Por quepasa_admin Diciembre 5, 2009

Usain Bolt

Después de haber arrasado en la estampida de los hombres más rápidos del mundo en los Juegos Olímpicos de Beijing el 2008, Usain Bolt demostró algo que asustaba: aún tenía margen para mejorar. En agosto pasado, durante la prueba de 100 metros planos del Mundial de Atletismo de Berlín, el sprinter de Jamaica detuvo los cronómetros en 9,58 y quebró su propio récord. Esa carrera le valió un privilegio que sólo se guarda para pocos deportistas. Y ése es que también se escriba sobre ellos en las páginas de ciencias. En 2009, hablar de Bolt también significó hablar sobre los límites de la velocidad humana en el hectómetro: un estudio de Stanford la fijó en 9,48, a pesar de que Bolt grite que puede hacerlo en 9,40 segundos. Y ojalá sea cierto. Ojalá Usain tenga razón. Ojalá que el relámpago pueda golpear tres veces.

Vampiros

Vampiros

Por Yenny Cáceres

En un año de crisis, uno de los mejores negocios del año estuvo en manos de unos tipos sorprendentemente pálidos. El 2009 partió y terminó con los vampiros creados por Stephenie Meyer tomándose las pantallas de cine en todo el mundo. Si lo de Crepúsculo, a inicios de año, fue un buen debut, lo de Luna Nueva pinta para récord: en dos semanas de cartelera, sólo en Estados Unidos lleva acumulada la friolera de US$ 230 millones.

Las mismas chicas que se devoraron la saga de Meyer, ahora llegan a la avant première de Luna Nueva dentro de jaulas y disfrazadas de lobo. Porque la fiebre también chorrea al resto de las bestias de la noche y se nos viene la moda de los hombres lobo, con un guapo-recio como Benicio del Toro protagonizando una película y Canal 13 subiéndose al carro y preparando una teleserie de tipos peludos.

Pero lo más perturbador de este fenómeno es que los vampiros de Meyer (una mormona, a fin de cuentas) suponen una total distorsión del mito del vampiro. Donde antes reinaban los colmillos, la sangre y una evidente tensión sexual, ahora es el terreno de una historia bobamente romántica, donde el jovencito de la película es un tipo andrógino y de labios pintados que se niega a morder a su amada. Por lo mismo, no deja de ser una audacia que TVN se haya sumado rápidamente a la moda con Conde Vrolok: no sólo por su oportunismo, sino también por mostrar dos escenas de sexo contra natura durante su primer capítulo.

Es cierto que Vrolok no cumplió las expectativas y nos dejó huérfanos de Elisa. Pero lo de la saga Crepúsculo supera los límites. Porque hay películas malas que nos hacen reír. Y hay películas malas que le hacen mal a la humanidad. Y mientras Meyer y su moral de manual sigan contando billetes, la mejor película de vampiros del último tiempo, la sueca Déjame entrar, seguirá esperando por alguna sala en medio de una cartelera local copada hasta el hartazgo por vampiros asexuados y tediosos. Esperando por chicas (o chicos) que aún siguen disfrutando de una buena mordida en el cuello.

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