Por Andrew Chernin Febrero 27, 2010

John Allen Jr. es hoy el vaticanista más respetado del planeta. Especialista en materias relacionadas con la Iglesia Católica, este periodista norteamericano escribe en el New York Times y en el National Catholic Reporter, además de ser usualmente entrevistado en televisión por cadenas como CNN. Del Opus Dei conoce bastante, sobre todo después de que investigara a este movimiento y publicara en 2005 el libro Opus Dei: An Objective Look Behind the Myths and Reality of the Most Controversial Force in the Catholic Church. El texto dividió a la crítica, entre quienes lo consideraron el libro definitivo sobre la Prelatura y los que lo acusaron de cierto blanqueamiento de imagen. Como sea, Allen maneja información cuando habla del tema.

-¿Cómo ha variado la percepción de los católicos y de la Iglesia sobre el Opus Dei?

-En el comienzo, el Opus Dei era completamente desconocido. Después pasa a ser extraño, misterioso y amenazante para la gente. Luego, masivamente controversial. Sin embargo, ahora ya se ha vuelto conocido. La gente siente que sabe qué es el Opus Dei. Y puede que les guste o no, pero ya no se sienten amenazados. Es algo conocido.

-¿Y por qué al principio era misterioso y controversial?

-Para una sensibilidad católica post Concilio Vaticano II, hay muchas cosas que son extrañas del Opus Dei. Como que sea bien conservador. Tiende a tener prácticas que no son normales para el común de la gente, como la rígida separación entre hombres y mujeres. A eso hay que añadir que históricamente el Opus Dei no ha sido muy bueno en las comunicaciones; es decir, en contar su propia historia. Entonces, a través de los años han adquirido una reputación de cerrados y sigilosos. Desde 1992 cuando fue la beatificación de Escrivá de Balaguer y el grupo sufrió una paliza de la opinión pública- han cambiado completamente esa reputación. Ahora tienen un sistema de comunicaciones sofisticado, abierto con los medios y el mundo exterior. El otro ingrediente es que al Opus Dei siempre le ha atraído un público de elite. Tienden a tener seguidores muy bien educados, exitosos profesionales y, en muchos casos, relativamente ricos. Eso también ha generado cierta sospecha de que hay una agenda política más amplia en el Opus Dei. Si envuelves todo eso, no creo que sorprenda que cuando la gente se enfrenta al Opus Dei por primera vez, se asusten.

-Considerando que practican una vida espiritual muy rigurosa, ¿cómo cautivan a los jóvenes?, ¿cómo planean aumentar sus seguidores?

-Primero que todo, no crece mucho. El Opus Dei ha estado desde 1928 y si miras la cantidad de numerarios, supernumerarios y asociados, tienen menos de 100.000 personas. Suman menos de 10.000 seguidores por década. Eso no es un ritmo acelerado de crecimiento. Y eso pasa porque el Opus Dei exige un compromiso intenso. Entonces, y respondiendo tu pregunta, no están apuntando al gran público de los jóvenes católicos. Apuntan a un pequeño nicho de jóvenes católicos intensamente motivados y profundamente fieles. Para ese pequeño grupo, el Opus Dei es muy atractivo.

-¿Y este crecimiento lento es intencional?

-La gente del Opus Dei está consciente de sus números y a través de las décadas no han hecho nada para cambiarlos. Para ponerlo de otra forma: las políticas del Opus Dei apuntan hacia la calidad más que a la cantidad.

"A pesar de que el Opus Dei te va a decir que es para todos -en los 9 países que visité para mi libro, el Opus siempre quería mostrarme el mecánico o el basurero Opus Dei- al final del día, si analizas quiénes son los que típicamente se unen al movimiento, se trata de intelectuales, doctores, abogados y políticos, lo cual dice que hay gente muy poderosa que se mueve en su órbita. No hay nada malo en eso".

-¿Cómo se relaciona el Opus Dei con el poder?

-Hay miembros del Opus Dei que son bastante poderosos. Yo lo pondría así: a pesar de que el Opus Dei te va a decir que es para todos, que está abierto a cualquiera -sin ir más lejos, en los nueve países que visité para escribir mi libro, el Opus siempre quería mostrarme al mecánico o al basurero que eran Opus Dei, para convencerme de que no sólo eran de clase alta-, al final del día, si analizas quiénes son los que típicamente se unen al movimiento, se trata de intelectuales, doctores, abogados y políticos, lo cual quiere decir que hay gente muy poderosa que se mueve en su órbita. No creo que haya nada malo en eso.

-¿Por qué no resulta atractivo para clases medias y bajas?

-Sí, resulta atractivo. He conocido hombres y mujeres de clases media y baja que son miembros del Opus Dei. Mi punto es que su perfil tiende a ser personas profesionales, trabajadoras y talentosas. Lo que significa que tiene una mayor parte de la elite. Lo que sí diría, es que no veo evidencias de que el Opus esté persiguiendo alguna agenda política específica. Creo que lo cierto es que los miembros del Opus Dei tienden a ser muy conservadores, tanto política como teológicamente, así que vas a encontrarlos participando activamente en movimientos conservadores. Pero no es porque el Opus Dei les haya dicho que lo tenían que hacer.

-¿Se gana profesionalmente siendo parte del Opus Dei? Pareciera que entrega acceso a redes importantes.

-Informalmente es cierto. La idea principal del Opus Dei es la santificación a través del trabajo diario. Entrega una ética de trabajo fuerte. La gente quiere hacer su trabajo bien no por un cheque, sino para Dios. Lo que significa, primero, que la gente del Opus Dei es muy buena en su trabajo. Segundo, te introduce a una red social: conoces otra gente que está transitando el mismo camino que tú y, claro, informalmente se ayudan. Pero francamente hablando, no conozco mucha gente que se haya unido al Opus Dei para obtener ventajas en su carrera empresarial. Simplemente es demasiado sacrificio. Lo que digo es que el Opus Dei siempre va a tener un atractivo limitado. Exige demasiado a sus miembros. O sea, es algo que realmente tienes que querer hacer.

-El Opus Dei tiene muy buenos colegios y universidades, ¿es una forma de acercarse al poder?

-El Opus Dei es hoy, lo que los jesuitas solían ser ayer.

-¿En qué sentido?

-En el sentido de administrar universidades y escuelas muy buenas. Particularmente escuelas de negocios. Y atienden a la clase intelectual. Inevitablemente, eso significa que tienen una gran cantidad de influencia social.

-Usted dijo que el perfil del Opus Dei atrae más a gente de la clase alta ¿Cree que harán algo por cambiar eso?

-No. Creo que el Opus Dei tiene una fórmula muy fuerte de quiénes son. Yo en broma digo que son como el McDonald's de la Iglesia: es lo mismo sin importar el lugar del mundo en que estés. Un Big Mac es un Big Mac. No importa si estás en Bangkok o Chicago. Con el Opus Dei, en todas partes es igual.

John Allen, vaticanista: "Siempre les ha atraído un público de elite"

Un pedazo de la torta

-¿Cuáles serían las fortalezas y debilidades del Opus Dei?

-Lo primero que habría que decir es que la serie de controversias relacionadas al Opus Dei taparon la razón de su existencia, que no es promover que la gente se azote o separar a hombres y mujeres. Sino lograr la santificación a través del trabajo. Pero yo creo que su mayor contribución va por el lado del rol de los laicos en la Iglesia. Tienen mucho que decir en cuanto lo que los laicos pueden hacer. Mi experiencia trabajando con sacerdotes y obispos formados por el Opus Dei es que tienen un gran respeto por el rol de los laicos. Eso es extremadamente saludable.

-¿Y lo negativo?

-No sé, obviamente nunca va a ser el estilo de vida de la mayoría de la gente. La forma correcta de mirar al Opus Dei es como una de varias opciones dentro de una Iglesia Católica muy diversa. El Opus Dei siempre va a ser un pequeño pedazo en la torta de la Iglesia.

-¿Existe rivalidad entre el Opus Dei, los jesuitas, los Legionarios de Cristo…?

-Históricamente ha habido tensiones entre los jesuitas y el Opus Dei. Aunque ya se han calmado. Con los Legionarios no creo que haya rivalidades. En parte por lo que les está pasando a los Legionarios por estos días.

-¿Las diferencias con los jesuitas en qué se basaban?, ¿choque de ideas?

-Hace algunas décadas te habría dicho que sí. Básicamente había una vez en que un miembro del Opus Dei habría mirado a un jesuita como alguien que perdió su fe, que se secularizó y se volvió liberal. Mientras que el jesuita habría mirado al Opus Dei casi como un fanático peligroso de una secta de ultraderecha. Creo que esos estereotipos todavía existen. Pero la gente se ha calmado y aprendió a hacer distinciones. No todos los jesuitas y Opus Dei son iguales.

-Se lo pregunto porque en Chile hay líderes ligados al Opus Dei y a los jesuitas. Y la diferencia pareciera ser que los jesuitas son más visibles, aparecen más. Mientras los del Opus parecieran ser más ocultos.

-Ése es el problema del Opus Dei.

-Es gente importante y la ciudadanía quiere saber cómo piensan.

-Escrivá tenía una idea, que obtuvo de la Biblia: "Uno debe desaparecer para que Jesús pueda aparecer". Entonces la filosofía era que nunca hablaran de ellos mismos. No se promovían a sí mismos. Y eso es noble de cierta manera. Pero los hace ver cerrados y misteriosos. Sin embargo, los líderes más inteligentes del Opus Dei ya se han dado cuenta y se han abierto más. En Roma, el departamento de comunicaciones del Opus Dei es lo mejor que hay. Siempre están apareciendo en los medios.

-¿Qué debe mejorar el Opus Dei?

-La primera cosa, seguir mejorando su estrategia comunicacional. Creo, sin embargo, que lo más importante sería seguir trabajando para tener buenas relaciones con el resto de la Iglesia. Porque uno de sus problemas es que quieren hacer sus propias cosas. Cuando entran a una nueva diócesis, instalan un colegio o un centro y ponen a su propia gente, sin que nadie más sepa lo que están haciendo y sin pedir ayuda.

-Usted dice que el Opus Dei siempre va a ser un pequeño pedazo en la torta de la Iglesia. Considerando eso, ¿podrían desaparecer o perder influencia?

-No. Mi predicción es que lo que ves hoy es lo que verás en 100 años más. Un pequeño pero altamente motivado e influyente grupo dentro de la Iglesia Católica. Les piden demasiado a sus miembros para convertirse en un movimiento masivo.

-Es como un control de calidad.

-Claro. Son como los marines de la Iglesia Católica. Sabes, el lema de los marines en EE.UU. es "los pocos, los orgullosos". Y eso es, más o menos, el Opus Dei.

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