Por Hermógenes Pérez de Arce* Junio 11, 2010

Marcelo Bielsa es todo un personaje. Su actitud general insinúa que poco le importa el "qué dirán". Sin embargo, se saca los anteojos cuando las cámaras lo enfocan. Entonces, quiere decir que le importa cómo lo vean los demás. El medio influye en él.    

También tiene una dosis de soberbia y no le gusta que lo manipulen. De ahí su comportamiento del otro día, durante la visita presidencial a Juan Pinto Durán. Sabía que estaba siendo objeto de un manejo publicitario en beneficio de otro y, por eso, tras un apretón de manos apenas comedido (y dejando la otra mano en el bolsillo del pantalón), se mandó cambiar. No está para comparsa de un político, ni menos de uno que (cree él, porque a lo mejor no es tan así) tiene una ideología diferente a la suya, de centroizquierda.

Pero, en su trabajo, Bielsa es la personificación del rigor, lo cual lo convierte en un personaje perfectamente atípico dentro del fútbol chileno, caracterizado justamente por la falta de rigor. A ese respecto, el recordado "Beto" Acosta decía, con toda sencillez: "Los jugadores argentinos, cuando llegan al medio chileno, se 'achanchan' (sic)".

Es que acá impera "la cosa chilena". Ésta, difícil de definir, aproximadamente consiste en que siempre lo principal es salir del paso sin esfuerzo. Sacar la "pega" con el menor trabajo posible, aunque no quede muy bien. Y después, a cobrar. En la profesión del fútbol, "la cosa chilena" consiste en jugar a la defensiva, pasar la pelota para el lado o para atrás, porque es más fácil que ir adelante, donde a uno lo espera el choque con el adversario. Entrenar poco, porque repetir jugadas es aburrido y hay que llegar pronto a la casa a almorzar y dormir la siesta. Después, a ver la tele y carretear un poco.

Y así estábamos de lo más bien, perdiendo casi siempre y sin ir a los mundiales por muchos años, cuando un dirigente medio gringo y de apellido difícil trajo a este tipo Bielsa. Un personaje completamente extraño al medio. Todo un "don Rigor". Estudioso a matarse, ve videos de fútbol todo el día. Sin perjuicio de eso, acepta dar conferencias, en las que habla como filósofo. No es que diga genialidades, sino más bien cosas obvias, pero las dice con el aire de todo un filósofo, con categoría.

De su mucho estudio, Bielsa extrae estrategias de movimientos, formaciones y jugadas preconcebidas, que hace ensayar una y otra vez a los futbolistas, hasta el agotamiento, en busca de la perfección o de lo más próximo a ella. Algo nunca visto en Chile. Y, llegado el partido, hace algo igualmente insólito: en lugar de ordenar "estar bien parados atrás", como era nuestra tradición, manda al equipo hacia el campo adversario y a atacar.

No lo podíamos creer. No sólo de local, sino como visita, ¡Chile al ataque! ¿Cuándo se había visto eso?

El éxito fue total. Chile segundo en la eliminatoria, a un punto del primero, Brasil, y por sobre Argentina, Paraguay y Uruguay, que siempre o casi siempre nos ganaban.

¿Se impuso Bielsa sobre "la cosa chilena"?

Un momentito. Es que el otro día vimos el partido Chile-México. Fue como rebobinar y ver jugando a la selección de antes, la de Lucho Santibáñez, con pases hacia el lado o hacia atrás y cero afán ofensivo. Me pregunté, alarmado: ¿La "cosa chilena" no habrá, a la larga, atrapado también a Bielsa? ¿No se habrá "achanchado", después de dos años de vivir en medio de "la cosa chilena"? Pero después le hicimos 2-0 a Nueva Zelandia, en Sudáfrica, jugando bastante a la ofensiva.

Así y todo, la inquietud subsiste, pues la pregunta no está del todo contestada.

*Abogado y periodista.

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