Por Francisco Sagredo | Periodista deportivo Junio 4, 2010

La Loba se pasea segura con sus tacos aguja por la tribuna y los camarines del Olímpico de Roma. Con falda corta y estilizadas piernas, ocupa sin complejos el sillón de la presidencia de uno de los clubes más importantes del calcio, la Roma.

Es Rosella Sensi, una de las pocas mujeres en el mundo con voz de mando en el fútbol profesional, al frente de un equipo que, hasta hace poco, peleaba punto a punto el scudetto con el todopoderoso Inter de Milán.

La llaman La Loba por su mirada y por el escudo que tiene en el pecho su club, una sociedad deportiva en la que Rosella (38) gestiona, con la habilidad de un talentoso volante, un patrimonio cercano a los 1.400 millones de euros y deudas que rondan los  500 millones de euros.

Presidenta del club desde el 2008, "la signora Sensi" heredó el cargo tras la muerte de su padre, Franco, multimillonario dueño de la petrolera Italpetroli e influyente empresario del sector turístico y editorial italiano.

El Clan Sensi

Il Don, como apodaban a Franco Sensi, se hizo presidente y accionista mayoritario del club en 1993, declarando que dejaba de ser un hincha fanático para transformarse en dirigente, con el objetivo de frenar "el viento del norte", es decir, el predominio del Milan, Juventus e Inter en el calcio.

Así nacía la conexión de Rosella con el machista mundo futbolístico; porque el destino no le regaló a Franco un hijo hombre que lo acompañara en la pasión giallorossa. Lejos de frustrarse, Il Don comenzó a llevar a sus tres hijas desde muy pequeñas al estadio, traspasándoles eso que en Italia llaman l'amore di tifoso.

Negocios de familia

Tras egresar de la exclusiva Escuela de Negocios de Roma, las hermanas Sensi adquirieron posiciones gerenciales en el holding familiar: Rosella asumió como directora general del club; Cristina encabezó la Gerencia de Comunicaciones, y Silvia desarrolló el Departamento de Marketing.

La Loba siempre fue la que más destacó. Regalona de su padre -como hija mayor-,  fue tomando el control de la institución debido a los problemas de salud de Franco. Ya en el 2003, la presidencia de Il Don era meramente decorativa: Rosella controlaba a la Roma dentro y fuera de la cancha, encargándose personalmente de la contratación de los refuerzos y las duras negociaciones con las estrellas del camarín romano.

Poco amiga de las entrevistas, La Loba reconocía en esos años ser "una figura atípica en un mundo de hombres", aceptando que "ser dirigente de la Roma tiene el atractivo de estar siempre bajo el sol de la popularidad… pero muchas veces terminas quemándote",  sentenciaba.

Cocina, shopping y "fratello" Totti

"El fútbol consume gran parte de mi día, el resto es propiedad de mi marido Marco y de mi hija Livia", declaró una vez, reconociendo que sólo cocinando pastas y mermeladas mataba los nervios en la previa de un partido.

rosella

Y el año pasado, durante el torneo 2008/09, debió de cocinar kilos de pasta y mermelada. La Roma cuajó una temporada horrible en lo deportivo y financiero, justo en el año que la final de la Champions League se jugaba en el Olímpico. Pero a ese partido -entre el Barcelona y el Manchester United- la Sensi sólo asistió como invitada en su propia casa. La Roma había quedado eliminada en los octavos, tras perder en definición a penales ante el Arsenal inglés. Esa fría noche de marzo, Rosella se quedó durante horas, sola en su palco, llorando la eliminación.

Fue una imagen de debilidad aprovechada por sus enemigos, quienes organizaron una protesta en Trigoria, el campo de entrenamientos del club. Quinientos hinchas con pancartas exigiendo la renuncia de la Sensi, quien ni se inmutó. En esos días fue sorprendida por los paparazzi cargando varias bolsas de diseñadores exclusivos, cerca del Circo Máximo romano. Al ser abordada por la prensa, se limitó a decir: "No puedo evitarlo, soy fanática de los zapatos de taco alto… aunque prefiero un taco al balón de Totti".

Esa frase tenía sentido porque, días después de la manifestación en Trigoria, citó a conferencia de prensa en su lujosa casa en Villa Pacelli. Ahí, ante los periodistas que esperaban su renuncia, apareció con el capitán Francesco Totti. La Loba daba dos mordiscos en una sola jugada: anunciaba la renovación por cuatro años de la máxima estrella de la Roma y afirmaba que para ella "Totti era como un hermano; el hijo varón que no tuvo mi padre, por lo que hemos renovado su contrato, comprometiéndome a seguir como Presidenta de la Roma mientras Totti sea il capitano".

La Loba Sensi se había movido con astucia, acallando las críticas, para continuar paseándose campante, con sus tacos aguja, por las tribunas y camarines del Olímpico de Roma.

*Editor y comentarista deportivo de TVN

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