay varios desafíos pendientes en la universidad, sus años en la rectoría sí han significado un avance. Citan como uno de sus proyectos más emblemáticos la revitalización de las humanidades, a través del convenio de desempeño que se firmó en enero pasado con el gobierno, para entregar mayor financiamiento a esta área y modernizar el campus Juan Gómez Millas.

"Para el rector es un tema importante. Él tiene una visión sistémica de la educación, en que las humanidades y las ciencias sociales son parte muy importante. Su visión es que esta área se estaba quedando atrás y ahora quiere reivindicarla", dice un asesor.

Otro de los aportes que destacan de su gestión es la incorporación del "Bono Aucai", para mejorar los ingresos de los profesores; y la disminución de la deuda de la universidad con bancos y organismos internos, que actualmente llega a $ 11.700 millones, y que en 2013 será saldada, lo que implicará que la casa de estudios pueda contar con recursos frescos.

Los momentos más duros

Uno de los episodios más críticos que le ha tocado enfrentar a Pérez en la rectoría es, sin duda, el conflicto que se vivió el año pasado en la Facultad de Derecho, cuando el entonces decano Roberto Nahum fue acusado de plagio. La investigación tardó varios meses y la figura de Pérez quedó disminuida luego de que la Corte Suprema fallara a favor de Nahum y lo obligara a remover de la página web de la universidad la investigación solicitada por el rector sobre el tema y poner en su lugar la sentencia del máximo tribunal que exculpaba al decano de las acusaciones. 

El manejo de Pérez en el episodio Nahum le valió varias críticas. Una de ellas de parte del abogado Davor Harasic, quien había sido asesor de su campaña. "Hay ciertos cargos que debieran ser ejercidos por personas que sean un verdadero referente para la ciudadanía. Entre dichos cargos está la del rector de la universidad más importante del país. En ese sentido, no estoy conforme: el rector no ha sido un referente interno ni externo", dijo el litigante en una entrevista.

Uno de los episodios más difíciles que ha enfrentado Pérez fue el conflicto en la Facultad de Derecho. En 2009 el entonces decano, Roberto Nahum, fue acusado de plagio y debió renunciar. Hace dos semanas, Nahum fue elegido para volver a ocupar ese cargo.

Hace dos semanas, Nahum fue elegido para volver a ocupar ese cargo por los próximos cuatro años.

Tampoco fue menor el episodio de agosto de 2006, cuando puso en aprietos al entonces síndico del club deportivo de la Universidad de Chile, José Manuel Edwards, al declarar en Qué Pasa que "el alma de la "U" no se privatiza" y poner un velo de suspenso en el proceso de traspaso del club a inversionistas privados.

Uno de los flancos que se le podría abrir al rector es el proceso de venta de Chilevisión, actualmente en manos de Sebastián Piñera. La frustrada venta de la estación a Linzor Capital y ejecutivos del canal dejó en evidencia la poca claridad en los contratos a través de los cuales la universidad traspasó la concesión a manos privadas. Hasta ahora Pérez ha sido cauto en manifestar su posición. "Estamos obligados a respetar los contratos", dijo hace algunas semanas. Aunque en privado no oculta su interés de que la universidad cuente con una plataforma digital a través de la cual puedan difundir sus contenidos y pensamientos al resto del país. En ese proyecto, un grupo de personas de la universidad trabaja desde el año pasado.

Pintura y ópera

Por estos días, Víctor Pérez está, junto a su señora, en París. Es una ciudad que el rector disfruta mucho cada vez que visita. Ahí aprovecha de recorrer los museos y las galerías de arte e ir a la ópera, de la que es fanático. Sus favoritas son Don Giovanni y la última parte de El  Rapto del Serrallo, ambas de Mozart.

Según sus cercanos, Pérez posee una de las mejores colecciones privadas de arte chileno en el país. En los años 80, solía reunirse con el entonces decano de la Facultad de Ingeniería Industrial de la U. de Chile, Atilano Lamana -quien falleció el año pasado-, para conversar tardes enteras sobre el trabajo de los pintores nacionales de los años 50 que conformaron el Grupo Signo, como José Balmes, Gracia Barrios, Roser Bru y Guillermo Núñez.

Son las obras de esos mismos creadores las que ahora figuran en las altas paredes de su improvisada oficina en la Casa Central, en plena Alameda con San Diego. Tras el terremoto del 27 de febrero pasado debió comenzar a ocupar una sala de reuniones contigua a su despacho. Fue en esa oficina, en la que Pérez recibió, la semana pasada, a Sebastián Piñera y al ministro de Educación, Joaquín Lavín. Claro que se trató de una visita más bien protocolar y no se conversaron las diferencias entre el gobierno y el rector. Según confirman los asesores del ingeniero civil, todavía no se ha fijado una reunión para tratar el tema.

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