Por quepasa_admin Octubre 3, 2009

Objetivo:

Hay que tener claro por qué se está estudiando. Suena lógico. Pero, a veces, no lo es tanto. Según los expertos, cada año aumentan los alumnos que, al terminar su postítulo, sienten que perdieron el tiempo y que aprendieron poco. Para evitarlo, hay que tener un objetivo fijo. Una estrategia de vida, de pensar en qué cargo se quiere estar en los próximos cinco años. El conocimiento se está volviendo accesible para todos, por ello la distinción, entonces, se da por saber elegir qué de ese conocimiento va a servir para el futuro. Así lo asegura Rafael Rodríguez, socio de Seminarium. "Hay carreras que en cuanto a conocimiento, con sus 5 años de pregrado aportan lo suficiente. El posgrado que aporte conocimiento nuevo que sirva para el tipo de carrera que quiero desarrollar es el que sirve".

¿Cuándo?:

Hace cinco años, la tendencia era salir de la universidad y matricularse en un posgrado. La idea era aumentar peso al currículo. Hoy, el asunto no funciona así. Lo recomendable es haber trabajado antes de cursar una maestría. Por lo menos, un par de años. "El verdadero plus de un posgrado es compartir, dentro de una misma sala, distintas experiencias profesionales. Las discusiones son valiosas y cada alumno se beneficia de la experiencia del otro", explica Henriette Iraçabal, editora del portal EducAmericas. En Chile, el promedio de edad de los posgraduados es de 34 años. Edad en la que, según los expertos, una persona cuenta con la madurez necesaria para saber cuáles son sus fortalezas y qué le falta para seguir escalando como profesional. "A los 30, un profesional ya debiera haberse destacado en su área. Por tanto, cursar un postítulo ayudará a validar su conocimiento", cuenta Raúl Rojas, gerente general de Focus Search. Se recomienda tener un mínimo de experiencia laboral de 4 años. Así, la maestría tomará más peso y el alumno podrá aportar.

Según todos los expertos consultados, el networking -relaciones entre los alumnos y profesores en la sala de clases- es el factor más incidente en el futuro laboral de los matriculados.

Dónde:

Actualmente, lo que más pesa a la hora de matricularse en un postítulo es la universidad que lo ofrece. La imagen de la casa de estudios, según Víctor Yáñez, lo es todo. "Estadísticamente, los altos cargos en el país están ocupados por profesionales que cuentan con estudios de las mejores universidades". Por eso, el alumno debe fijarse en la calidad de profesores, las aptitudes de los postulantes al posgrado, la malla curricular y la infraestructura de la casa de estudios. Un buen consejo para medir la calidad de la especialización es investigar a los egresados del programa. "El postulante debiera considerar todas las variables. Un buen posgrado siempre va a tener información sobre la gente que salió, en qué están, dónde trabajan. Ése es un buen punto de análisis", comenta Iraçabal.

Formato:

La oferta de posgrados está en aumento. Las cifras indican que cada año las mallas suman y, por ende, son varias las opciones que tiene el postulante. Para diferenciarse unas de otras, las universidades están ofreciendo distintos formatos de estudios. Unos más largos. Otros más cortos. Unos presenciales. Y otros online. El alumno, junto con considerar el resto de variables, también debe decidir qué formato se amolda más a sus horarios. "Si eres un profesional consolidado, probablemente no dispongas de mucho tiempo para estudiar. Un posgrado full time no te sirve. En cambio, hay otros que son vespertinos y que, si bien demoran más, tienen los mismos resultados que uno de dedicación exclusiva", explica Iraçabal. En cuanto al formato online, "es poco el valor que se le otorga en el mercado a un profesional con posgrado cursado por internet. La gracia de la especialización es presenciar, en primera persona, las cátedras y cursos", dice Raúl Rojas.

Red de contactos:

Éste es el mayor beneficio que un posgrado puede aportar. Según todos los expertos consultados, el networking -relaciones entre los alumnos y profesores en la sala de clases- es el factor más incidente en el futuro laboral de los matriculados. Ayuda, por ejemplo, a encontrar trabajo. "Mediante el nivel de contactos que el alumno tuvo, éste puede recibir una invitación a trabajar en una empresa. Invitación que no se habría dado de haber elegido una mala maestría", señala Rafael Rodríguez. Además, tener relaciones con profesionales destacados, siempre servirá para darse a conocer. Mantenerse al día. Averiguar el nivel de asistentes a la especialización es, ahora, un deber del postulante. Y exigir experiencia previa, un requisito que debieran aplicar las universidades. Así lo asegura Henriette Iraçabal, quien en su portal online entrevista, constantemente, a headhunters y directores de carreras. "Hay un valor importante en la discusión y diversidad que se da en una sala de clases, por eso hay que fijarse si la casa de estudios pide experiencia anterior. Los mejores posgrados son aquellos que seleccionan a sus alumnos siguiendo estrictos criterios. Ahí está la calidad". 

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