Por Claudia Farfán M. Junio 11, 2010

El cardenal Jorge Medina pasa la mayor parte de su tiempo en un sencillo departamento de Las Condes, donde vive desde que llegó de Roma. En medio del silencio que ahí existe, parece ajeno a la difícil situación que afecta a la Iglesia Católica debido a las denuncias de abuso sexual cometido por sacerdotes. Sin embargo, cuando suena el teléfono surge en escena el sacerdote influyente, el mismo que fue uno de los hombres más poderosos del Vaticano. Más de un obispo lo llama para consultarle su opinión acerca de las polémicas declaraciones que hizo el padre Felipe Berríos a la prensa. Además, a su escritorio llegó también la carta que envió monseñor Felipe Bacarreza a toda la prelatura del país, donde cuestiona las afirmaciones públicas hechas por el ex capellán de Un Techo para Chile. En particular, la mención que hizo a la falta de idoneidad que tendría el obispo del Opus Dei, Juan Ignacio González, para suceder al cardenal Francisco Javier Errázuriz.

En esta entrevista, Medina analiza los dichos del sacerdote jesuita y se explaya sobre la situación actual de la Iglesia.   

-El padre Felipe Berríos dijo que "sería complicado para la unidad de la Iglesia" y "un retroceso para el país" que monseñor Juan Ignacio González fuese el sucesor del cardenal Francisco Javier Errázuriz en el Arzobispado de Santiago. ¿Le sorprendió este juicio?

-Es una afirmación de una suficiencia muy grande. Él dijo en una entrevista que no quería ser "prepo". ¡Pero esa opinión es un modelo de prepotencia! Conozco a monseñor González Errázuriz desde que era niño, porque yo era compañero de colegio de su padre y de sus tíos y sé que es una persona absolutamente íntegra y un hombre fiel a la Iglesia.

-Berríos señaló que el obispo González trabajó durante el gobierno militar en la oficina de enlace que tenía La Moneda con la Iglesia y calificó esta función como una labor de "soplonaje".

-Sus afirmaciones no tienen fundamentos. Si en algún momento dado, un funcionario del gobierno militar le pidió algún consejo a monseñor González, estoy seguro de que su aporte fue absolutamente correcto y en la línea de lo que es un buen católico. No puede negarse a colaborar con una persona que le pide una ayuda para un buen objetivo. Alguien con la altura moral del obispo de San Bernardo no se iba a prestar para el soplonaje. Él trabajaba como abogado en Carabineros y esta institución pertenece al Obispado Castrense, que es una institución de la Iglesia y vinculada al gobierno.

-¿Cree que este vínculo podría influir en un posible ascenso de monseñor González al Arzobispado de Santiago?

-Forma parte de su currículum vítae, el cual es impecable.    

-A su juicio, ¿cuál debiera ser el perfil del sucesor del cardenal Errázuriz?

-Para mí el arzobispo de Santiago debe ser un pastor. Es decir, un hombre fidelísimo  a la doctrina del Evangelio y a la de la Iglesia, y leal y obdediente al Santo Padre. Esas son las condiciones esenciales.    

-El padre Berríos dijo que la Iglesia requiere de sacerdotes más sencillos, que muestren el Evangelio no como una moral sino como una buena noticia.

-Vamos por parte. Él dijo que existía un exceso de sacerdotes. Hace 50 años había, más o menos, uno por cada 2.500 personas. Actualmente, hay uno por cada 7.500. Quienes ejercemos el ministerio estamos solicitados en cada momento por las peticiones de servicios pastorales por parte de la gente. Entonces ¿cómo puede decirse que sobran sacerdotes? Asegura el señor Berríos que se necesitan religiosos sencillos. ¿Y los párrocos que están dispersos por los campos no son sencillos? ¡Son entregados en alma y cuerpo a su ministerio con enorme sacrificio!    

-¿No está de acuerdo, como asegura el padre Fernando Montes, que hay ciertos grupos de la Iglesia Católica chilena que se han enfocado sólo en la elite?

-Retomaría primero lo que dijo el señor Berríos. Jesús mismo, en el sermón de la montaña, que supongo que él leyó, comenta los mandamientos de la ley de Dios y los perfecciona. De manera que el Evangelio implica necesariamente una moral. El padre Berríos dice que la mejor manera de misionar es hacer mediaguas. Me parece una afirmación sorprendente en boca de un sacerdote, porque el gran misionero en los principios del cristianismo fue San Pablo y él nunca habló de esto. Él predicó el Evangelio de Jesucristo. Ahora, respecto del padre Montes: si dice eso, afirmo que la Iglesia se debe a todos, no se puede marginar a nadie. Al que es pobre se le atiende porque es pobre, y al que es rico se le atiende no porque sea rico, sino porque merece la atención pastoral.

-¿A qué atribuye las críticas vertidas por el padre Felipe Berríos?

-A juzgar por ciertas afirmaciones que hace, me queda la impresión que su formación teológica es muy deficiente.

"El celibato es una gran garantía"

-¿Percibe una Iglesia más cerrada en estos últimos años?

-No lo creo. En los seminarios hay personas de todos los niveles sociales. De manera que no veo que exista clasismo. Pienso que nuestra institución nunca ha estado cerrada a un grupo determinado por consideraciones socioeconómicas.

-Según trascendió a la prensa, el cardenal Errázuriz ha considerado intervenir la Iglesia Sagrado Corazón de El Bosque, justamente porque se transformó en una comunidad cristiana muy cerrada. ¿Qué visión tiene sobre esta parroquia de Providencia?

-No quisiera hacer juicios pastorales sobre realidades de la diócesis de Santiago, porque no soy el arzobispo. Yo hago fe en  lo que el cardenal Errázuriz determine.

La iglesia del cardenal Medina

-¿La Iglesia Católica ha perdido influencia en Chile?

-Atravesamos un momento difícil. Existe una baja importante en el número de niños que se bautizan. También hay una disminución importante en el número de personas que contraen matrimonio. En ciertos medios se afincó la costumbre de convivir sin estar casados y, eventualmente, hay quienes propician leyes que favorecen el aspecto patrimonial de las personas que conviven maritalmente sin ser marido y mujer. Cuando, con el apoyo de ciertos personajes, incluso de todos los senadores democratacristianos, se votó la Ley de Divorcio, se realizó un acto, que el señor Lagos calificó como "histórico". Eso fue ,en realidad, un desastre histórico para el país y para la Iglesia. Según  información que he leído existe anualmente el mismo número de matrimonios civiles que de divorcios.  El padre Berríos dice que el matrimonio es un privilegio. ¡El matrimonio es el estado normal de convivencia entre un hombre y una mujer para toda la vida!

-¿El celibato debería revisarse?

- En abstracto, podría revisarse, pero la Iglesia latina, a lo largo de los siglos, nunca lo ha querido hacer, a pesar de todas las presiones que ha habido y a pesar de que, en algún momento, el número de personas que no vivían   fielmente el celibato no era tan pequeño.  

-¿Pero cuál es su opinión al respecto?

-El celibato debe mantenerse porque es una gran garantía. Primero, de libertad para los sacerdotes. Segundo, de servicio pastoral para la gente y de anunciar y recordar, humildemente, que no todo se juega en el plano de lo visible y de lo temporal. Un sacerdote ortodoxo casado, en Rusia, me decía -estábamos en tiempos de Stalin; o sea, cuando la persecución contra la Iglesia era dura, de la cual nadie habla, porque de esos atentados contra los derechos humanos que realizaron los comunistas no se habla-: "Si a mí me agarran y me torturan, yo me dejo matar; pero si agarran a mi mujer y a mis hijas y las comienzan a torturar yo no sé qué pasa". En momentos de persecución, el celibato también es una mayor garantía de libertad para profesar la fe, aunque por ello hubiera que dar la vida.

Karadima: "no puedo hacer mucho más que orar"

-¿Qué repercusión ha tenido en la Iglesia chilena el mensaje de Benedicto XVI frente a los casos de abuso sexual cometido por sacerdotes?

-Los casos en nuestro país no son muchos. Hasta donde yo sé, se trata de doce o quince, entre un universo de 1.500 sacerdotes. Cuando ha habido casos, la Iglesia actuó y las personas fueron sancionadas por los tribunales civiles y por las autoridades eclesiásticas. De manera que no podría decir que ha habido una actitud de complicidad o de encubrimiento. En mi opinión, se ha procedido con prudencia para evitar cometer injusticias.  

-Que la Iglesia atraviesa dificultades hoy me parece una cosa bastante clara. No es la primera vez en la historia que sucede. A lo largo de los siglos ha habido momentos muy difíciles. Sin embargo, no pienso que su credibilidad esté afectada.

-Se cuestiona que el cardenal Errázuriz demorara más de dos años en iniciar una investigación eclesiástica contra el padre Fernando Karadima.

-No quisiera referirme a este caso en particular, porque es un problema que está en manos del arzobispo. Él designó a un Promotor de Justicia a cargo de llevar adelante el asunto, y yo hago fe en lo que decida mi hermano en el episcopado, el cardenal Errázuriz.

-Más allá de esta situación que afecta al ex párroco de El Bosque, ¿percibe que los obispos de nuestro país son partidarios de aplicar un criterio severo contra los sacerdotes que abusen de su autoridad, tal como ha pedido Benedicto XVI?

-Sí. El episcopado chileno es muy fiel al Santo Padre. Ésa es la actitud correcta, porque es una actitud pastoral.

-¿Hoy, en Chile, existe una mayor preocupación por las víctimas de los abusos cometidos por religiosos?

-La preocupación por las personas que han sufrido un perjuicio es algo que, aunque no lo hubiera dicho el Papa, está vigente: en lo que se refiere al perdón de los pecados, cuando una persona ha causado un daño, parte del arrepentimiento sincero es la voluntad de reparar dicho perjuicio. Y eso vale también en el caso de los abusos en el orden sexual.

-En un sentido más personal, ¿cómo asumió las denuncias que existen en contra del padre Karadima?

-Me ha dolido. Ciertamente que me ha resultado doloroso. Y no puedo hacer mucho más que orar. Cuando uno reza, sabe que Dios, nuestro Señor, lo escucha. Y yo le pido al Señor que todo sea en la forma que más convenga a su gloria.

-¿Le afectó más porque lo conocía?

-Sí. ¿Quién no conoce al padre Karadima? ¡Todo el mundo! De su parroquia han salido tantos sacerdotes, que el   dolor es grande. Espero que nuestro Señor, como dice el viejo refrán, "escribe derecho con líneas torcidas", también escriba derecho en una situación que es para todos nosotros ingrata. Pero no hago juicios de culpabilidad hasta que se pronuncie la autoridad pastoral de la Iglesia.

La iglesia del cardenal Medina

En defensa de Juan Pablo II

-¿Pasa la Iglesia por una crisis de credibilidad?

-Que la Iglesia atraviesa dificultades hoy me parece una cosa bastante clara. No es la primera vez en la historia que sucede. A lo largo de los siglos ha habido momentos muy difíciles. Sin embargo, no pienso que su credibilidad esté afectada.

-Una de las mayores críticas radica en la demora con que actuó la jerarquía eclesiástica frente a este tipo de situaciones.

-Puede ser que, para algunas personas, se debió proceder antes, pero siempre ese juicio es relativo, porque ¿cuál es el momento más prudente para hacerlo sin cometer una injusticia por apresuramiento indebido? Para los católicos que son verdaderamente tales, la Iglesia sigue contando con su confianza, cariño y adhesión.

-Se ha cuestionado la forma en que Juan Pablo II abordó los casos en que se veían involucrados sacerdotes.

-El Papa Juan Pablo II, de santa memoria, fue un gran pastor y un hombre muy recto, que nunca quiso precipitarse. A él le agradaba actuar sobre evidencias. Sólo cuando éstas existían, tomaba una decisión. Yo en ese tiempo trabajaba como ministro del Papa y me tocó analizar algunos de estos casos. Le pedí al Santo Padre facultades especiales para resolverlos, incluso por encima de las normas canónicas vigentes en ese momento. Él acogió mi solicitud y las denuncias que llegaron a mí, que eran más o menos  unas veinte, se resolvieron con prontitud.

-Un sector de la Iglesia piensa que Juan Pablo II protegió al padre Maciel.   

-El sacerdote Maciel fundó la Congregación de los Legionarios de Cristo, que es una institución sumamente meritoria. Creo que el Papa Juan Pablo II tenía gratitud hacia él, porque siempre fue sumamente colaborador. Para el Santo Padre era muy difícil imaginar que una persona corrupta estuviese detrás de frutos tan positivos. Por eso, pienso, prefirió esperar a que llegaran suficientes evidencias y sólo entonces tomó las decisiones que correspondían. Ahora bien, en este caso, existía un problema de doble personalidad en Maciel, muy emparentado con la esquizofrenia.  

"Berríos dijo en una entrevista que no quería ser 'prepo'. ¡Pero esa opinión es un modelo de prepotencia! Conozco a monseñor González desde que era niño, porque yo era compañero de colegio de su padre y de sus tíos y sé que es una persona absolutamente íntegra y un hombre fiel a la Iglesia".

-El padre Fernando Montes dijo que le ha hecho muy mal a la Iglesia el secretismo con que ha tratado los casos de abuso sexual.

-La Iglesia siempre ha tenido como costumbre manejar ciertas materias con bastante discreción, porque de publicarse ciertas cosas, se crean dificultades que hacen más difícil llegar a una solución. Los propios padres jesuitas están divididos en dos categorías: los profesos de la Compañía y los coadjutores espirituales,y pocos saben, quién pertenece a uno y quién al otro grupo. Ahí también existe discreción y es razonable que la haya.

-Para algunos el secretismo es la antesala del encubrimiento.

-A las cosas se les puede dar el nombre que cada cual le quiera poner. Encubrimiento implica la voluntad decidida de ocultar un hecho delictivo para que alguien eluda su responsabilidad. Eso es incorrecto. En cambio, la discreción consiste en no hacer públicas cosas, sino cuando sea oportuno y necesario. En Chile, existe un viejo refrán que dice "la ropa sucia se lava en casa".

-¿Qué le parece la afirmación de Enrique Correa, quien señaló en Qué Pasa que existió encubrimiento institucional de parte de la Iglesia frente a los casos de abusos deshonestos?

-No sé qué antecedentes maneja el señor Correa. Puede ser que haya habido uno u otro caso que se pudiese calificar de encubrimiento, pero no tengo antecedentes para hacer un juicio tan grave.

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