Por quepasa_admin Octubre 17, 2009

La encuesta confirma la baja confianza de los jóvenes en la política en general. Esto se refleja en los resultados que obtiene el gobierno (73% de desconfianza, pese a los niveles de aprobación que tiene la presidenta Michelle Bachelet), los municipios (67%), los parlamentarios de su distrito (90%) y los partidos (94%). Estas percepciones son transversales en los distintos estratos y es más pesimista la visión de los hombres que la de las mujeres.

Las grandes empresas no pasan el examen. En el segmento alto, el 77% poco o nada confía en ellas. En el bajo, la cifra es de 80%. Los números son similares tanto en los grupos etarios que han ingresado mayoritariamente al mercado laboral como en los que no lo han hecho.

Los números sobre la Iglesia Católica son negativos. El 64% de los encuestados confía poco o nada en ella. En los sectores altos las visiones son encontradas: son los que con mayor frecuencia responden "nada" cuando se les pregunta sobre la confianza que tienen en ella (36%), pero a su vez también lideran el grupo que más confía en dicha institución (16%).  Los hombres sancionan más a la  Iglesia que las mujeres.

Las grandes empresas tampoco pasan el examen. En el segmento alto, el 77% poco o nada confía en ellas. En el bajo, la cifra es de 80%. Los números son similares tanto en los grupos etarios que han ingresado mayoritariamente al mercado laboral como en los que no lo han hecho.

Dentro de las únicas instituciones respecto de las cuales los jóvenes muestran una opinión positiva están los medios de comunicación: 60% declara tenerles bastante o mucha confianza. Cosa similar ocurre con Carabineros.

Dentro de las únicas instituciones respecto de las cuales los jóvenes muestran una opinión positiva están los medios de comunicación: 60% declara tenerles bastante o mucha confianza. Cosa similar ocurre con Carabineros, ya que el 57% declara tener bastante o mucha confianza. Este último dato es relevante, por cuanto muestra que la falta de confianza generalizada en las instituciones no responde necesariamente a un perfil anómico. Por el contrario, permite deducir que existe respeto por quienes están encargados de hacer cumplir las leyes en terreno. Las cifras son transversales en los segmentos socioeconómicos.

En cuanto a la confianza que muestran hacia las personas de su entorno, se observa que ésta es bastante alta respecto de los grupos más cercanos. A medida que se alejan del entorno inmediato, la confianza se va haciendo cada vez menor. Así, los mayores niveles son depositados en los padres, con el 94%. Luego vienen los familiares (72%) y los amigos (71%). Sin embargo, en los segmentos bajos, quienes declaran tener "mucha confianza" en los amigos (29%), son  menos que en los altos, donde el mismo porcentaje es de 45%.

Llama particularmente la atención el grado de poca confianza que los jóvenes tienen en sus vecinos, a quienes uno tendería a pensar como dentro del círculo de personas cercanas en su entorno. El 76% declara tener baja o nula confianza en ellos.

Llama particularmente la atención el grado de poca confianza que los jóvenes tienen en sus vecinos, a quienes uno tendería a pensar como dentro del círculo de personas cercanas en su entorno. El 76% declara tener baja o nula confianza en ellos. Este dato sorprende, puesto que en los estratos socioeconómicos más bajos, en los cuales las redes sociales entre vecinos tenían una importancia capital, hoy la desconfianza se encuentra más extendida que en los niveles socioeconómicos altos. Esto puede, además, dar señales en otro sentido: la vecindad parece ser poco importante como entorno de socialización.

Los datos muestran que el capital social, aspecto vital para impulsar el desarrollo, es frágil en los sectores jóvenes. Sus niveles de confianza en las instituciones son extremadamente bajos. Además, en los segmentos socioeconómicos más bajos esta desconfianza se extiende a varias de las personas que forman parte del entorno inmediato.

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