Por Ana María Sanhueza Junio 18, 2010

El collar de $8 millones

Cuando este martes 22 se inicie el juicio oral contra Los Carejarro, una gruesa cadena de oro -que apenas cabe en una mano y que tiene un colgante con las caras de tres niños- será una de las centenas de pruebas que el Ministerio Público presentará para demostrar que Alejandro Cavieres Alarcón  -alias Cara de Jarro, Jano, Naringa y Cabezón- compró bienes con dineros provenientes del tráfico de drogas.

El enorme collar -avaluado en $ 8 millones, sólo porque está muy usado- es apenas una muestra de la colección de joyas que Cavieres y su mujer, Clara de las Nieves Tobar, juntaron hasta que cayeron detenidos en junio de 2008. Un kilo de oro en cadenas, pulseras, anillos y aros fue lo que Antinarcóticos de la PDI encontró cuando allanó su residencia en la población La Victoria. En total, unos $ 25 millones en joyas. Los diseños son estrafalarios y compiten perfecto con el estilo de Marcelo Gaete Bolados, jefe de otra banda: el Clan Gaete.

Entre los anillos de Cavieres hay uno que es una cabeza de león de oro con piedras rosadas en sus ojos y nariz. También atesoraba pulseras con su nombre y gruesos anillos dorados. "La ostentación siempre es un elemento importante en las investigaciones por narcotráfico. En el fondo, evidencia el nivel de desarrollo en que está una organización: mientras más desarrollada, mayor ostentación y lujo", dice el jefe de la Fiscalía Antinarcóticos de la Fiscalía Regional Metropolitana Sur, Héctor Barros, quien ha investigado a ambas bandas.

Vacaciones de lujo

El fiscal Barros calcula que Los Carejarro amasaron con su "negocio" una cifra "cercana al millón de dólares", entre vehículos, propiedades, caballos de carrera y otros bienes. Tanto efectivo tenían, que poco antes que los 22 miembros de la banda fueran detenidos, Alejandro Cavieres invitó a gran parte del grupo, además de algunos vecinos, a unas vacaciones de lujo: un mes con todos los gastos pagados en la Carretera Austral, a bordo de tres de sus decenas de camionetas último modelo. Según la investigación, aquella "gira" por el sur tuvo un costo cercano a los $ 52 millones.

Los viajes en caravana dentro de Chile son usuales en las bandas de narcos: son muy pocos los que pueden salir del país sin ser apresados en el aeropuerto por algún proceso pendiente. Antes de que fueran detenidos en noviembre pasado -con más de 200 kilos de droga avaluados en $ 573 millones-,  Los Ciprianos se fueron dos meses de vacaciones a Cartagena, rodeados de invitados.

Esa "generosidad", sin embargo, la policía la atribuye más bien a una estrategia. Según el comisario de la Brigada Antinarcóticos de la PDI, Harold Mc Kay -quien ha investigado la mayoría de las bandas-, "es la manera en que generan lealtades con el ciudadano común". Como lo hizo Alejandro Cavieres: compró un telón y un proyector, que instalaba en su pasaje cada vez que jugaba Colo Colo.

Sólo whisky de 12 años

El 11 de abril de 2008, el líder del clan de Los Gaete hizo su entrada triunfal a la parrillada El Novillero, acompañado de una mujer de pantalón y chaqueta de cuero negro. Él, rodeado de tres guardaespaldas, iba de traje, con el vestón sobre los hombros y, según testigos, en la corbata enganchó un prendedor de oro en forma de pistola. Era la medianoche y lo esperaban allí más de 100 invitados. Pocos días antes, desde la cárcel de Los Andes, donde terminaba de cumplir una condena de 10 años, redactó para sus cercanos la siguiente tarjeta: "Marcelo Gaete Bolados tiene el agrado de invitar al señor o señora con motivo de celebrar junto a mi familia y amigos, mi ansiada y preciada libertad. El suscrito agradece desde ya su asistencia, la que permitirá un momento grato y de alegría".

Esa noche, Gaete desembolsó $5,1 millones, que pagó en efectivo. Primero abonó 2 millones y el resto lo mandó a traer desde su camioneta en una bolsa repleta de billetes. Cuando los investigadores reconstruyeron la velada, supieron que los comensales pedían a los mozos "lo más caro de la carta". Un testigo recuerda que consumían "tragos de alto valor y platos muy exclusivos, como whisky Chivas Regal de 12 años, amaretto y vinos de los más caros. También muchas bebidas energéticas Red Bull".

La fiesta terminó cerca de las 3 de la madrugada, cuando Gaete chasqueó los dedos para que sus invitados se subieran a las camionetas que contrató para la ocasión. Según el fiscal Barros, también habría regalado joyas y vestidos a las mujeres.

No fue su único festín. En los 10 días que estuvo en libertad antes de caer preso por drogas -la audiencia de preparación del juicio oral contra el grupo será el 2 de agosto-, Gaete celebró todo lo que pudo. Una conversación entre José Castillo Figueroa, miembro de la banda,  y un tal Gancho revela cuánto disfrutaron esa semana. "Me curé como tres días. Tomamos whisky, ron, puros copetes, cul... ¿sabís cuánto nos queda de copete? (...) Dos millones 8. Nos queda copete, lo tenimos guardado (sic). Puro whisky bacán Ballantine's, caja azul, pura etiqueta cul... Hermano, toma el de 12 años no más. El de 18 quema por dentro y el de 12 es un manjar".

Tanto celebraron, que en una de las fiestas en su parcela, Gaete fue a parar intoxicado a la posta. La Fiscalía Metropolitana Sur le incautó a la banda más de 800 botellas de alcohol, que no alcanzaron a beberse. Eso incluía, entre otros, 120 botellas de champaña; 151 de whisky; 150 de vino; 168 latas de cerveza y 72 de pisco sour.

Narcolujo

Un traje para Gaete

Al clan Gaete les fueron incautados $ 280 millones del entretecho de su casa de Maipú, donde vivía Saida Castillo, la pareja del líder y también en prisión preventiva. El dinero estaba guardado en sacos de papa y bolsas plásticas. Es el monto más alto encontrado en efectivo en un caso de drogas.

Pese a sus millonarias ganancias, Los Gaete invirtieron menos que los Carejarro. Si bien adquirieron un par de parcelas y costosas camionetas, Marcelo Gaete tenía debilidad por la ropa de marca. Cuando aún organizaba su fiesta, de la cárcel mandó a comprar un traje Armani para ir a El Novillero. Como no encontraron uno para él, pidió que le trajeran de otra tienda "cinco trajes de 200 lucas cada uno". Entre los bienes incautados al clan hay un bolso Armani, una billetera Mont Blanc y una cartera Louis Vuitton.

"El perfil de los traficantes antiguos es muy distinto al de los de hoy. Eran respetuosos, no mezclaban la violencia con el tráfico y no ostentaban lujos. En cambio, los de hoy adquieren bienes, les explota  el consumismo y muestran lo que realmente tienen. Y para mantener su  negocio recurren a la violencia si es necesario", explica el fiscal Barros.

Los Gaete solían ir a buscar droga vestidos de traje, seguros que con apariencia de ejecutivos y manejando camionetas del año, pasarían inadvertidos ante la policía.

El baño más grande

Además de tener un bar en el living y comprar caballos de carrera, como en los 80 lo hizo el Cabro Carrera, un signo distintivo de varios narcotraficantes locales -según Antinarcóticos de la PDI- es ampliar exageradamente sus baños, decorar sus pisos y paredes con cerámica jaspeada negro con blanco e instalar un jacuzzi extragrande en sus casas aunque quede poco espacio. La moda en Chile la habría instaurado quien fue uno de los traficantes más grandes de México: el fallecido Amado Carrillo Fuentes, el Señor de los Cielos, quien en 1997 intentó asentarse en Santiago y compró lujosos autos. En esa época, uno de los datos que alertó a los detectives fueron los maestros que Carrillo contrató para que le construyeran una gran sala de baño en su casa de Las Condes.

Poco antes de que la banda fuera detenida, Alejandro Cavieres invitó a gran parte del grupo a unas vacaciones de lujo: viajaron un mes por la Carretera Austral con todos los gastos pagados. Lo hicieron en varias modernas camionetas y se estima que gastó $ 52 millones.

Los chilenos han seguido sus pasos. Un policía recuerda el baño de la banda de Los Guatones, liderada por los hermanos Carte. "Tenían un sauna para seis personas y su baño era más grande que el living", cuenta. Pablo Quezada, alias el Guatón Pablo, de Los Ciprianos, iba en la misma línea: ubicó un enorme jacuzzi al lado de una cama súper king que -junto a dos televisores plasmas- mandó a comprar a un mall de La Dehesa desde la cárcel. Todo de una vez y en efectivo. Tanta decoración impedía transitar libremente por el dormitorio de su casa de El Bosque, la misma en la que instaló un sofisticado sistema de cámaras de seguridad.

Un estilo similar compartía René Morales, alias El Lauchón: tenía un baño decorado con cristal en su casa de la población San Gregorio.

El escorpión de oro

En los preparativos de Marcelo Gaete para su fiesta, se obsesionó con que su brazo derecho, José Castillo Figueroa, alias Cote, le mandara a hacer algunas joyas y le consiguiera un reloj de oro. Estaba dispuesto a pagar lo que fuera. Pero debía ser cuadrado.

"¿Sabís qué  necesito que me comprís, hermano? Un reloj hueón. Un Longini (sic), pero cuadrado. Un Longini redondo no, porque ya tengo un Longini redondo", le dijo, desde la cárcel. "¿Tú querís uno del mismo metal amarillo?", le preguntó Castillo. "Claro", respondió.

Al poco rato, Gaete recibió noticias. "¿Te digo algo, hermano? Me tienen uno bacán, un Omega hueón (…) Es de oro, pero tendría que preguntar  si es cuadrado o no", dijo Castillo. Gaete contrapreguntó: "¿Cuánto valen?". "Arriba de dos lucas", le respondieron. "No importa. Igual no más", ordenó.

También conversaron sobre un anillo. A Marcelo Gaete le gustan las joyas. Entre las que le incautaron, hay una pulsera de oro que dice "Te amo".

Narcolujo

-Gaete: Aló compadrito, ¿Cómo va el anillito?

-Castillo: Oye hermano, el anillito suyo…. (...) Un caballero te está haciéndote el anillito (sic).

-¿Y cómo te lo va a hacer?

-Un escorpión...Te va a quedar como de 30 gramos tu anillito.

-Bueno.

-Pero te va a quedarte con dos brillos, uno en cada ojo (sic).

-¡Buena!

-Y una en la cola.

Una lujosa flota de autos

El año pasado, varios autos de lujo estacionados en la puerta de una iglesia en Recoleta llamaron la atención de un grupo de detectives de la Brigada Antinarcóticos de la PDI. Decidieron averiguar quiénes eran los dueños de esos vehículos con chofer. Al entrar,  vieron a hombres armados y vestidos de traje: era la misa aniversario de la muerte de José Morales, hermano de El Lauchón.

Alejandro Cavieres, en tanto, registraba 11 vehículos, la mayoría camionetas último modelo. Su esposa, otros cuatro. Y su abogado, Ariel Marín, sindicado por la fiscalía como su testaferro, un convertible y dos station wagon, que serían de Cavieres. Datos del SII afirman que su inversión en automóviles fue de $136.7 millones. Y según la policía, en tres años aumentó su renta anual de manera "poco habitual". Lo mismo Cavieres, cuyo giro registrado era "maestro hojalatero" y vendedor de frutas en La Vega. Sin embargo, en Impuestos Internos figuraba la compra de vehículos por $97.477.358 y otros $4.750.000 en armas: fusiles, pistolas, revólveres, rifles y escopetas.

El 11 de abril de 2008, Marcelo Gaete, alias El Hombre y el Viejo Chico, hizo su entrada triunfal a la parrillada El Novillero, acompañado de una mujer de pantalón y chaqueta de cuero negro. Él, rodeado de tres guardaespaldas, iba de traje, con el vestón sobre los hombros y, según testigos, en la corbata enganchó un prendedor de oro en forma de pistola.

Un zoo particular

Si Pablo Escobar, el traficante más importante de Colombia, llegó a tener 190 especies en el zoológico que construyó en 1982 para su hijo, en Chile ha habido un par de curiosos intentos por emular al fallecido fundador del Cartel de Cali. El primero ocurrió hace cinco años, y el último hace apenas un mes.

En 2005, cuando la policía detuvo a Oscar Gálvez Calderón, hermano mayor de Bryan -el adolescente de La Legua que fue buscado por más de 100 policías-, le incautó en su parcela de Buin una serie de animales: un ciervo, una alpaca negra y un caballo percherón blanco, que hoy está en el Zoológico de Buin. Cuatro años después, una curiosa noticia apareció en la crónica roja: la detención por tráfico de drogas de Ricardo Medel, quien en la parcela que arrendaba en Pudahuel tenía un mini zoológico con pavos reales, perros galgos, vacas, un pony, caballos y una pista para carreras a la chilena. No era todo: la policía encontró 40 kilos de cocaína y detuvo a 15 personas, la mayoría vendedores de droga de regiones que se disponían a faenar un burro para un asado. Cuando a Medel le preguntaron por qué intentaban comerse al animal, respondió: "Es que la carne es muy blandita".

Cirugías en efectivo

La alerta le encendió en 2006 Jorge Ibeas, detenido por vender drogas y quien había costeado las cirugías plásticas de su polola y su abuela. Cuatro años después, las operaciones son comunes entre las bandas. Por ejemplo, Giovanna, la mujer del líder de Los Ciprianos, se operó con un conocido cirujano plástico, al que le pagó con "sencillo". Lo mismo hizo la esposa de Alejandro Cavieres, Clara Tobar, quien se operó en una clínica privada. Quiso "cancelar en efectivo", pero le explicaron que ése no era el procedimiento habitual.

No es todo. Cuando Cavieres fue detenido, la policía manejaba información de que estaba a punto de operarse la nariz con un famoso cirujano. La razón: dicen que detesta que le llamen El Carejarro y que hasta hoy, cuando está a punto de empezar su juicio, niega que su apodo sea ése.

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