Por quepasa_admin Noviembre 21, 2009

La clase alta de Santiago desconfía y cree que el resto también lo hace. La encuesta "Confianza en los Sectores Altos", de la Escuela de Periodismo de la UDP y Feedback, muestra que los integrantes de los grupos socioeconómicos más acomodados de la capital viven con altos niveles de desconfianza y piensan que esta sensación se encuentra ampliamente extendida en el país.

Las cifras son claras. El 73% de los encuestados -todos miembros del nivel alto- está de acuerdo o muy de acuerdo en que la mayoría de la gente se aprovecharía de ellos si tuviera la oportunidad de hacerlo. Y el 51% concuerda que, por norma general, se debe desconfiar de las personas desconocidas.

Si bien la desconfianza es más fuerte en la medida en que se pregunta por relaciones que se alejan de la intimidad, la familia tampoco se salva. Un nada despreciable 45% está de acuerdo o muy de acuerdo con que a veces se desconfía hasta de los propios familiares, una cifra superior al 42% que se manifiesta en desacuerdo o muy en desacuerdo frente a la misma afirmación.

Al interior de los sectores altos se encuentra un grupo que, además de tener una elevada desconfianza, tiene la sensación de que permanentemente está siendo perjudicado. Casi 3 de cada 10 entrevistados están de acuerdo o muy de acuerdo con que a menudo se están aprovechando de ellos. Es decir, se trata de personas que creen que ni siquiera el actuar con recelo los libra finalmente de pagar costos en sus relaciones sociales.

Los segmentos altos no sólo desconfían, también proyectan esa sensación en los demás. El 68% considera que los chilenos son desconfiados o muy desconfiados. Esta situación es un nuevo reflejo del bajo capital social que, de acuerdo a diversos estudios internacionales, existe en Chile. Cuando no se confía y se supone la desconfianza de los demás, las posibilidades de asociarse y actuar juntos disminuyen dramáticamente, afectando esferas tan distintas como la calidad de vida democrática y la fluidez para hacer negocios.

El estudio también mostró la presencia de fuertes estereotipos a la hora de explicar las razones que tienen para sospechar de otros. Un 36% consideró que el principal rasgo que define a una persona como sospechosa es su forma de hablar, más atrás le siguió la expresión de la cara (35%) y la ropa con que se viste (16%).

Al analizar la encuesta, separando los resultados por niveles, se obtiene una conclusión principal: el nivel de desconfianza de los niveles medio-altos es superior al que tiene el segmento alto. Ello se puede explicar por la mayor desprotección en que se encuentran para enfrentar conflictos con instituciones, autoridades u otras personas.

Si en el sector alto, el 64% está de acuerdo o muy de acuerdo con que la mayoría de la gente se aprovecharía de las circunstancias si tuviera la oportunidad, en el sector medio-alto la cifra alcanza el 78%. Diferencias similares se registran al consultar por la desconfianza frente a las personas desconocidas y en la percepción de que otras personas se están aprovechando permanentemente de ellos.

Revisa aquí el nivel de confianza de los chilenos en general

Revisa aquí el nivel de confianza de los chilenos en relación con otras personas

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